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Quizá otras capitales europeas sean más visitadas que Lisboa. La ciudad portuguesa no posee la magnificencia de París, ni es tan señorial como Londres o tan cosmopolita como Berlín. Pero Lisboa, cubierta de azulejos de colores, desparramada por siete colinas y abierta al poderoso Tajo, justo antes de desembocar al océano, bien podría ser la ciudad con más encanto de todas ellas.
Y ello a pesar de que tras el terremoto de 1755, muchos barrios de Lisboa quedaron arrasados y gran parte del centro de la ciudad se levantó desde cero. Sin embargo, gracias, en parte, al entonces primer ministro Sebastião de Melo Marqués de Pombal, la capital de Portugal se reconstruyó en menos de un año. Y muchas de las plazas y edificios de aquella época son hoy algunos de sus mayores atractivos turísticos.
Llegar del aeropuerto al centro de Lisboa
Exísten muchos tipos de transporte para llegar a Lisboa desde el aeropuerto Humberto Delgado de Lisboa.
Tomar un taxi puede costar entre 15-20€ hasta el centro de la ciudad.
Pero también se puede llegar fácilmente en metro, mediante la Línea Roja, para más tarde hacer trasbordo en la línea Verde o en la Azul dependiendo de a que parte del centro se quiera llegar (ver mapa).
Plano Metro lisboa
Una de las paradas de la línea del aeropuerto (la roja) es la Estación de Oriente que permite hacer trasbordo con la línea de ferrocarriles portuguesa (en gris claro).
Si se prefieren las líneas de buses urbanos como el resto de lisboetas, habrá que tomar varios autobuses ya que ninguna línea realiza el trayecto desde el aeropuerto al centro de la ciudad. Ni tampoco se permite introducir grandes equipajes. Aunque puede ser una buena opción si se tiene el hotel en las afueras. Líneas: 705, 722, 744, 783.
El transporte público en Lisboa
Aunque sobre el mapa, el centro de Lisboa no tiene grandes dimensiones, las tremendas pendientes de sus siete colinas harán que decidamos tomar el transporte público en más de una ocasión.
Otra de las características de Lisboa, es que pese a tener un centro histórico con gran encanto, muchos de los más interesantes monumentos y museos se encuentran en barrios periféricos por lo que será necesario tomar a menudo el transporte público. Por ejemplo el museo más interesante de la ciudad, el Calouste Gulbenkian, se encuentra a 3km al norte de la Praça de Restauradores, en un barrio residencial sin mayores atractivos. Resultará de lo más práctico adquirir una tarjeta 7 colinas o Viva Viagem.
Metro de Lisboa
El metro es sin duda el medio más rápido para moverse por Lisboa, aunque sólo existen de momento cuatro líneas. Sin duda la difícil orografía de la capital portuguesa dificulta la construcción de los túneles. Quizá la gran laguna de su red es que no llega las colinas, Castelo o Bairro Alto por ejemplo, pero si cubre los lugares clave de la ciudad como la Praça do Comercio, Rossio, Marques de Pombal y el aeropuerto.
Plano Metro lisboa
Carris: Autobuses, tranvías y elevadores
La empresa que posee la concesión de los transportes públicos en superficie de Lisboa se llama Carris (autobuses, tranvías y elevadores). Carris gestiona una red de más de 100 líneas de bus, 5 tranvías y varios elevadores y ascensores entre los que se cuentan cuatro clasificados como Monumento Nacional.
Mapa de transportes Carris (Autobuses, tranvías y elevadores)
El medio de transporte más usado por los lisboetas es probablemente el autobús cuyas líneas llegan hasta el último rincón de la ciudad.
Pero para desplazarse por el centro de Lisboa, a menudo con calles estrechas y onduladas es mejor hacerlo en sus famosos tranvías. Perfectamente adaptados al tráfico y a la falta de espacio.
Los ascensores y elevadores de Lisboa
Aunque la forma más pintoresca y curiosa de subir las pronunciadas cuestas lisboetas es utilizando sus ascensores que no son otra cosa que estrechos funiculares. Los ascensores trepan por las laderas y salvan alturas de cientos de metros entre casitas modestas pero bonitas. Se construyeron a finales del siglo XIX para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, pero ahora se han convertido en verdaderos reclamos turísticos. Existen tres de estos ascensores, dos de ellos parten muy cerca de la Praça de Restauradores (el ascensor do Lavra y el ascensor do Glória) aunque el que tiene más encanto es el Ascensor da Bica en el Bairro Alto que es el que sube una mayor pendiente y que tiene el río Tajo como telón de fondo entre las casas.
Por su parte el precioso Elevador de Santa Justa es un ascensor neogótico construido en hierro en 1902. Pero que a diferencia de la frialdad de otras obras de este estilo, muestra filigranas y decoraciones vegetales muy hermosas, más propias del art nouveau, del que era contemporáneo. Lo construyó Raoul Mesnier du Ponsard un ingeniero portugués de origen francés muy influenciado por la obra de Eiffel. Conecta La Baixa con el barrio de Chiado y desde arriba se tiene una de las panorámicas más hermosas de Lisboa.
Tarjetas transporte y Lisboa Card
Vale la pena hacerse con una tarjeta 7 colinas o Viva Viagem, son recargables y personales. Resulta la manera más práctica y económica de moverse por toda Lisboa. Existen varias modalidades de tarjetas que puedes consultar en la página oficial de Carris:
Tarjetas transporte (7 Colinas o Viva Viagem)
Si se tiene previsto visitar muchos monumentos y museos y usar el trasporte público es conveniente comprar la Lisboa Card .
Por ejemplo, yendo en transporte público y visitando los monumentos de Patrimonio de la Humanidad de Belém ya se rentabiliza la tarjeta de 24h. (19€ en 2018)
El resto de tarjetas son: 48h (€32€) y 72h (40€)
La Baixa
Como su nombre indica, este barrio, quizá el más céntrico de la capital, se encuentra en una zona baja entre colinas. También se le conoce como Baixa Pombalina porque fue totalmente reconstruida por el Marqués de Pombal. La Baixa se puede considerar el corazón comercial y turístico de Lisboa.
Al norte del barrio se encuentra la Praça de Restauradores, amplia y funcional, posee estación de metro y numerosas líneas de autobuses que permiten conectar con el resto de barrios lisboetas. Aunque la que es realmente bella es la cercana Praça Rossio bordeada de elegantes edificios de los siglos XVIII y XIX. En ella destaca en uno de sus extremos el imponente Teatro Nacional Doña María II con su fachada neoclásica de aspecto de templo griego y también el bonito café Nicola de estilo art decó.
Desde Rossio bajan hacia el rio varias calles estrechas y coquetas, aunque la principal es la peatonal Rua Augusta, la calle comercial y turística por excelencia de Lisboa. La Rua Augusta es perfecta para pasear sin prisa viendo sus escaparates y tiendas aunque conviene evitar sus restaurantes los más caros de la ciudad y no precisamente los mejores. Al final de la calle aparece el majestuoso Arco da Rua Augusta que da paso a la plaza más grande y espectacular de Lisboa: la Praça do Comercio o Terreiro Do Paço. Una enorme plaza cuadrada rodeada de grandes edificios administrativos menos por un lado que va a dar al ancho Tajo.
A su lado otra plaza más modesta pero típicamente pombalina por su trazado cuadrado y amplio es la Praça do Municipio. En la que domina el edificio neoclásico del Ayuntamiento.
Alfama y Castelo
Al contrario de otros barrios de Lisboa, Alfama no sufrió grandes daños en el terremoto de 1755, por lo que mantiene su trazado medieval y sus callejuelas intrincadas. El barrio se desparrama por la ladera de la colina en un sinfín de edificios blancos y colores pastel de tejados rojos hasta llegar a la orilla del rio. Alfama fue poblado en su momento principalmente por familias de pescadores y sigue aún hoy siendo un barrio de gentes modestas, aunque el turismo ha hecho proliferar los cafés y los restaurantes donde resulta casi imposible no comer bien.
La Sé o Catedral es la iglesia más destacable de la ciudad. Según parece se construyó en el siglo XII sobre los cimientos de una mezquita, no en vano el nombre de Alfama tiene un claro origen origen árabe. Pero ha sufrido múltiples reformas, a lo largo de los siglos, debidas principalmente a los terremotos que sufrió la ciudad. La fachada con sus dos robustas torres y su hermoso rosetón conserva su aspecto románico pero en el interior hay nueve capillas góticas y también un elegante claustro del mismo estilo.
A dos pasos de la Sé, se encuentra quizá el edificio más curioso de Alfama, la Casa dos Bicos, llamada así por la decoración que cubre su fachada. Se construyó en 1523 con una clara influencia del renacimiento italiano y a día de hoy alberga la Fundación José Saramago, el famoso escritor portugués.
Alfama, es sin duda, el barrio lisboeta en el que merece la pena perderse sin rumbo. Recorrer sus callejones (aquí llamados becos) que serpentean por la ladera y tropezarse con alguna plazuela con terrazas, o un vistoso mercado de pescado. Muy cerca del rio se encuentra el Museo do Fado, ese género músical intrínsecamente portugués, muy apreciado en Alfama. En dirección contraria, trepando por la colina se puede llegar al mirador más espectacular del barrio, el de Santa Luzia.
Si se sube aún más se alcanza el barrio de Castelo. La subida es muy pronunciada por lo que quizás apetezca tomar el bus número 37 o los tranvías 12 o 28 o también desde el elevador do Castelo situado en La Baixa (Rua dos Fanqueiros 174).
El barrio de Santa Cruz do Castelo es un puñado de casitas que abrazan al castillo por su lado oriental y que quedan dentro del perímetro de las murallas, la mitad de ellas están algo desconchadas pero no carecen de encanto.
El Castelo de São Jorge también llamado dos Mouros (de los Moros) está enclavado en la colina más alta de la Lisboa antigua. Desde aquí se domina el estuario del Tajo y las excavaciones arqueológicas han permitido determinar que hubo aquí asentamientos fenicios, griegos, cartagineses, romanos y musulmanes. Finalmente en 1147 el rey Alfonso I de Portugal se lo arrebatara a tropas musulmanas.
Merece la pena pasear por su patio de armas y sus murallas, Desde las que se tiene una de las mejores vistas de la ciudad.
Chiado y Bairro Alto
El Chiado, como la Baixa, también fue reconstruido en gran parte por El Marqués de Pombal, sin embargo en este barrio de pronunciadas cuestas no fue tan sencillo. Hoy en día es un barrio comercial con tiendas elegantes y restaurantes con mucho encanto, como el café Brasileira con su fachada art nouveau y su famosa estatua del escritor Pessoa.
Si se viene desde La Baixa lo más recomendable es tomar el funicular del Ascensor da Glória, o mejor aún, el precioso Elevador de Santa Justa que sube hasta el Convento do Carmo. Ésta es una de las construcciones más singulares de Lisboa ya que permanece como quedó tras el terremoto de 1755, con sus arcos góticos desnudos y sin techumbre. El presbiterio se salvó de los temblores y hoy alberga un interesante Museo Arqueológico.
A pocas calles se encuentra la Igreja jesuita de São Roque que tras una austera fachada encalada esconde la capilla de São João Baptista, construida con los materiales más opulentos: oro, plata, piedras preciosas, mármoles nobles… El rey João V de Portugal encargó esta obra maestra del barroco italiano que fue desmontada y traída hasta Lisboa en 1750.
Más arriba del Chiado se encuentra el Bairro Alto, un laberinto de callejas estrechas que suben y bajan, con un trazado del siglo del siglo XVI. El barrio puede que no tenga grandes monumentos pero le sobra encanto y autenticidad. Es probablemente la zona con más tascas de la ciudad y una vida nocturna más activa por lo que merece la pena explorar sus calles rectas y angostas en busca de los restaurantes de moda.
Al sur del barrio se puede tomar el ascensor más pintoresco de Lisboa el de Da Bica que trepa por la colina. Y muy cerca se encuentra también el Miradouro de Santa Catarina que tiene una de las mejores vistas sobre el rio Tajo.
Belém
Como llegar a Belém
Tranvía: 15E (desde La Baixa)
Autobuses: 714 o 728 (desde La Baixa)
Tren de cercanías: Linha de Cascais (desde estación Cais do Sodre)
Belém se encuentra a unos 6 km al Oeste del centro de Lisboa. Y es posible llegar mediante varios tipos de transporte público.
Si se está en La Baixa lo más práctico es tomar el tranvía 15E en Rossio o la Praça do Comercio conocida también como Terreiro do Paço. Aunque también en esos mismos lugares llegan hasta Belém las líneas 714 y 728 de bus.
Por último se puede llegar en tren desde la estación de Cais do Sodré, tarda algo más pero no suele ir lleno de turistas.
Un poco de historia de Belem
Alejado del centro de Lisboa y a tiro de piedra de donde las aguas del Tajo se mezclan con las del Atlántico se encuentra Belém. Aquí construyó el rey Manuel I de Portugal apodado o Venturoso los edificios más bellos de la ciudad y quizá del país.
Durante el reinado de Manuel I (1495-1521), Portugal conoció quizá su momento de mayor esplendor internacional. Se descubrió una ruta atlántica a las Indias por el Cabo de Buena Esperanza, se exploró el Brasil y se establecieron relaciones diplomáticas y comerciales con la India y China. Todo ello trajo grandes riquezas e influencias al reino de Portugal que se materializó en un estilo que hoy conocemos como Manuelino. Este estilo arquitectónico se caracterizó por ser un gótico tardío con abundante decoración en especial motivos vegetales y marineros. Estos últimos inspirados por los grandes descubrimientos y conquistas de los marinos portugueses que arribaban a Belém desde las colonias de Brasil, África o la India con mercancías valiosas.
Monasterio de los Jerónimos
El Monasterio de los Jerónimos (Mosteiro dos Jerónimos) es la obra cumbre del estilo Manuelino. Construido a principios del siglo XVI gracias al lucrativo comercio de las especias. Se trata de un monasterio inmenso donde destaca la majestuosa bóveda de la iglesia. Y por supuesto, el precioso claustro acabado tras la muerte de Manuel I que destaca por su hermosa y recargada ornamentación.
El Museo de la Marina, se encuentra en el ala Oeste del Monasterio. En su colección repleta de maquetas de navíos, cartas e instrumentos de navegación destaca la época de los Descubrimientos y las colonias portuguesas.
Torre de Belém
El otro edificio que fue incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco fue la cercana Torre de Belém.
Fue construida, por Manuel I en los últimos años de su reinado, como parte del complejo de defensa de la ciudad, que completaban el baluarte de Cascais (unos 20km al Oeste) y el fuerte de Caparica en la orilla opuesta del Tajo.
Gran parte de la belleza del edificio se debe a su decoración exterior, de clara influencia islámica en las que destacan las gruesas cuerdas marineras y los escudos esculpidos en las almenas. Se divide en dos partes bien diferenciadas: la gruesa torre de cinco pisos y por otro el baluarte que se introduce en el propio río y en el que se situaban una línea de cañones.
En contraposición a la decoración exterior, el interior de la torre es bastanta austera, aunque destaca la bonita bóveda nervada de la capilla.
Desde la terraza de la torre se tienen unas vistas excepcionales del estuario del Tajo y del cercano Monasterio de los Jerónimos.
Dónde dormir en Lisboa
Una opción bastante interesante es el Hotel Portuense. Un alojaminento situado en un bonito edificio histórico azulado, pero con las habitaciones totalmente renovadas. Su mayor ventaja es su inmejorable situación muy cerca de la Praça Dos Restauradores y el Rossio.
Si el presupuesto no es problema y se desea disfrutar de un hotel con una de las mejores de Lisboa, sin duda la mejor opción es el Lisboa Pessoa Hotel. Situado muy cerca del Convento Do Carmo, en el precioso barrio de Chiado. Las habitaciones dobles rondan los 200€ la noche, pero teniendo en cuenta la amplitud de las habitaciones, las estupendas instalaciones del hotel y las inmejorables vistas de Lisboa y el Tajo se antoja hasta barato. El Lisboa Pessoa Hotel puede ser una opción magnífica para un plan romántico.
Enlaces de interés:
Carris (empresa de transportes de Lisboa)
Monasterio de los Jerónimos
Torre de Belém
Artículos de Portugal:
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