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Oviedo, la capital asturiana es quizá una de las más bellas ciudades del norte de España. Situada a medio camino entre el océano Atlántico y las altas montañas de la cordillera cantábrica, atesora un pasado histórico muy significativo que todavía es visible 1200 años después.
Entre los siglos VIII y X floreció en el Reino de Asturias un arte cristiano único y singular, heredero de la tradición visigoda pero que tuvo también influencias del arte mozárabe y carolingio que llegaba de más allá de sus fronteras.
Los máximos exponentes del conocido como Prerrománico asturiano son los monumentos del Monte Naranco (Santa María y San Miguel de Lillo), así como la Cámara Santa de la catedral. Pero se conservan otras obras, en su mayoría iglesias, que dibujan el más completo conjunto arquitectónico de la Alta Edad Media en Europa occidental. Un periodo oscuro y convulso del que apenas se conservan construcciones.
El núcleo de este maravilloso patrimonio se encuentra en Oviedo, la antigua capital del reino, ya que fue la monarquía asturiana la que fomentó su construcción.
Unas obras de una belleza y destreza técnica atemporal, que mostraron la pujanza de aquel primigenio reino cristiano en la península ibérica.
Una manera estupenda de conocer la ciudad es con una visita guiada por Oviedo con Civitatis.
Contexto histórico
La invasión musulmana
En el año 711 tropas musulmanas desembarcaron en la bahía de Algeciras, dando comienzo a la conquista de la península Ibérica. La debilidad del reino visigodo sumido en luchas internas hizo que las tropas del califato Omeya se impusieran en la batalla de Guadalete ese mismo año.
Los musulmanes controlaron prácticamente toda la península en unos 10 años, aunque tuvieron más dificultades en la agreste orografía asturiana.
Allí tuvo lugar una escaramuza, la batalla de Covadonga (722), en la que vencieron las tropas comandadas por el líder astur Don Pelayo. Ello permitió que se estableciera un pequeño territorio controlado por los cristianos, que daría lugar con los años al Reino de Asturias.
Reinado de Alfonso II
Uno de los reyes más insignes, Alfonso II el Casto (760-842) venció a los musulmanes en varias batallas, lo que favoreció al reino cristiano extender sus límites por otras regiones en las actuales Galicia, Cantabria, País Vasco y Castilla León.
En el valle del Duero se creó una especie de ‘tierra de nadie’ apenas poblada y que evitaba las incursiones y razzias por ambos lados. Esta franja de seguridad afianzó el Reino de Asturias y la fortaleza de su monarquía.
Alfonso II trasladó la corte de Pravia a Oviedo y allí hizo construir algunos de los monumentos más preciosos del conocido como prerrománico asturiano. De algún modo se consideraba a Oviedo como heredera de la fastuosa Toledo, antigua capital del reino visigodo.
Hacia el final de su reinado se descubrieron los restos del apóstol Santiago en tierras gallegas. Alfonso II peregrinó hasta el santo sepulcro con parte de su corte, por lo que se le considera el primer peregrino a Santiago de Compostela.
Fin del Reino de Asturias
Los reyes asturianos favorecieron el culto jacobeo e intensificaron sus conquistas en la meseta norte para proteger el camino de peregrinación a la tumba del apóstol.
Alfonso III el Magno conquistó extensos territorios, desplazó la frontera hasta el río Duero y reforzó la importancia estratégica de León. A su muerte en 910, su hijo García I trasladó definitivamente la capital a la fortificada ciudad leonesa, mucho más conveniente por su cercanía, para defender la frontera con los musulmanes.
El prerrománico asturiano
Influencias
El Reino de Asturias gozó de un relativo aislamiento, enclaustrado en un primer momento entre las montañas y la costa cantábrica. Eso produjo un arte (pintura, orfebrería y arquitectura) relativamente innovador y singular, aunque no exento de influencias de otras épocas y territorios.
El arte prerrománico asturiano bebía de la herencia visigoda e incluso de la romana, ésta es muy evidente, por ejemplo, en los frescos de la iglesia de San Julián de los Prados.
Pero también, este estilo artístico se vio influenciado por el arte mozárabe, traído por los cristianos que vivían en territorio musulmán. Muchos de estos cristianos que vivían en Al-Andalus repoblaron los amplios territorios que el Reino asturiano iba conquistando en el norte de la península.
Así mismo, está documentado que Alfonso II tuvo contactos con el imperio Carolingio de Carlomagno, el estado cristiano más poderoso de aquel momento.
Aunque se suele identificar al prerrománico asturiano como un arte exclusivo del actual Principado de Asturias, se conservan otras construcciones afines, sobre todo en Galicia y Castilla León. Si bien es cierto, que suelen enmarcarse en el arte mozárabe o bien fueron reconstruidas luego en estilo románico.
Un estilo, el románico, que se impuso con fuerza hacia el siglo XI y que se desarrolló con profusión en Asturias. Con obras maestras como la Colegiata de Teverga, un perfecto ejemplo de transición entre ambos estilos y que se encuentra a tan sólo 40 kilómetros de Oviedo.
Características
Se han preservado verdaderas joyas de la arquitectura prerrománica asturiana. Son en su mayoría pequeñas iglesias de gruesos muros de sillarejo, alzadas sobre arcos de medio punto y bóvedas de cañón.
Estos edificios se encontraban originalmente decorados con pinturas al fresco de diversa temática, posiblemente influidas por el arte carolingio.
Las columnas se cubrían de ornamentación y relieves desde la basa hasta el capitel, destacando los fustes sogueados, llamados así por su similitud a una soga enroscada. Y que pueden verse por ejemplo en varios capiteles de Santa María del Naranco.
Los edificios religiosos suelen tener una planta basilical de tres naves, separadas por arquerías sobre pilares, herencia probablemente de los edificios públicos romanos.
Monumentos Prerrománicos en Oviedo
Cinco de los monumentos prerrománicos que encontramos en Oviedo, más la iglesia de Santa Cristina de Lena situada 30km más al sur, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una buena excusa para seguir las huellas de este estilo único por la ciudad y sus alrededores.
A las afueras de Oviedo, tras dejar atrás las últimas casas aparecen entre los árboles los monumentos prerrománicos del Monte Naranco. Un paraje casi idílico, siempre verde, en la ladera de este monte cercano a la ciudad.
Un poco antes de llegar, nos espera el Centro de Interpretación del Prerrománico Asturiano, con unos paneles explicativos muy didácticos que ayudan a contextualizar el arte prerrománico.
Santa María del Naranco
La obra más emblemática del prerrománico es sin duda, Santa María del Naranco, que originalmente fue un edificio civil. Ramiro I hizo construir este elegante palacio de recreo en el 848, probablemente para utilizarlo como pabellón de caza.
Exteriormente destaca su elegancia de líneas y su gran verticalidad sustentada en unos livianos contrafuertes, que apenas sobresalen de las paredes laterales.
A este y oeste se abren dos bellos miradores con arquerías y según parece también hubo, en su día, otro mirador en la fachada sur.
No hay que irse sin visitar su espléndido interior, de la mano de Mónica, la encantadora guía, que conoce hasta el último palmo de sus paredes.
El edificio cuenta con dos niveles, abajo una austera cripta cubierta con una bóveda de cañón y un banco corrido en los laterales de la estancia.
Mientras que el piso superior se cree que pudo ser un salón de audiencias, por su profusa y elegante decoración.
Las columnas sogueadas se encuentran coronadas por capiteles con una iconografía muy variada: temas vegetales, ángeles, leones… Más arriba unos medallones que cobijan animales fantásticos. Y sobre los medallones encontramos la cruz griega asociada a los monarcas asturianos y en otros casos una banda historiada con ángeles y jinetes.
Así mismo, destaca el inteligente uso de los arcos ciegos que van empequeñeciendo su tamaño según se acercan a los miradores, creando una sensación de mayor profundidad en la estancia.
No es necesario ser ningún experto para ser seducido por la belleza que emana de los capiteles y las paredes del salón superior de Santa María del Naranco. Y ello a pesar de que hace ya mucho tiempo que perdió los colores y pigmentos que la decoraban.
San Miguel de Lillo
Apenas a 300 metros de Santa María del Naranco aparece la achaparrada e inconfundible silueta de la iglesia de San Miguel de Lillo. Pero todo indica que esta no era su estructura original, de la que faltan dos terceras partes, quizá barridas por una crecida del riachuelo cercano.
Levantada también durante el reinado de Ramiro I, en San Miguel se introdujeron importantes novedades arquitectónicas.
Cuenta con tres naves, una tribuna real y una compleja cubierta abovedada. Pero es su decoración pictórica, de la que quedan algunos retazos, la que tiene un enorme valor, ya que se muestra por primera vez a la figura humana.
La decoración escultórica también es muy destacable, en especial en las basas de los capiteles donde están representados los cuatro evangelistas y en las jambas de la entrada al templo donde puede verse una escena circense con un león.
El espacio interior reducido, la delicadeza de los relieves y la evidente fragilidad de los frescos no hacen sino potenciar la sensación del visitante de estar en un lugar precioso y único que ha aguantado en pie desde hace casi 12 siglos.
La Cámara santa
Cuando en el 792 Alfonso II instaló la corte en Oviedo mandó construir un conjunto palaciego que incluía también dos iglesias.
Poco queda ya de aquella fastuosa sede regia de estilo prerrománico que se asentaba en el entorno de la actual seo ovetense. Sin embargo, en el corazón de la catedral gótica de San Salvador se conserva quizá la parte más preciada.
La Cámara Santa consta de dos plantas, la inferior, la cripta de Santa Leocadia alberga un panteón con varias tumbas, entre ellas el sarcófago del obispo Froilán.
Sobre ella, la capilla de San Miguel custodia tras una robusta reja las piezas de orfebrería de los reyes asturianos. La Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria y la Arqueta de las Ágatas muestran la maestría y delicadeza a la que llegaron los artesanos orfebres del Reino de Asturias.
Son piezas cubiertas de oro y piedras preciosas que distintos reyes ofrecieron a la catedral del Salvador. La pieza más antigua, la Cruz de los Ángeles (808) se convertiría en el símbolo de la monarquía asturiana y podemos verla representada en muchos edificios del prerrománico asturiano.
La capilla se amplió en el siglo XII con una bóveda de cañón y seis hermosas columnas con los doce apóstoles en estilo románico.
Ya en el exterior una preciosa callejuela, la travesía de Santa Bárbara, rodea la catedral por uno de sus costados. Desde ella es visible la torre vieja de la catedral. Una robusta torre defensiva que destaca entre los arbotantes y las tracerías góticas. Este torreón es otro de los vestigios prerrománicos que se conserva en la catedral de San Salvador.
San Julián de los Prados
Esta iglesia, la construyó el rey Alfonso II fuera de la ciudad, formando parte de un conjunto arquitectónico más amplio. Éste incluía un palacio, unas termas y demás dependencias que se han perdido y de la que quizá queden algunos vestigios al otro lado de la autopista, en los terrenos de la fábrica de armas.
San Julián de los Prados, popularmente conocida como Santullano, sigue siendo, a pesar de todo, uno de los templos prerrománicos más esplendidos.
Exteriormente son visibles las distintas alturas de sus naves, los tejados a dos aguas y su reconocible espadaña, aunque éste sea un elemento posterior.
Un edificio religioso que posee una equilibrada y austera belleza y el de mayor tamaño de todo el prerrománico asturiano. La sobriedad de sus muros exteriores contrasta con los maravillosos frescos que decoran su interior.
En otros templos prerrománicos, como San Miguel de Lillo, apenas se han preservado unos pocos fragmentos de pinturas en sus muros. Pero la buena conservación de la decoración pictórica de San Julián de los Prados la convierte en un lugar de enorme relevancia dentro de la pintura medieval europea.
Santullano recibe al visitante envolviéndolo con la belleza de sus muros decorados de arriba a abajo. Los colores se han ido apagando por el tiempo, pero todavía se muestran en algunos rincones vívidos, intensos.
En San Julián de los Prados se utiliza un programa iconográfico muy concreto y marcado en distintos niveles de altura. Encontramos jarrones dorados con vegetales y diseños geométricos en arcos y bóvedas.
En un nivel medio de los muros vemos representaciones arquitectónicas y también grandes ventanas y cortinas. Todo ello nos hace pensar en una influencia clásica que puede recordar a los frescos pompeyanos.
En el nivel superior encontramos una cruz adornada con piedras preciosas, no muy distinta a las que se encuentran en la Cámara Santa.
Otros vestigios prerrománicos en Oviedo
La Foncalada
A pesar de haber quedado enclaustrada entre altos bloques de viviendas de la moderna Oviedo, la fuente de la Foncalada es una de las construcciones prerrománicas más excepcionales, por su tremenda singularidad.
Se trata de una suerte de templete que alberga un manantial de agua con alto valor simbólico y con una clara influencia del mundo clásico.
En lo alto de la fachada principal puede verse una cruz latina de la que cuelgan una alfa y una omega, símbolos de Dios.
Iglesia de San Tirso
Bajo la alargada sombra de la torre gótica de la catedral de Oviedo se halla la sobria iglesia de San Tirso.
En su día formó parte del conjunto palaciego que levantó Alfonso II en el siglo IX, pero un incendio y diversas reconstrucciones han alterado sensiblemente su estructura original. Sin embargo, sí que es perfectamente visible desde la calle Santa Ana una elegante ventana trifora perteneciente a aquella primitiva iglesia prerrománica.
Museo Arqueológico
A espaldas de la catedral, el Museo Arqueológico de Asturias se encuentra asentado en el antiguo convento de San Vicente.
Una construcción religiosa que se cree fue levantada por el rey Fruela I en el siglo VIII. De hecho, en el claustro se descubrieron recientemente unas canalizaciones y un depósito de agua datados en aquella época, visibles a través de una cristalera.
El convento de San Vicente es, por tanto, un marco inmejorable para mostrar una interesante colección que va desde época prehistórica hasta el final de la edad media. En la tercera planta se exponen algunas piezas prerrománicas de gran belleza entre las que se cuentan capiteles, celosías y cruces.
Santa María Bendones
La aldea de Bendones se sitúa a unos 6 kilómetros al sur de la ciudad de la Oviedo y en ella encontramos la iglesia de Santa María.
Está considerada una de las primeras construcciones del prerrománico, probablemente anterior al reinado de Alfonso II. Y que, por su estructura, quizá pudiera servir de modelo a otras iglesias posteriores como San Julián de los Prados.
Sin embargo, al comienzo de la guerra civil española fue incendiada, con lo que quedó en ruinas y medio oculta entre la maleza. No fue hasta casi dos décadas después, en 1954, que el historiador local Joaquín Manzanares, la redescubrió y pudo demostrar que se trababa de un antiguo templo prerrománico.
Manzanares rehízo por completo la iglesia, por lo que la reconstrucción resultó muy polémica. Los elementos originales que se habían encontrado en el solar se integraron sin más en la estructura de la iglesia.
En su interior podemos señalar algunas piezas originales como una columna y su capitel, el altar y un fragmento de fresco abovedado.
Indudablemente en la actualidad la restauración de Santa María de Bendones se hubiera llevado a cabo de forma muy distinta. Sin embargo, la iglesia situada en un enclave de gran belleza, posee un encanto humilde y rural innegable.
Los vecinos llevan años reclamando que las autoridades se ocupen del mantenimiento y conservación del edificio, que sigue en uso como parroquia. Ya que son los propios habitantes de la aldea los que se encargan en la actualidad del cuidado de la iglesia.
Dónde dormir
Si vamos a hacer una ruta por el pasado de la capital asturiana, nada más lógico que alojarse en un edificio histórico del siglo XVIII, declarado además Monumento Nacional. El Eurostars Hotel La Reconquista es un lujoso hotel, situado a unos 10 minutos a pie de la catedral.
Un alojamiento aún más céntrico, acogedor y asequible es el Soho Boutique Oviedo, a dos pasos literalmente de la Catedral de Oviedo.
Si se prefiere un entorno tranquilo y rural, nada mejor que el Mirador de Bendones, desde el que se puede admirar la bonita iglesia de Santa María de Bendones.
Quiero dar mi sincero agradecimiento a las guías e instituciones que me mostraron estos maravillosos monumentos.
Mónica G. Peláez (Guarda-Guía del Monte Naranco),
Maribel Díaz (Guarda-Guía San Julián de los Prados),
Carmen (Casa rural El Mirador de Bendones),
Loreto Pérez (Catedral de Oviedo).
Mapa del Prerrománico en Oviedo
Enlaces de interés:
Turismo Asturias
Ayuntamiento de Oviedo
Centro Prerrománico Asturiano
España (zona Norte):
Consejos para Viajar por España:
Asturias:
Oviedo prerrománico
Proaza y Bandujo
El concejo de Teverga
Cantabria:
Cabuérniga
Campoo – Los Valles
Liérganes
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Costa Ártabra (A Coruña)
Lugo (Arde Lucus)
Muros, Carnota y Ézaro
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