Cuando era pequeña, disfrutaba de los viajes por su paisaje y por lo que podían ofrecerme como diversión. Los viajes a la playa con mi madre. La excursión a la montaña. La simpleza de disfrutar por disfrutar. Tengo maravillosos recuerdos de esas tardes sin querer saber más.
Sin embargo, a medida que he ido creciendo y viajando, me he vuelto más curiosa y más sedienta de conocer el por qué de las cosas, y para mí ha sido el transcurso natural de todo ello: ¿por qué se construyó la Torre Eiffel, y cuándo? ¿Qué significa el Arc de Triomf de Barcelona? ¿Cómo será de distinta la cultura turca? Estas son preguntas que me he ido haciendo a lo largo de los años, y todas han sido contestadas porque he buscado su respuesta, o he preguntado, o he leído. No me gusta viajar y ser una ignorante… si lo puedo solucionar.
Encuentro muy gratificante ser consciente del mundo que me rodea. Y es que en cualquier parte quedan las huellas de lo que allí sucedió en el pasado: ya sea en forma de pequeñas pistas, monumentos o increíbles restos de las vivencias que tuvieron nuestros predecesores.
Ruta histórica en Budapest
Una de las ciudades donde es más sencillo realizar este enlace entre pasado y presente es Budapest. Pasear por Budapest es como viajar al pasado, sí; pero también mirar al futuro a través de una cerradura. Los húngaros han tenido una historia desgarradora, y si prestas atención hay más de lo que parece a simple vista. Junto a ellos, e íntimamente relacionada, crece la historia de los judíos.
Memorial a las víctimas de la invasión alemana
Es una de las obras con mayor profundidad de la ciudad entera. Tiene una gran polémica detrás, y es que fue construida en plena noche de Año Nuevo, a escondidas, sin el consentimiento ni el apoyo de los ciudadanos húngaros, pero todavía hoy el gobierno se niega a retirarla. Debajo del monumento hay un texto muy crítico con el mismo, donde recuerda y analiza la colaboración del gobierno húngaro con el régimen nazi, mostrando a los propios húngaros que no solo fueron víctimas de una invasión extranjera sino también de sus compatriotas.
El águila alemana da a entender que el régimen de Hitler atacó a los húngaros, representados por el arcángel, lo que supone una visión muy parcial de lo que sucedió en realidad y obviando dicha colaboración.
A lo largo de todo el monumento hay objetos personales, fotografías y textos recordando a los fallecidos. Nosotros estuvimos un buen rato leyendo esta historia y entendiendo qué significaban todos esos comentarios, quejas y debates.
Monumento de los Zapatos
Uno de los monumentos más reconocibles y expresivos de la historia húngara. Unos simples zapatos en la orilla del Danubio son más representativos que cualquier otra cosa: allí se explica cómo en plena invasión nazi, los judíos eran asesinados a sangre fría después de quitarles los zapatos. Eso no es todo: dos personas eran atadas, espalda contra espalda, y disparaban a solo uno de ellos, teniendo el otro una muerte por ahogamiento. Horrible.
Museo Nacional del Holocausto
Increíble museo que debería ser visita obligada para todo el que ponga un pie en Budapest. Quizá es común pensar que hasta el holocausto nazi, los judíos vivían tranquilamente y en paz en Hungría. Al menos así lo pensaba yo. Lo triste de ello es que las cosas no suceden de un día para otro, así que temo que lo que le sucedió a la comunidad judía no fue algo que los tomara por sorpresa. ¿Por qué digo esto? Tal y como explica la exposición de este museo, que cuenta la historia de los judíos en Hungría, ya en 1938 el estado comenzó a privar a los judíos de algunos derechos fundamentales. En 1944, cuando los nazis invadieron el país, el gobierno quitó las posesiones de los judíos y los encerró en guetos y campos de trabajo.
Recuerdo del museo, especialmente, una zona en la que explicaban que científicos alemanes llegaron incluso a experimentar con los reclusos de los campos de concentración.
Holocaust Memorial Center
Al final de la visita hay una sinagoga restaurada, preciosa y azul, que incita a la paz entre pueblos.
Si este museo no te pone los pelos de punta y te hace replantearte muchas cosas… no sé qué decirte.
Monumento a Imre Nagy / Remembrance Day (Oct 23)
En pleno centro de la ciudad se encuentra una estatua de un señor apoyado en la barandilla de un pequeño puente que cruza… nada. El puente no cruza nada; pero las palabras de este individuo sí lo hicieron. Esta representación fue creada en 1996 y conmemora la revolución húngara fallida del 23 de octubre de 1956. El hombre, Imre Nagy, está mirando hacia el edificio del gobierno donde dio sus discursos; esto es importante porque él era el presidente del país cuando Hungría se volvió contra la Unión Soviética. Imre fue uno de los actores que impulsaron la revolución, como podéis imaginar, su castigo fue la muerte. Fue ejecutado, y el monumento está hecho en su honor.
Hospital in the Rock.
Aunque escondido y poco turístico, el Hospital in the Rock bien merece una visita y la recomiendo para todos los que quieran saber las condiciones de vida -o penurias- de los que vivieron la II Guerra Mundial. El propósito de este hospital era atender a los heridos, pero pronto se vio sobrepasado y su función cambió a otra completamente distinta. La visita guiada es buena y bien explicada. En el hospital hay largos pasillos hundidos en las rocas y ciertamente asfixiantes. Las habitaciones son pequeñas y dispone una enfermería a la que yo no sería capaz de darle ese título. Laberíntico, te quita el aliento imaginar ese lugar repleto de personas agonizantes.
Fiesta Nacional de Hungría
Todo el mundo tiene una fiesta nacional, pero de las que he podido vivir, esta es mi favorita por ahora. Cada 15 de marzo, Hungría celebra el inicio de su revolución y de la Guerra de la Independencia contra los austríacos, que terminó con el nacimiento del Estado Parlamentario. Hungría ha tenido un pasado duro y se nota en sus gentes, en la manera en la que se enorgullecen. Es un día muy importante para ellos y desde primera hora de la mañana hay actos muy entretenidos.
También se puede visitar la Corona en el Parlamento de manera gratuita, aunque sin duda recomendaría tomar la visita guiada y ver el resto del edificio con calma. Mirad cómo es por fuera, ¡es increíble!
Pero lo que da inicio a la fiesta es el evento que tiene lugar en la plaza Kossuth, a primera hora: se sube la bandera y se da inicio a una procesión militar súper entretenida en la que se canta y se toca música. ¿Por qué divertida? Porque tú los puedes acompañar, al lado (lo que nos sorprendió, ciertamente), y ves Budapest, preciosa, con banda sonora. Muy bonito y emotivo. La procesión lleva sus pasos hasta otra plaza, donde el primer ministro hace su discurso (¡de las que no entendimos nada, claro!).
Los militares tocaban el himno de Hungría.
Nosotros tuvimos la suerte de hacer coincidir nuestro viaje a Budapest con este día y nos encantó la música, el paseo, las calles rebosantes de locales… Toda una vivencia.
Un apunte
En Budapest hay muchas más estatuas, algunas de ellas muy divertidas, como la de un policía gordo. Sí, como os digo. A ver si la encontráis. Y como esta, un buen puñado más. ¡Qué curioso!
Una página muy útil e intuitiva para ver horarios y precios es Disfruta Budapest.
Siempre, siempre, lo mejor es perderse y descubrir el por qué de las cosas por uno mismo. Indagad, disfrutad, preguntad y sed respetuosos… Viajad.
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