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Enclavado en un paisaje idílico entre montañas y bosques frondosos, el valle de Cabuérniga se halla a apenas unos 30 kilómetros al sur de localidades turísticas como Comillas o Santillana del Mar.
El municipio de Cabuérniga engloba a ocho pequeños pueblos, que juntan entre todos poco más de 1000 habitantes, pero que poseen múltiples atractivos. Entre ellos, un relevante conjunto de arquitectura rural cántabra, una gastronomía suculenta, así como un entorno natural y paisajístico excepcional. Además, todavía subsisten aquí algunos artesanos de la cestería, la madera y la forja, siguiendo una tradición ancestral de varias generaciones.
El río Saja, uno de los más importantes de Cantabria, discurre por el fondo del valle y junto a él se distribuyen casi todos los pueblos y la carretera que los une. De manera que pueden visitarse casi todas las localidades, una tras otra, simplemente siguiendo la carretera secundaria CA-280.
En torno a las poblaciones se sitúan amplias extensiones de pastizales donde hozan las vacas mayoritariamente de la apreciada raza Tudanca. Y en cotas más altas se extienden frondosos bosques de robles, hayas y castaños, parte de ellos formando el Parque Natural de Saja-Besaya.
Por otro lado, cuando se hace referencia a todo el valle de Cabuérniga, no sólo engloba al municipio de Cabuérniga y sus 8 pueblecitos. También incluye a los municipios colindantes de Ruente y Los Tojos, donde se encuentra el precioso pueblo de Bárcena Mayor.
Breve historia
En el primer milenio antes de Cristo la región estuvo habitada por diversas tribus de los antiguos cántabros. Éstos fueron finalmente derrotados por las tropas romanas en las conocidas como Guerras cántabras entre los años 29 a. C. y 19 a. C. Sin embargo, en estas tierras de relieve agreste e inviernos rigurosos, la romanización no fue intensa, como en el resto de la península.
Edad Media
En el año 824, durante el reinado de Alfonso II de Asturias se redactó la Carta Puebla de Brañosera (una aldea al norte de la actual provincia de Palencia).
La Carta Puebla de Brañosera, de la que se conserva una copia fidedigna en el Monasterio de Silos, es probablemente el documento más valioso sobre la repoblación de la península por los reinos cristianos. En ella el Conde Munio Nuñez hace mención por primera vez a Cabuérniga y los caornecanos que repoblaron este pueblo castellano y sus tierras.
La Ruta de los Foramontanos es un camino histórico que rememora la travesía que hicieron muchos cántabros para repoblar los pueblos que los reinos cristianos iban conquistando a los musulmanes. La ruta tiene algo más de 92 kilómetros y atraviesa el Valle de Cabuérniga de norte a sur casi en paralelo al río Saja.
Cabuérniga pasó, más tarde, a estar bajo el dominio de la Casa de la Vega pese a la oposición del concejo local, que perdió un pleito en 1444 frente a Íñigo López de Mendoza y de la Vega, el Marqués de Santillana.
Cabuérniga hoy
En los últimos años la economía del valle ha dado un vuelco significativo, perdiendo la ganadería y la agricultura su tradicional preponderancia.
En la actualidad el sector servicios ocupa a más del 40% de los habitantes de Cabuérniga, en gran parte por el auge del turismo en la zona.
Cómo llegar
La quebrada orografía del valle de Cabuérniga ha determinado que únicamente se pueda acceder a él por tres puntos. La vía principal es la carretera CA-180 que penetra en Cabuérniga por el norte proveniente de Cabezón de Sal o Cos.
Mientras que, al oeste y al sur, dos estrechas carreteras de montaña conectan con los concejos de Rionansa y Los Tojos. Al Oriente de Cabuérniga se extiende el Parque natural del Saja-Besaya que, con 24.500 ha, es una de las mayores reservas naturales de Cantabria.
Qué ver en Cabuérniga
De los ocho pueblos del municipio de Cabuérniga, la mitad cuentan con algún tipo de protección por el valor de su conjunto histórico. Carmona está declarado (BIC) Bien de interés cultural, mientras que Valle, Terán y Renedo son (BIL) Bienes de interés local.
Carmona
El pueblo de Carmona, en el extremo noroeste del valle de Cabuérniga, es el más pintoresco, no en vano, forma parte de la asociación de Los Pueblos más bonitos de España.
Su situación algo apartada ha propiciado un cierto aislamiento que ha permitido conservar su aspecto como “detenido en el tiempo”, sólo roto por los coches y alguna antena de televisión.
Carmona mantiene inalterado su antiguo trazado urbanístico y numerosas casonas tradicionales de los siglos XVII y XVIII. Abundan las casas de dos pisos, con arquería en la planta baja, mientras que en el piso principal sobresale una ostentosa balconada de madera orientada al mediodía. Entre ellas destacan las casas de la Calle del Sol y en especial la preciosa Casa de la Vera.
En todo caso, el edificio más relevante es, sin duda, el Palacio de los Mier flanqueado por dos torreones y con un gran blasón en el centro de su fachada.
Sorprende encontrar este espléndido palacio barroco en mitad de la montaña cántabra, con sus ventanas dando a un prado donde pastan las vacas. Hoy el Palacio de los Mier ha sido reconvertido en un hotel, mientras que otras casonas del pueblo han sido también habilitadas como alojamientos rurales.
Al otro lado de la carretera desparramado sobre la ladera de la montaña se asienta el barrio de San Pedro, de casas más modestas, pero no carentes de interés. Conviene subir también al Mirador de San Antonio, junto a la ermita del mismo nombre para ver una bonita vista de los barrios de abajo.
Aunque las mejores vistas se tienen desde la carretera que serpentea en dirección a la localidad de Valle. En un recodo de la carretera conocido como Asomada del Rivero se abre una panorámica espléndida del entorno y el pueblo de Carmona.
Valle
El Ayuntamiento de Cabuérniga se encuentra en la localidad de Valle, que además cuenta con numerosos servicios (supermercado, consultorio, farmacia, banco, restaurantes…). Ello provoca que sea un pueblo con mucha actividad y trasiego, especialmente en torno a la carretera principal.
El Ayuntamiento curiosamente esconde en su interior una antigua cárcel construida en el siglo XVI. Merece la pena pasear por las callejas de Valle y tropezarse con numerosas casonas solariegas en particular en el Barrio de Abajo.
Quizá las más imponentes sean las conocidas como Casonas del Sindicato, con sus grandes arcadas en la planta baja y una larga balconada de madera en el piso superior. Estos edificios han sido utilizados a lo largo del tiempo para muy distintos menesteres: Cuartel de la Guardia Civil, Museo etnográfico, Casa de Cultura…
Aunque algo deteriorada también destaca la Casona de Rubín de Celis del siglo XVIII con su triple arcada y su enorme blasón en lo alto.
Otros pueblos
A escaso medio kilómetro al sur de Valle se encuentra Terán, formado a su vez por cuatro barrios desparramados entre el río Saja y la carretera. El Barrio de Villanueva es quizá el más interesante de todos ya que cuenta con uno de los edificios más singulares y también más ruinosos del valle.
A finales del siglo XIX la población del valle rondaba los 4000 habitantes y se hizo necesario construir unas escuelas para los estudiantes cabuérnigos.
Finalmente, en 1887 se abrieron las Escuelas de Terán, un complejo educativo religioso construido en estilo neoclásico. Éstas estuvieron en activo hasta 1936, posteriormente se usaron como biblioteca, cine y finalmente el ayuntamiento las vendió a un propietario privado en 1986. Su estado actual es de absoluto abandono, con árboles creciendo en su interior y lamentablemente amenaza a ruina.
Las antiguas Escuelas de Terán han sido incluidas en la lista roja de hispanianostra de Patrimonio en peligro.
Justo frente a las escuelas se extiende un parque conocido como la Castañera de Terán, con más de una treintena de castaños de buen tamaño. Junto a ellos encontramos la iglesia de Santa Eulalia del siglo XVIII, aunque su origen es muy anterior.
Merecen también una visita los demás pueblos del municipio, en especial Sopeña por el gran número de casonas montañesas, algunas de ellas con 300 años de antigüedad. En Sopeña también se encuentra la quesería Gomber que elabora más de una docena de variedades de quesos de leche de oveja y vaca, muy apreciados.
Renedo por su parte puede presumir de poseer una de las boleras más antiguas de Cantabria. El juego de los bolos está muy arraigado en esta parte de Cantabria y prácticamente todos los pueblos tienen su corro o bolera. Se dice que después del futbol es el juego que más dinero mueve en la región.
En Renedo hay una de las iglesias más interesantes del valle, de estilo barroco y datada en el siglo XVII. También aquí como en muchos pueblos cercanos hay una casona que perteneció a los Rubín de Celis. Esta fue una de las familias más influyentes de la región, en especial, en los siglos XVIII y XIX.
Rutas por Cabuérniga
Cabuérniga ofrece preciosas rutas en las que disfrutar de sus valores paisajísticos y naturales. Desde el pueblecito de Viaña parten diversos senderos que se adentran en el Parque natural Saja-Besaya, cruzando parajes de gran belleza con arroyos y pequeños saltos de agua.
Entre Sopeña y Terán también hay una ruta circular muy sencilla por la ribera del río Saja. Allí mismo encontramos el Camping Los Molinos de Cabuérniga y muy cerca el Saja crea algunas pozas donde bañarse en verano.
Desde Carmona también puede hacerse la ruta de Las Lindes de casi 8,5 kilómetros. El recorrido es de cierta exigencia ya que se sube la montaña hasta la ermita de Nuestra Señora de las Lindes. Pero las vistas merecen el esfuerzo.
Qué ver en los alrededores
Más allá de Cabuérniga, en los municipios vecinos existen también numerosos atractivos, lo que hace necesario prolongar la estancia en esta región.
Bárcena Mayor es, sin duda, un pueblo muy pintoresco considerado una de los mejores conjuntos de arquitectura tradicional cántabra.
El elemento más distintivo de casi todas las casas es su bonita balconada o solana de madera, orientadas en su mayoría al sureste para aprovechar la luz del sol.
Bárcena Mayor se ha convertido en el mayor atractivo de toda la zona y cuenta con varios restaurantes y casas rurales.
Ruente también forma parte del Valle de Cabuérniga, y cuenta con numerosas casonas de estilo montañés, así como uno de los parajes más singulares de la zona: el manantial de La Fuentona. Esta surgencia mana de la misma roca y crea un pequeño estanque rodeado de un acogedor parque.
Unos kilómetros más al norte, merece la pena detenerse en Cos, un pueblecito de lo más encantador y en Mazcuerras donde todavía se conserva la casa de Concha Espina, una de las grandes escritoras del siglo XX.
Dónde comer
A Cabuérniga llega cada año un mayor número de visitantes atraídos por la excelente cocina local. Ésta tiene en el cocido montañés su plato más emblemático, aunque también tiene gran importancia las carnes especialmente la de ternera Tudanca. Entre los pescados destacan la trucha y el salmón pescados en los propios ríos cántabros. Mientras que el queso picón y otros quesos de la región adereza numerosas salsas o encabezan postres espectaculares como la tarta de queso.
El Puente en Carmona es una casa de comidas que ofrece cocina tradicional hecha con cariño. Un buen sitio para pedir cocido montañés, carne y postres caseros.
El Restaurante El Camino Real en el pueblo de Selores es quizá uno de los más refinados del valle. Entre los platos principales brilla la carne de vaca Tudanca, mientras que en los entrantes hay variedad de verduras y quesos de la región. Está situado en una preciosa casa señorial del XVII y cuenta también con bar y hotel.
En Renedo encontramos el Restaurante Casa Juanillo, uno de los más valorados del valle. Ofrece un menú diario de gran calidad a un precio económico. Cocido montañés, carnes, pescados y postres caseros.
Dónde dormir
La Posada Trisileja se encuentra en el pueblecito de Cos, en la que podría considerarse la puerta de entrada al Valle de Cabuérniga.
Es posiblemente la mejor opción para alojarse en toda la región, debido entre otras cosas a su situación estratégica a tan solo 20 minutos en coche de la costa cántabra.
Este precioso hotelito solo tiene cuatro habitaciones, lo que asegura una estancia de lo más tranquila y agradable.
Las habitaciones son bonitas y acogedoras y mantienen la estructura original de una de las primeras fondas creadas en Cantabria. La relación calidad/ precio es excepcional.
Artículo escrito por David
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