Una imprescindible visita desde Riga
Kuldīga es una localidad del Oeste de Letonia, situada un tanto en mitad de la nada, a unas dos horas de Riga, la espléndida capital letona. Y a casi una hora de otras importantes ciudades costeras del país.
Y fue probablemente ese relativo aislamiento el que permitió que quedara excluida de la enorme industrialización que sufrieron otros lugares del país durante la época soviética. La inalterada Kuldīga es considerada en la actualidad la población más pintoresca de Letonia. Por lo que puede ser una excursión desde Riga muy interesante.
De hecho la Comisión europea galardonó a la ciudad como uno de los mejores destinos rurales emergentes de Europa, con el premio EDEN.
Esta pequeña ciudad de aspecto apacible y decadente puede presumir de un casco antiguo bien conservado. Atesora numerosas zonas verdes y un buen puñado de edificios históricos de gran valor, muchos de ellos de época barroca.
Kuldīga posee un ambiente encantador, que nos traslada a una ciudad báltica del siglo XVIII o XIX, sólo roto por algún coche que cruza parsimoniosamente las calles. De hecho, la ciudad ha servido de escenario a unas cuantas películas de época.
Por si todo esto no fuera suficiente, la localidad se asienta a orillas del río Venta, justo delante de su espléndida cascada. Ésta no destaca por su altura, apenas unos 2,5 metros, pero con sus 249 metros de orilla a orilla, se considera la catarata más ancha de Europa.
Fundada por alemanes con el nombre de Goldingen, tuvo su momento de gloria hacia 1600 cuando fue capital del Ducado de Curlandia. Pero en la actualidad es un apacible pueblo de apenas 11.000 habitantes visitado por unos cuantos turistas nacionales o de países cercanos como Lituania. Los viajeros vienen atraídos por la belleza de la cascada, su atractivo patrimonio y algunos restaurantes de calidad.
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Qué ver en Kuldīga
La Cascada del rio Venta
En un país como Letonia, de kilométricas playas y obstinadamente plano, donde apenas surgen algunas estribaciones que superan los 300 metros de altitud, uno no espera encontrarse ni grandes precipicios ni cascadas. Y sin embargo el río Venta, un, por lo demás, modesto río báltico, sorprende con una preciosa cascada en forma de arco de ¼ de kilómetro de largo.
El río más importante y caudaloso del país es con diferencia el Daugava (o Dviná Occidental) que desemboca muy cerca de Riga la capital de Letonia.
Cómo las aguas, en torno a la cascada, no son muy profundas, se ha habilitado como área de recreo y no es raro ver en verano chapotear a grupos de jóvenes. La zona de baño de Mārtiņsalas peldvieta tiene incluso la bandera azul y atrae a gente de toda la región para refrescarse.
Sin embargo, más allá de la pequeña catarata, lo más significativo de este enclave es que el entorno natural ha sido perfectamente conservado y apenas alterado por el hombre. Las orillas se hallan tapizadas de juncos y otras plantas acuáticas y no es difícil observar a algunas aves revolotear sobre las aguas. Aunque el espectáculo más esperado llega entre abril y mayo cuando cientos de salmones remontan el río y trepan el salto de agua en dirección al nacimiento del río.
Frente a la cascada se encuentra el bonito puente viejo de ladrillo (Kuldigas tilts), construido en 1874, pero posteriormente destruido por los rusos en la Primera Guerra Mundial. El puente actual es una reconstrucción muy reciente.
Parque de la ciudad
Puede que las mejores vistas de la cascada se tengan desde Pils iela, un encantador paseo que bordea el río a cierta altura. Junto a él se conservan algunos vestigios del antiguo castillo de la Orden de Livonia y la modesta casa del guardián del castillo.
Más allá de las ruinas se extiende el conocido como Jardín de la ciudad repleto de esculturas de Līvija Rezevska una afamada escultora local. El bonito jardín remozado recientemente, posee charcas llenas de vegetación, surtidores de agua y cuidadas pasarelas de madera.
En un lado del jardín también se encuentra la antigua Villa Bangert, una singular casona de madera, reconvertida en el Museo histórico de Kuldīga, quizá el más interesante de la localidad.
La Plaza del Ayuntamiento
El otro gran punto de interés de Kuldīga es la Plaza del Ayuntamiento (Rātslaukums), estrecha, alargada y flanqueada de edificios de distintas épocas. Pese a que el conjunto no guarda ninguna uniformidad y las casas poseen estilos muy dispares la plaza tiene un encanto innegable. Quizá por su arquitectura rural y su mezcolanza de edificios reformados junto a otros algo descuidados.
Presidiendo la plaza se encuentra el Ayuntamiento Nuevo, quizá la construcción más ostentosa de la plaza, con sus tonos pastel y cierto aire de castillo.
Muy cerca está el restaurado Ayuntamiento Viejo, un llamativo edificio enteramente de madera pintada de marrón oscuro y ventanas amarillas. En la planta alta se puede encontrar una pequeña exposición de artesanía local y en la baja la Oficina de Turismo de Kuldīga. A su lado, puede pasar desapercibida una casona de aspecto rural con la fachada cubierta de ventanas, pero se trata de la casa de madera más antigua de Kuldīga datada en 1670.
Baznīcas iela
En el extremo opuesto de la plaza al Ayuntamiento Nuevo se puede tomar la atractiva Baznīcas iela (la calle de la iglesia), una curiosa calle que describe una pronunciada curva y que conecta la plaza con el puente de ladrillo.
En ella descubrimos algunos de los edificios más singulares de la ciudad. Entre ellos la Farmacia del Duque Jacobo un edificio de clara influencia alemana con largas vigas de madera en sus fachadas. Fue construido según las técnicas de los fachwerkhaus alemanes, enormes almacenes construidos con materiales ligeros y baratos que servían para guardar todo tipo de mercancías.
Los Fachwerkhaus de Klaipeda, una no muy lejana ciudad lituana de pasado también alemán, son probablemente el conjunto más significativo de estas construcciones de todos los países bálticos.
Baznīcas iela se encuentra orillada de largos y desvencijados edificios que no han sufrido las discutibles reformas de la Plaza del Ayuntamiento, quizá por ello exhalan un encanto y una autenticidad que aquellos no tienen.
En el entorno de esta calle hay otros lugares de interés como la iglesia de Santa Caterina, el Palacio de Justicia o la pequeña cascada de Aleksupite.
Iglesias y templos de Kuldīga
La citada iglesia luterana de Santa Caterina es sin duda el edificio religioso más importante de la población. Santa Caterina (o Catalina) no solo es la patrona de la ciudad, sino que incluso aparece en su escudo de armas.
Santa Catalina fue una mártir cristiana nacida en Alejandría, muy venerada durante la edad media. En el escudo de Kuldīga aparece con una rueda y una espada, ambos atributos del martirio.
Esta iglesia barroca de Kuldīga data de 1665 aunque debido a diversos incendios y guerras tuvo que ser reconstruida en el siglo pasado. En su interior destaca el apabullante órgano de casi 1000 tubos. Y en su exterior la imponente torre de 25 metros, visible desde gran parte de la población.
La comunidad católica es mucho menos numerosa que la luterana, pero también cuenta con un bonito templo. La iglesia de la Sagrada Trinidad, bastante más modesta y pintada de un blanco algo desvaído, aparece rodeada de casas por tres de sus cuatro costados, a dos pasos del Ayuntamiento Nuevo.
En 2010 se reconstruyó la antigua sinagoga, que se había levantado en 1875 en tiempos del zar Alejandro II. El complejo de edificios de la sinagoga funciona en la actualidad como biblioteca y centro de Arte mostrando exposiciones que recuerdan a la ahora inexistente comunidad judía.
Los judíos llegaron a suponer la mitad de la población de Kuldīga a mediados del siglo XIX. Aunque ese porcentaje fue disminuyendo paulatinamente hasta apenas llegar al 9% en 1935. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi invadió los estados bálticos y muchos judíos huyeron de la ciudad, otros muchos fueron masacrados.
Algo alejada del centro está la Iglesia Ortodoxa de la Santísima Virgen, imponente pese a su pequeño tamaño. Construida en 1871 cuenta con hermosos frescos en su interior, aunque raramente abre sus puertas.
La iglesia ortodoxa está a un lado de Liepajas iela, la calle comercial de la localidad que nace en la plaza del Ayuntamiento y recorre toda la parte Oeste. En ella se han establecido unos cuantos restaurantes y tiendas de lo más variopintas, donde todavía miran con curiosidad a los turistas extranjeros.
Dónde comer
Existen algunos buenos restaurantes en Kuldīga, aunque el que único que puede presumir de estar situado en un lugar verdaderamente privilegiado es Bangert’s.
Este restaurante ocupa una elegante mansión junto al río y desde su terraza puede verse tanto la cascada como el puente de ladrillo. Además también tiene un pequeño pabellón con excelentes vistas que funciona como cafetería.
La carta del Bangert’s está basada en productos locales muy sugerentes y su precio es más que razonable.
Entre sus platos más recomendables destaca la trucha a la plancha, la hamburguesa de ciervo o la chuleta de cordero con verduras. Como postre no hay que perderse su sabrosa Crème brûlée.
Enlaces de interés
Turismo de Letonia
Turismo de Kuldiga
Restaurante Bangert’s
Guías de Viaje de Letonia:
Qué hacer y qué ver en Letonia
Modernismo en Riga
Parque Nacional de Gauja
Kuldīga
Palacio de Rundāle
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