Muros, Betanzos o San Andrés de Teixidó son pueblos con gran encanto
Puerto de Muros

Puerto de Muros

En un rincón de la península Ibérica, azotada por frecuentes tempestades, lluvias y nieblas. Donde parte de su litoral se conoce como la Costa da Morte (La costa de la Muerte) por los numerosos barcos naufragados. Allí donde el cielo es siempre gris (como cantaba Siniestro Total) y apenas aparece el sol, si no es verano, se asienta una de las regiones más hermosas de España.

Vista de San Andrés de Teixidó en el corazón de la costa Ártabra

Vista de San Andrés de Teixidó en el corazón de la costa Ártabra

La Coruña o A Coruña (en gallego) es una de las cuatro provincias gallegas y también la más poblada de ellas, gracias a sus tres grandes ciudades: A Coruña, Santiago de Compostela y Ferrol. Pero a parte de ellas, la provincia está salpicada de aldeas encaladas y pueblos pesqueros con un encanto único.

Una manera estupenda de conocer la zona es con alguna de las visitas guiadas en la provincia de A Coruña con Civitatis.

Paisajes y naturaleza

Con sus casi 1000 kilómetros de intrincada costa atlántica, La Coruña es la segunda provincia española con más litoral después de las Islas Baleares. Aquí se halla el lugar más al oeste de España, que no es Finisterre, pese a su nombre, sino el Cabo Touriñán, situado 20 kilómetros más al norte.
También en A Coruña encontramos el lugar más septentrional de la península, la punta de Estaca de Bares, que se adentra en el océano embravecido apuntando a la isla de Irlanda.

La costa de sur a norte está plagada de rías, un buen puñado de acantilados de vértigo y algunas playas sosegadas. Y es aquí, junto al mar donde encontramos muchos de los pueblos más bonitos.

Lirios silvestres en la playa de Carnota

Lirios silvestres en la playa de Carnota

La provincia de A Coruña, como la de Pontevedra, más al sur, es una estrecha franja de tierra abierta al mar, de hecho, ninguna localidad se encuentra a más de 50 kilómetros en línea recta del Atlántico. Y ello determina no sólo el paisaje y su olor a salitre, sino también su arquitectura, la forma de ser de los coruñeses y por supuesto, su gastronomía.

La cumbre más alta de la provincia es el monte Coto do Pilar, cerca de Melide (Mellid), con apenas 803 metros. Podría pensarse, por tanto, que es una región llana y poco accidentada, pero sólo hay que admirar algunos de los altísimos acantilados de la costa Ártabra para percatarse más bien de lo contrario.

No hay grandes ríos aquí, el río Ulla, que sirve de límite con Pontevedra, es con sólo 132 kilómetros el más largo de todos, sin embargo, su enorme caudal ya lo quisieran para sí otros ríos españoles. Un poco más corto es el otro río importante de la zona, el Tambre que nace en el interior de la provincia y va a morir a la ría de Muros y Noia.

Precisamente muy cerca de esta ría encontramos dos de las playas más hermosas de Galicia. La playa de Carnota con más de 7 kilómetros de arena casi virgen, es una de las más largas de España.

Vista desde la Punta de Estaca de Bares

Vista desde la Punta de Estaca de Bares

Al sur de la ría de Muros y Noia, encontramos las bien conservadas dunas de Corrubedo. Este bello paraje junto algunas zonas lacustres y playas forman el Parque natural de Corrubedo, un importante enclave para las aves migratorias.

Gastronomía de A Coruña

La cocina tradicional gallega suele tener una gran fama, pese a que, en realidad, no puede decirse que sea excesivamente elaborada. Los platos tienen eso sí, unos ingredientes de gran calidad y frescura, ya sean pescados, mariscos o carnes. Que a menudo se acompañan con productos de proximidad de la huerta como patatas, berzas, grelos o pimientos.

Los gallegos saben apreciar sus alimentos y buena prueba de ello son las innumerables jornadas y fiestas gastronómicas, que sobre todo en verano, se celebran por toda la comunidad autónoma. Estas festividades suelen tomar como referente el producto más representativo de la zona y atraen a cientos de personas. En A Coruña sirvan de ejemplo la Festa do Pemento de Herbón en Padrón, la Festa do Percebe do Roncudo en Corme o la Festa do Polbo (pulpo) en Mugardos.

Chipirones del Bar O Porto de Muxía

Chipirones del Bar O Porto de Muxía

Pescados y mariscos

Los pescados y mariscos suelen cocinarse simplemente cocidos, como el pulpo á feira, uno de los platos estrella de la región. O a la plancha como las zamburiñas, otro manjar, poco reconocido fuera de Galicia, pariente aventajado de berberechos y almejas.

Aunque también hay recetas tradicionales que precisan de mayor elaboración como la caldeirada de pescado. Parece ser que el origen de este guiso se debió a los marineros que en alta mar cocinaban cualquier pescado que se hubiera capturado en el día, al que añadían patatas y una sencilla salsa con cebolla, ajo, laurel o lo que tuvieran a mano.

Si se tiene la ocasión no hay que dudar en acceder a una lonja y admirar todo el pescado y marisco que los barcos de pesca han traído esa misma mañana.

Caldeirada de pescado del restaurante La Muradana (Muros)

Caldeirada de pescado del restaurante La Muradana (Muros)

Pan y patatas gallegas

La rica salsa de la caldeirada no podía quedar abandonada en el plato, por ello los gallegos amasan quizá el mejor pan de España. Suelen ser panes de buen tamaño, de corteza crujiente y un interior esponjoso. Y al contrario de las barras industriales, el pan gallego suele aguantar varios días en buen estado.

Casi cada comarca gallega tiene alguna variedad propia y representativa de pan. En A Coruña encontramos docenas de ellos, pero quizá los más populares sean el pan de Carral, el de Vimianzo o el de Neda. Precisamente, esta última localidad cercana a Ferrol tiene una larga tradición panadera. Ya que Felipe II instaló aquí en 1588 las llamadas Casas Reales, unas fábricas de bizcochos y hornos que aprovisionaban a la Armada Española.

En cierto modo, la empanada fusiona dos de los elementos básicos de la gastronomía gallega: el pan y los productos del mar. Algunas de las empanadas más consumidas aquí son las de bonito o atún, de sardinas (xoubas), de bacalao o de vieras. Aunque también las hay de carne de ternera, de lacón, la lista podría ser interminable.

Zamburiñas y pan gallego, manjar de Dioses

Zamburiñas y pan gallego, manjar de Dioses

Las patatas no son en la cocina gallega un ingrediente secundario ya que aparecen en infinidad de platos, acompañando en forma de cachelos al lacón, al pulpo o a las carnes. Y también son la base de la suprema tortilla de patatas de Betanzos. Esta aparece en la carta de todas las tabernas y restaurantes de esta localidad coruñesa que parecen pugnar por ofrecer la tortilla más sabrosa.

Las patatas gallegas tienen una piel fina, una carne blanca y según los entendidos son perfectas para ser cocidas. La patata de Galicia cuenta incluso con una IGP (Indicación geográfica protegida) en cuatro zonas gallegas, una de ellas en la comarca coruñesa de Bergantiños. Lógicamente hay una fiesta en torno a la patata, que lleva más de 40 años celebrandose en el pueblo de Coristanco.

El Ayuntamiento de Muros preside Curro da Praza

El Ayuntamiento de Muros preside Curro da Praza

Muros

Situado en la boca de la amplia ría de Muros y Noia, esta localidad muestra orgullosa su indudable condición de puerto pesquero.

Junto al puerto

La hermosa villa marinera de Muros ha crecido acompañando la sinuosa costa de la ría. Tanto es así, que su calle principal bordea al mar y su plaza mayor, llamada Curro da Praza, tiene casi la forma de un anfiteatro que mira al puerto.

En esta plaza, habitual lugar de encuentro de los muradanos, encontramos algunos de los edificios más insignes del pueblo, como son el ayuntamiento, los juzgados y el antiguo teatro Mercedes reconvertido en restaurante.

Vista de la ría con el pueblo de Muros al fondo

Vista de la ría con el pueblo de Muros al fondo

Partiendo de la plaza en dirección norte, la arteria principal de la villa, la Avenida Castelao concentra gran parte de los comercios y restaurantes. Con sus elegantes casas blancas acristaladas de cara al mar podría considerarse una versión reducida y coqueta de La Mariña coruñesa.

Aquí encontramos los viejos soportales de piedra que protegían hasta no hace mucho las embarcaciones y que permiten guarecerse a los lugareños de la lluvia. Estos robustos arcos son una de las señas de identidad de Muros y algunos de ellos tienen incluso origen medieval.

La Rúa Real y la Colegiata

Detrás de ellos trepando la colina, se encuentra su estrecho y atractivo centro histórico, repleto de callejas empedradas y rincones con encanto.
Estos angostos callejones fueron bautizados con nombres tan evocadores como Soledad, Salud, Sufrimiento o Esperanza.

Algo más arriba, la Rúa Real, la más señorial de las calles cruza el casco histórico de punta a punta flanqueada de elegantes casonas de piedra.

Casonas nobles en la Rúa Real de Muros

Casonas nobles en la Rúa Real de Muros

Si se suben desde la plaza del Ayuntamiento un par de empinadas calles se llega a la Antigua Colegiata de Santa María del Campo, una preciosa iglesia de estilo gótico marinero. Su nave central está cubierta de arcos apuntados que recuerdan al entramado del casco de una embarcación. Merece la pena subir a la torre de Santa María del Campo, desde la que se tiene una panorámica espléndida del pueblo y la ría.

Siguiendo la línea de la costa, a unos 16 kilómetros al norte nos topamos con la localidad de Carnota que bien merece una visita. Aquí podremos admirar varias construcciones de gran valor histórico. Un palomar, el hórreo de Carnota, uno de los más largos de Galicia y la bonita iglesia de Santa Columba del siglo XVIII.

Hoteles en Muros
El Hotel O Porto (***) situado a dos pasos literalmente del puerto y la plaza del Ayuntamiento es probablemente la opción más confortable de Muros. Además está en uno de los edificios más bonitos de la villa.
La Pensión Residencia J. Lago resulta bastante más asequible pero también tiene una situación privilegiada. Merece la pena pagar un poco más por las habitaciones con vistas al puerto.

Día de mercado en Betanzos. Praza Irmáns García Naveira (Plaza Hermanos García Naveira)

Día de mercado en Betanzos. Praza Irmáns García Naveira (Plaza Hermanos García Naveira)

Betanzos

La localidad de Betanzos se encuentra en una zona densamente poblada, a medio camino de las ciudades de A Coruña y Ferrol. Betanzos da nombre a una de las Rías Altas más extensas, aunque ciertamente se encuentra a unos cuantos kilómetros de ella.
La población que alcanza los 13.000 habitantes, esconde tras los polígonos industriales y las nuevas construcciones, un centro histórico realmente encantador que merece la pena explorar.

Un poco de historia

A principios del siglo XIII se comenzó a construir un nuevo asentamiento sobre el enclave de un antiguo castro, en la confluencia de los ríos Mandeo y Mendo. Aquella antigua estructura medieval de callejas todavía se conserva, con su núcleo original situado en la actual Praza da Constitución. Este lugar fue envuelto por sucesivas calles formando un centro histórico compacto en forma de elipse casi perfecta.

En 1465 Enrique IV le dio a Betanzos el título de ciudad y dos años más tarde, le concedió el privilegio para la celebración de una feria franca. Un evento mercantil que se celebraba durante todo el mes de noviembre, libre de impuestos y tributos. Y que en la actualidad se recuerda con una fiesta bajo del nombre de Feira Franca Medieval.

Poco después, con la reordenación territorial de los Reyes católicos, Betanzos fue nombrada capital de provincia. Todo ello dio lugar a una época de gran esplendor en Betanzos que explica el ingente patrimonio histórico de ese periodo.

La nueva división territorial de 1833 volvió a afectar a Betanzos que se integró definitivamente en la provincia de A Coruña.
A principios del siglo XX, Betanzos volvió a disfrutar de un momento de esplendor con la vuelta de adinerados indianos, especialmente los hermanos García Naveira.

La preciosa iglesia gótica de Santa María del Azogue (Betanzos)

La preciosa iglesia gótica de Santa María del Azogue (Betanzos)

Qué ver en Betanzos

El casco antiguo de Betanzos fue declarado Conjunto histórico artístico. Por lo que no es mala idea explorarlo desde su centro, la hermosa y ecléctica Praza da Constitución.

Pese a que en ella encontramos edificios de muy distintas épocas, la plaza posee un encanto innegable. En un costado vemos las típicas casas acristaladas gallegas, similares a las que hay en La Mariña de A Coruña o Muros. Mientras que en el otro lado se halla la iglesia de Santiago, de origen gótico. Junto a la cabecera del templo, la torre se alza imponente sobre la plaza. A unos pocos metros, llama poderosamente la atención un edificio modernista muy singular de principios del siglo XX: la Casa Núñez. Obra de uno de los grandes arquitectos gallegos del siglo pasado, Rafael González Villar.

Bajando la Rúa Castro se llega a la Praza Irmáns García Naveira, dedicada a los dos hermanos que hicieron fortuna en Argentina y retornaron a su ciudad natal. Este es el centro de la vida social de los brigantinos, aquí encontramos la iglesia y el convento de Santo Domingo, el Ayuntamiento y también numerosas tabernas y restaurantes. En la Plaza García Naveira también tiene lugar tres veces por semana un concurrido mercado con productores de la zona.

Estanque del Parque do Pasatempo

Estanque del Parque do Pasatempo

Al norte del centro histórico encontramos, quizá, las dos iglesias más bellas de la ciudad, ambas de finales del siglo XIV y estilo gótico. Se sitúan en la misma plaza con un bello cruceiro entre medias. De San Francisco destaca su imponente cabecera y algunos capiteles románicos del interior. La iglesia de Santa María del Azogue conviene contemplarla con calma para no perderse ningún detalle se su fachada y su hermosa portada.

Parque do Pasatempo

Ríos de tinta han corrido sobre este curioso e inclasificable parque enciclopédico ideado por Juan García Naveira a finales del siglo XIX. Por desgracia esta obra única, casi onírica, inaugurada en 1914 ha llegado hasta nuestros días reducido a una cuarta parte de lo que fue y en un estado lamentable.

A pesar de todo, el Parque do Pasatempo, sigue conservando un halo de excentricidad, de exotismo y fantasía e incluso algunos han visto la huella de la masonería.

El mundo de fantasía del Parque do Pasatempo

El mundo de fantasía del Parque do Pasatempo

Este antecesor de los parques temáticos tenía originalmente 9 hectáreas repletas de estanques, paseos, cavernas, bestias, mosaicos con conchas y muros cubiertos de relieves insólitos. Las paredes del Parque do Pasatempo muestran escenas crípticas como la del buzo que parece rescatar un tesoro o la lucha de un murciélago contra una serpiente. Otras referencias son más evidentes como el amor de los García Naveira por Argentina reflejado por los escudos de ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Jujuy.

Durante décadas el abandono por parte de los herederos y después de las instituciones ha sido absoluto. Sin embargo, por fin en febrero de 2020, El Parque do Pasatempo fue declarado Bien de interés cultural. Por ello, ya han comenzado las obras para su rehabilitación que no acabarán hasta al menos 2022.

Hoteles en Betanzos
La mejor opción para alojarse, es probablemente el Hostal Pórtico , un alojamiento moderno y acogedor que cuenta con los lujos de un hotel de varias estrellas.

Iglesia de San Andrés de Teixidó

Iglesia de San Andrés de Teixidó

San Andrés de Teixidó

Un dicho popular gallego muy arraigado en estas tierras dice que A San Andrés: «Vai de morto quen non foi de vivo». Que podría traducirse como «Quien no vaya en vida (a San Andrés de Teixidó), irá después de muerto».

Lo que si es cierto es que todos los veranos se celebran concurridas romerías en esta apartada aldea de la costa Ártabra para visitar las reliquias de San Andrés.

El poder de atracción de este pueblecito de apenas 50 habitantes censados no tiene demasiado misterio. Simplemente San Andrés de Teixidó es un lugar bonito, bucólico.

Qué ver en San Andrés de Teixidó

Esta aldea, de literalmente cuatro calles, posee una coqueta iglesia y un puñado de casitas encaladas. Pero lo que embelesa al visitante es sin duda su entorno, los verdes prados y bosques que la circundan y los impresionantes acantilados que se desploman sobre el mar, apenas unos metros más allá.

Calle principal de San Andrés de Teixidó

Calle principal de San Andrés de Teixidó

La bonita iglesia es el edificio más destacable de la aldea, con sus muros cubiertos de piedras y blanco níveo. Algo que también puede verse en otras casas del pueblo y que dota al conjunto de mucho encanto.

El templo original probablemente se construyó en estilo gótico marinero, pero apenas se conservan algunos elementos de esa época. La iglesia que podemos contemplar en la actualidad se construyó principalmente en el siglo XVIII.

En los alrededores de San Andrés de Teixidó hay un buen número de miradores extraordinarios, pero ninguno como el Vixia Herbeira cuyos acantilados alcanzan los 615 metros sobre el mar.

Donde alojarse
Cedeira a pocos kilómetros de San Andrés de Teixidó puede ser una buena base de operaciones para explorar los alrededores. Un buen lugar para dormir es la Casa Rural Cordobelas .

Praza do Convento, Melide

Praza do Convento, Melide (Foto: Turismo de Melide)

Melide

Mellid (o Melide en gallego) es de sobras conocido por los peregrinos ya que se encuentra en el Camino de Santiago, a tan solo 50 kilómetros de la Catedral compostelana.

Melide es una localidad famosa por su gastronomía, en especial por su repostería tradicional como los almendrados y los melindres. Aunque tampoco hay que olvidarse de los quesos y la ternera gallega. También es muy popular su mercado dominical y sobre todo la Feira grande, uno de los más importantes mercados de ganado de toda Galicia.

Qué ver en Melide

Aunque quizá en conjunto, Melide no sea un pueblo especialmente bonito ya que dominan las construcciones modernas, posee algunos rincones con gran encanto.

Destaca especialmente el entorno de la Praza do Convento, donde encontramos la Casa do Concello y la iglesia de Sancti Spiritus. Esta última pertenecía a un antiguo convento franciscano ya desaparecido. Su aspecto exterior resulta austero e incluso anodino, pero en su interior esconde dos sepulcros góticos y un altar mayor impresionante de época barroca.

Iglesia de Santa María de Melide

Iglesia de Santa María de Melide (Foto: Turismo de Melide)

Junto a la capilla de San Roque encontramos el que podría ser el cruceiro más antiguo de Galicia, lo que no es poca cosa, datado en el siglo XIV.
La capilla del Carmen o Capela do Carme está situada en O Castelo una pequeña colina desde donde se tiene unas vistas espléndidas del pueblo, especialmente al atardecer.

La gran joya de Mellid se encuentra a medio kilómetro del centro urbano, junto al Camino Francés se trata de la iglesia románica de Santa María de Melide. Esta iglesia es, sin duda, una de las más bonitas del románico rural gallego por sus líneas sencillas y armónicas. En su interior se conserva todavía el altar y las rejas románicas y en su ábside unos preciosos frescos del siglo XVI.

Hoteles en Melide
Al ubicarse en el camino de Santiago, en Melide no faltan albergues para peregrinos. Si se desea más de comodidad, una buena opción es la Pensión de San Antón . Un alojamiento de lo más acogedor.
Si el presupuesto lo permite, La Casa María es una casa rural preciosa situada junto a la iglesia románica de Santa María, todo un lujo.

Santuario da Virxe da Barca en Muxía (Santuario de la Virgen de la Barca en Mugía)

Santuario da Virxe da Barca en Muxía (Santuario de la Virgen de la Barca en Mugía)

Muxía

En mitad de la Costa da Morte, en el umbral de la ría de Camariñas se asienta Muxía (Mujía en español). Del antiguo pueblo marinero poco queda ya, si exceptuamos algunas casitas de piedra entre anodinos edificios modernos de vivos colores. Sin embargo, el emplazamiento de Muxía es tan espectacular, que bien merece desviarse de la ruta.

Qué ver en Muxía

Según la leyenda el apóstol Santiago se hallaba predicando junto al mar, cuando se le apareció la Virgen María para reconfortarlo. Los monjes de Moraime levantaron en ese mismo lugar el Santuario de la Virgen de la Barca, que se convirtió en uno de los templos más emblemáticos de la costa gallega.

En 2013 un rayo provocó un violento incendio que destruyó gran parte de la iglesia, incluido un valioso retablo barroco. El templo que tuvo que ser reconstruido en gran parte, pero conserva todavía su encanto.

Muy cerca, el monte do Corpiño ofrece una panorámica inigualable que no hay que perderse. El mirador permite contemplar de un vistazo, a un lado el Atlántico, en medio el pueblo de Muxía sobre una estrecha península y al otro la ría de Camariñas.

Vistas de Muxía desde el mirador del monte Corpiño

Vistas de Muxía desde el mirador del monte Corpiño

En la ladera del monte encontramos la construcción más antigua de la villa: la iglesia de Santa María de Muxía, un templo gótico en el que destaca su campanario exento y su pequeño cementerio anexo.

Merece la pena explorar a pie los alrededores de Muxía por caminos de tierra que bordean las playas Da Cruz y de Espiñeirido.
Los amantes del arte no pueden perderse visitar la preciosa iglesia románica de San Xulián de Moraime a tan sólo 3 kilómetros. Una de las joyas arquitectónicas de la zona, célebre en los últimos tiempos porque los Franco expoliaron dos pilas bautismales medievales y permanecen todavía en el Pazo de Meirás.

Hoteles en Muxía
Los Apartamentos Praia do Capitàn tienen una excelente relación calidad-precio y una situación inmejorable, cerca del puerto y a un corto paseo del Santuario da Virxe da Barca.
Para los más exigentes, sin duda, la mejor opción será el Parador Costa da Morte , que efectivamente tiene unas vistas para morirse. Inolvidable.

Plaza del Tapal e iglesia de San Martiño de Noia

Plaza del Tapal e iglesia de San Martiño de Noia

Noia

Al fondo de la ría de Muros y Noya, encontramos esta última localidad, poseedora de un rico pasado y patrimonio histórico.

Un poco de historia

En el siglo XII, la villa de Noia era frecuentemente atacada por los piratas, por lo que el rey Fernando II decidió trasladarla a su actual emplazamiento más seguro, no muy lejos de la desembocadura del río Tambre.

Mientras la importancia de Santiago de Compostela crecía como centro de peregrinación del cristianismo, Noia se benefició de su cercanía convirtiéndose en el puerto de la ciudad jacobea.

En los siglos XIV y XV la villa de Noia vivió una época de esplendor en la que se construyeron murallas (lamentablemente derribadas en el XIX) y preciosas iglesias y palacios góticos.

David (de Cuaderno de Viaje) junto al Concello de Noia

David (de Cuaderno de Viaje) junto al Concello de Noia

Qué ver en Noia

El centro histórico todavía conserva su entramado de angostas callejas, plazuelas estrechas y casonas con soportales.

Los monumentos más destacables son sus dos templos góticos, en especial la elegante iglesia de San Martiño que preside la plaza del Tapal sin duda, la más bonita de la villa.

San Martiño posee una hermosa fachada en la que sobresale su impresionante rosetón, dos torres inacabadas y sobre todo su preciosa portada poblada de apóstoles, músicos y ángeles.

Por su parte Santa María a Nova es una iglesia más austera y robusta pero todavía conserva a los lados el cementerio de Noia, que han sido rodeados por construcciones modernas. En el interior de la iglesia se ha habilitado el Museo das Laudas Gremiaís que posee valiosas lapidas talladas medievales.

Muy cerca, frente a los jardines de la Alameda, ya en la parte nueva del pueblo se yergue el imponente edificio del Concello de Noia, con su aspecto de fortaleza recuerda a algún suntuoso pazo gallego.

Hoteles en Noia
Situado a 1,5 kilómetros del centro histórico de Noia, el Hotel Park es una buena opción para dormir en Noia.
Hotel Park.
Si se prefiere los alojamientos rurales, La Casa do Zuleiro tiene un encanto inmenso. Está situada en la aldea de Brión de Arriba, unos 9 kilómetros de Noia. Si se dispone de automóvil puede ser la base perfecta para visitar no solamente Noia, sino también Muros y Muxía que tampoco quedan lejos.

Mapa: pueblos bonitos de A Coruña

Playa de A Cruz y el pueblo de Muxía al fondo

Playa de A Cruz y el pueblo de Muxía al fondo

Enlaces de interés:
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