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Banská Štiavnica, situada en el centro del país, parece detenida en el tiempo. Hace varios siglos las minas de plata enriquecieron a las gentes de la región. Y la ciudad se cubrió de mansiones lujosas, palacetes, iglesias y altas torres.
Y es que aunque en el Este del país haya un buen puñado de pintorescas localidades, bien podría ser Banská Štiavnica la ciudad más bonita de Eslovaquia.
Banská Štiavnica se encuentra en mitad de las montañas, desparramada por las laderas de varias colinas. Sus calles serpentean trepando hacia las partes más altas. Y es precisamente en las cumbres donde encontramos las dos grandes joyas de la conocida como Ciudad de Plata.
Por un lado el Castillo viejo, en un costado del casco antiguo. Y por otro, el excepcional Calvario, en lo alto de una colina a las afueras de la población.
Cómo llegar a Banská Štiavnica
Si tomamos como punto de partida la capital eslovaca Bratislava, Banská Štiavnica queda a 175km de distancia. Se puede llegar sin dificultad en coche en menos de dos horas o tomando dos autobuses en unas 4 horas, incluso en tren, aunque es más lento aún.
Desde Banská Bystrica, la mayor ciudad del centro de Eslovaquia, a tan solo 50 kilómetros de distancia, las comunicaciones son directas en autobús, pero precisan de un trasbordo en tren.
Puedes consultar los horarios e itinerarios en estos enlaces:
Autobuses de Eslovaquia y trenes de Eslovaquia.
Si se viene desde Bratislava, la autopista llega hasta la localidad de Žarnovica y en ese punto se toma un desvío que se adentra en un profundo valle. La estrecha carretera curvea por entre las montañas durante 20 kilómetros. Y el paisaje cubierto de bosques va haciéndose cada vez más angosto y bello según se avanza.
Lejos de grandes ciudades, rodeada de montañas, aparecen como un hermoso espejismo las torres y las iglesias de Banská Štiavnica.
Hasta aquí todavía no ha llegado el turismo masivo y esa es una de sus grandes virtudes. Lejos de la impostura y el colorido artificial de otros pueblos turísticos de Europa Central, Banská Štiavnica se muestra como una preciosa ciudad llena de autenticidad.
Un poco de historia
Banská Štiavnica se asienta sobre una enorme caldera provocada por un antiguo volcán que hizo surgir a la superficie una gran cantidad de minerales.
Varios yacimientos celtas atestiguan que estos ya conocían la riqueza minera de esta zona.
Pero fue en la Edad Media cuando se intensificó la explotación de los recursos minerales de la región, en especial de plata y en menor medida de oro. Todo ello propició el enorme desarrollo de Banská Štiavnica y que marcaría la historia de la Ciudad de Plata.
De hecho a mediados del siglo XII a este lugar se le conocía como Terra Banensium o tierra de mineros.
Existe una hermosa leyenda que cuenta que los pobladores del lugar conocieron de la existencia de estos metales gracias a dos lagartijas a las que un pastor sorprendió cubiertas de polvo de oro y plata. Es por ello que estos animales (salamander en eslovaco) aparecen en el escudo de la ciudad junto a herramientas de minería.
Durante siglos la actividad minera fue intensa, llegándose a extraer 15000 kilos de plata al año, lo que convirtió a Banská Štiavnica en una de las ciudades más pobladas y prósperas del Imperio Austrohúngaro. Lo que atrajo a una fuerte inmigración, en especial de alemanes.
Pero este lugar también se erigió en un importante centro de innovación: se utilizaron explosivos por primera vez en minería y se inventaron sistemas de drenaje. En 1762 se fundó la Academia técnica minera, que años más tarde se convertiría en la primera Universidad Técnica del mundo.
La extracción de minerales comenzó a decaer sensiblemente a mediados del siglo XIX y la última mina se cerró en el 2001.
Qué ver en Banská Štiavnica
El Castillo Viejo
La fortaleza de la ciudad ha de ser explorada con tranquilidad. Se llega por un sinuoso camino de un desnivel atroz. Pero el esfuerzo es recompensado cuando el visitante se encuentra frente a la imponente torre del castillo. Ésta forma parte de la muralla, aunque se trata realmente de la torre de una iglesia, con sus campanas y su cruz ortodoxa coronando su cúspide.
En el interior del Castillo viejo (Starý Zámok )se puede optar por una visita por libre al recinto o también una guiada (eslovaco e inglés) al interior de la iglesia. Sin discusión hay que realizar ambas, para no perderse nada de este apasionante lugar.
La basílica románica original se construyó en siglo XIII. Pero a mediados del XVI y ante la inminente invasión turca, se decidió levantar una muralla en torno a ella y convertirla en fortaleza. Y ello contribuyó a que este castillo no pudiera ser tomado por los otomanos.
No se conservan demasiados ejemplos de iglesias fortificadas en Europa central, otro ejemplo de ello puede verse en Rothenburg (Alemania).
El transepto de la iglesia fue derribado y esas cicatrices todavía son visibles en sus muros. Probablemente, para su nueva función defensiva, el edificio resultaba mucho más práctico con una estructura rectangular.
Las gruesas murallas de piedra y mampostería que se construyeron todavía siguen en pie. Y unas pasarelas de madera permiten recorrer todo el perímetro junto a los encalados muros.
También es posible acceder a sus torres desde las que se tiene unas vistas excepcionales de Banská Štiavnica. En una de las torrecillas se conservan unos desvaídos frescos románicos y en otra se muestra una pequeña exposición.
Pero es el interior del antiguo templo, ya desacralizado el que tiene mayor interés. El edificio tiene ya poco aspecto de iglesia, con un gran patio interior a cielo abierto de estilo gótico y renacentista. Sus muros están pintados de blanco de entre los que sobresalen unos bellos arcos apuntados góticos.
En lo que debieron ser las naves laterales se crearon diversas estancias que hoy exponen colecciones de lo más variopintas, pero que muestran la riqueza cultural de la Ciudad de Plata.
Puede verse una exposición de pipas de fumar K. Zachar, una empresa local que llegó a ser una de las punteras en el mundo. Pero aún más curiosa es la interesante colección de dianas de tiro. Y es que en esta parte de Eslovaquia había una gran tradición a esta práctica deportiva y se crearon verdaderas obras de arte que luego eran agujereadas por los disparos.
También se conservan aquí las esculturas originales de la Columna de la plaga, otro de los grandes monumentos de la ciudad. Pero la sala quizá más impresionante es la que guarda las tallas religiosas provenientes de las capillas del Calvario.
La plaza de la Santa Trinidad
Esta plaza (Námestie svätej Trojice) es, sin duda, la más bella de toda Banská Štiavnica, dominada por la espectacular silueta de la Columna de la Santa Trinidad.
La columna original se levantó en 1711 para dar gracias por el fin de la plaga que había asolado la zona un año antes. Casi la mitad de la población de la ciudad, que en aquellos momentos contaba alrededor de 10.000 habitantes, murió en aquella epidemia.
La columna que podemos admirar hoy es un imponente monumento barroco construido en 1755. En la base pueden verse las imágenes de seis santos, entre ellas no podía faltar la de Santa Bárbara, patrona de los mineros.
Cobijada entre las columnas aparece la Virgen María y en la parte superior la Santa Trinidad (Dios, su hijo Jesucristo y el Espíritu Santo) que da nombre al conjunto.
La columna está muy probablemente inspirada en otra de la localidad austriaca de Krems an der Donau. Aunque la columna de la peste más imponente y conocida de Europa central es probablemente la de la ciudad checa de Olomouc.
La plaza tiene una curiosa forma triangular bastante irregular y con una fuerte pendiente. En torno a la columna se suceden varias mansiones y casonas burguesas sobre todo de los siglos XV-XVI.
En una de ellas se encuentra el Banka Lasky o Banco del amor, un singular Museo del Amor que cuenta la historia de Marina y Slakovik y el poema más largo del mundo.
La Plaza del Ayuntamiento
Con un costado en la plaza de la Santa Trinidad y el otro en la plaza del Ayuntamiento (Radničné námestie) se sitúan algunos edificios muy destacables. El Friz-haz, un pintoresco palacete de influencia renacentista algo ajado y maltrecho pintado de un llamativo ocre amarillo.
A su lado, la iglesia de Santa Catalina (Kostol sv. Kataríny), es un bonito templo gótico en el que destacan sus elegantes bóvedas y un fresco medieval recientemente descubierto. Se la conoció como la ‘iglesia eslovaca’ porque sus predicadores eran todos eslovacos (no hay que olvidar que la ciudad tuvo gran cantidad de población extranjera). Lamentablemente su interior solo se puede visitar entre junio y septiembre.
Y en tercer lugar, las oficinas de la autoridad local alojadas en un sobrio Ayuntamiento reconstruido en 1787, en el que destaca su elegante torrecilla del reloj. A su espalda no hay que perderse el interesante mural en bajo relieve que narra la historia y leyendas de la ciudad, con especial atención a las lagartijas de la plata y el oro.
La torre Klopačka, el Castillo nuevo y el Museo minero
Si se toma la calle Andreja Sládkoviča desde la plaza del Ayuntamiento, en dirección sur se puede llegar a otros monumentos de interés.
En primer lugar nos topamos con la robusta torre Klopačka, convertida en la actualidad en una agradable casa de té. Desde aquí se llamaba al trabajo a los mineros utilizando unas planchas de madera que resonaban en la ciudad.
Un poco más allá está otro de los iconos de la ciudad: el Castillo nuevo, que puede verse casi desde cualquier lugar de Banská Štiavnica. Ante el peligro de las invasiones otomanas, los eslovacos decidieron construir aquí en esta alta colina otra atalaya. El castillo nuevo tiene el aspecto de una imponente torre y domina toda la zona sur de la población. En la actualidad muestra una exposición sobre las invasiones turcas y las defensas de la Ciudad de Plata.
Siguiendo la carretera, un kilómetro y pico más al sur se halla el interesante Museo minero al aire libre. Una antigua mina que allá por los años 60 del siglo pasado fue habilitada para su visita por turistas y curiosos. La visita guiada recorre más de un kilómetro de túneles bajo tierra y muestra las duras condiciones de trabajo de los mineros.
Este museo es una de las atracciones turísticas más concurridas de la región.
Otras calles de Banská Štiavnica
Desde la plaza del Ayuntamiento parten las principales calles de la ciudad, en especial la encantadora Andreja Kmeťa bordeada de elegantes mansiones. Esta calle de sinuosa pendiente, con sus escaleras y sus agradables cafeterías a un lado y la torre del ayuntamiento recortada sobre el cielo es probablemente una de las estampas más bellas de Eslovaquia.
Si se baja la calle, uno tropieza con una bifurcación. A un lado queda el Kammerhof, un museo dedicado a la minería de la región y al otro, la iglesia de la Asunción de María. Esta iglesia es la más antigua de la ciudad aunque debido a un incendio el edificio actual data de 1806. A este templo se la conoció como la ‘iglesia alemana’ porque los sermones se impartían en esa lengua.
Un poco más allá, subiendo la calle Akademická encontramos unas enormes verjas y tras ellas una gran escalinata. En este imponente edificio se fundó la Academia de Minería en 1762, todo un orgullo para los lugareños. Los jardines que envuelven estos edificios forman el agradable Jardín Botánico de la ciudad. Un lugar perfecto para descansar y tomar fuerzas si se decide subir al Calvario a pie.
El Calvario o Kalvária
Uno de los lugares más interesantes e impresionantes de Eslovaquia es sin duda el Calvario de Banská Štiavnica.
Se halla sobre una montaña a las afueras de la ciudad, a unos 2,5 kilómetros del centro. Y se puede llegar a sus aledaños en coche o con un autobús de la compañía SAD Zvolen. Aunque es perfectamente factible hacerlo también a pie en poco más de media hora.
A falta de medio kilómetro, se deja la carretera principal y se toma una calle empinada rodeada de casitas modestas. A lo lejos se vislumbra la montaña, poblada de árboles entre los que se adivinan un puñado de capillas. Y en la cumbre la hermosa Iglesia Superior.
El Calvario de Banská Štiavnica es un espléndido conjunto barroco construido entre 1744 y 1751. Que consta de 19 capillas, dos iglesias principales, una escalera santa y una escultura de la Virgen María.
Resulta impactante contemplar las capillas que desparramadas por la ladera de la colina crean dos sinuosos caminos que trepan hasta la iglesia de la cúspide. La pendiente es muy pronunciada y conviene tener cierta condición física o mucha paciencia para llegar a lo alto. Pero este esfuerzo es precisamente un elemento indispensable para disfrutar de este lugar tan especial.
Merece la pena detenerse en las capillas que uno va encontrándose por el camino. Estas muestran en su interior tallas en las que se narran varios pasajes de la vida y la pasión de Cristo. (Las tallas originales se encuentran en el Castillo Viejo).
Aunque también la Virgen María tiene un papel preeminente en este Calvario eslovaco. Probablemente el lugar de peregrinación más importante de toda Eslovaquia.
Lo cierto es que este espléndido monumento se encontraba tremendamente degradado hasta hace apenas una década. Una concienzuda restauración llevada a cabo entre 2008- 2018 le ha devuelto su pasado esplendor. Distintos paneles explicativos muestran este y otros aspectos de este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad junto con el centro histórico de Banská Štiavnica.
Al llegar a la cima, uno es recompensado no solamente con poder ver la iglesia Superior de cerca sino con unas vistas de los alrededores realmente impresionantes.
Hotel en Banská Štiavnica
La Ciudad de Plata cuenta con docenas de magníficos hoteles y pensiones de gran calidad y a un precio muy asequible. La mayoría de estos alojamientos se han instalado en bonitos edificios históricos. Ese es el caso de nuestra recomendación: la Penzion Cosmopolitan II.
Este coqueto hotel de no demasiadas habitaciones se encuentra en la calle principal, justo enfrente de la iglesia de la Asunción de la Virgen María. Un lugar perfecto desde donde explorar Banská Štiavnica.
El trato de los empleados es exquisito y las habitaciones conservan el estilo rustico y antiguo del edificio. Muy recomendable.
Dedicatorias
Este artículo está dedicado a aquellas personas que de forma desinteresada me ayudaron sin ni siquiera conocerme.
En primer lugar se lo dedico a Mariana, la profesora de Matemáticas de la Escuela Católica, y su marido Pavel por su tremenda amabilidad y simpatía.
Y también a Gabriela, otra viajera como yo, que gracias a su perfecto español hizo que mi visita a Banská Štiavnica fuera maravillosa.
Muchas gracias.
This article is dedicated to those people who helped me selflessly without even knowing me.
The article is dedicated to Mariana, the math teacher of the Catholic School, and her husband Pavel for his tremendous kindness and sympathy.
And also Gabriela, another traveler like me, who with her perfect Spanish made my visit to Banská Štiavnica wonderful.
Thank you.
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