En el oriente de la ciudad de Oaxaca se extiende el atractivo valle de Tlacolula. Aquí se asientan algunos pueblos que cuentan en conjunto con una riqueza patrimonial tan extraordinaria que justifica por si misma la visita a este extenso estado mexicano.
No en vano, el estado de Oaxaca posee el mayor porcentaje de población indígena de México (en torno a un 24%) lo que le confiere un enorme interés cultural y etnográfico.
Tlacolula de Matamoros, la localidad más importante de la zona, es también la que celebra cada domingo uno de los mercados más concurridos y coloridos de México.
No muy lejos, en Santiago de Matatlán se concentra un buen puñado de destilerías de mezcal. Y es que en esta parte de México abunda el cultivo del agave, una planta emparentada con los cactus y los aloes veras de la que se extrae ese apreciado licor.
Aquí también podemos encontrar extraordinarios yacimientos arqueológicos precolombinos como los de Mitla, pertenecientes a la cultura zapoteca.
Y por supuesto también hay joyas de la naturaleza, como el área natural protegida de Hierve el agua, un enclave con unas singulares formaciones de carbonato de calcio que han creado verdaderas cascadas petrificadas.
Cómo llegar
La mayoría de los pueblos más interesantes del valle de Tlacolula se encuentran junto a la carretera Federal 190, una de las más importantes de la mitad sur de México. Por lo que, si se dispone de vehículo privado será muy sencillo visitar varias localidades en un par de días.
También es posible hacerlo en transporte público, ya que los Valles Centrales están relativamente bien comunicados.
En la Central de Autobuses de Segunda Clase de Oaxaca, también conocida como Central de Antequera se agrupan la mayoría de empresas de autobuses regionales. Estas ofrecen servicios económicos y conectan la capital Oaxaca con pueblos cercanos como Tlacolula de Matamoros o San Pablo Villa de Mitla con numerosas paradas intermedias.
El Tule
Santa María del Tule o simplemente El Tule, es una pequeña localidad plagada de casitas bajas y humildes.
Situada a escasos 10 kilómetros de Oaxaca, no es muy distinta de muchos otros pueblecitos mexicanos. Sin embargo, posee en su centro el conocido como Árbol del Tule, un gigantesco ciprés de Moctezuma que algunas fuentes calculan que tiene unos 2000 años.
Esta rara especie también conocida como ciprés mexicano o ahuehuete es casi exclusiva de México por lo que fue designado como árbol nacional por su belleza y longevidad.
El majestuoso ejemplar del Tule es con 14 metros, el árbol con el tronco con mayor diámetro del mundo. Y por ello aparece en todos los listados y artículos sobre grandes árboles del planeta.
El árbol se encuentra en el patio delantero de Santa María de la Asunción, una bonita iglesia del siglo XVII. Que queda, lógicamente, empequeñecida por los 42 metros de altura del enorme ahuehuete.
El frondoso árbol del Tule es visible desde cualquier punto de la plaza y algunas calles aledañas, pero su inmensidad es aún más evidente cuando uno se sitúa bajo su copa.
Merece la pena contemplar como el milenario tronco se bifurca en docenas de ramas más y más pequeñas hasta tocar el cielo a más de 40 metros del suelo.
La excursión a El Tule, dada su cercanía, es una de más más típicas que pueden hacerse desde la bella ciudad de Oaxaca de Juárez.
Los visitantes no solamente vienen atraídos por el impresionante árbol y su iglesia aledaña, también por su concurrido mercado y los estupendos restaurantes que se sitúan en torno a la plaza. Uno de los más recomendables es el Comedor Familiar Santa Elvira, especializado en barbacoas y parrillas de carne.
Tlacolula de Matamoros
El Mercado de Tlacolula
El mercado dominical de Tlacolula de Matamoros es todo un acontecimiento y reúne a miles de personas de toda la región.
Aquí puede encontrarse casi cualquier cosa imaginable: carne, aves vivas, todo tipo de frutas de vivos colores, panes, bollos, pero también artesanía, ropa y otros productos manufacturados.
Recorrer este animado tianguis, que es como se conoce a estos mercadillos tradicionales, resulta una manera magnífica de empaparse del ambiente y la cultura locales.
Un lugar ideal para sorprenderse con olores desconocidos, saborear alguna fruta exótica o charlar con algún tendero.
Los indígenas son mayoría aquí y los turistas son escasos, lo que hace que el mercado goce de una gran autenticidad. De hecho, los extranjeros y sus cámaras suelen recibir no pocas miradas de curiosidad y suspicacia.
Recorriendo el tianguis
El edificio del Mercado Municipal Martín González podría considerarse el núcleo de la feria, pero los puestos se desparraman mucho más allá, por las calles aledañas.
Dentro del edificio, a cubierto del sol abrasador, encontramos toda una hilera de carnicerías.
Los tablajeros (o carniceros) disponen simplemente de un pequeño mostrador con un barrote horizontal en lo alto del que cuelgan colgajos de carne. Esta no tiene ningún tipo de refrigeración, por lo que no parece muy aconsejable su consumo.
En todo caso los lugareños, no dudan en comprar tajadas de carne y asarlas allí mismo en unas parrillas de carbón que producen una gran humareda.
Todo ello junto algún pequeño puesto improvisado de verdura, un perro buscando un bocado o señoras acarreando pavos vivos por las patas.
Ciertamente los mercados mexicanos, y el de Tlacolula es buena prueba de ello, tienen un caótico encanto difícil de explicar.
En las calles cercanas abundan los largos puestos de productos de la huerta, con montones de frutas en un difícil equilibrio que parece que vayan a desmoronarse en cualquier momento.
Los tenderetes de verduras y frutas y los de artesanía son quizá los más vistosos. En Oaxaca se elaboran los llamados alebrijes, unas figuritas de animales fantásticos y vivos colores talladas con gran delicadeza en madera. Los alebrijes son, sin duda, uno de los mejores recuerdos que uno puede traerse de vuelta.
El templo de la Asunción
No debe pasarse por alto la iglesia de Santa María de la Asunción, una de las más bellas muestras del barroco mexicano, a menudo comparada con la de Santo Domingo de Oaxaca.
La fachada exterior resulta imponente con sus dos torres a los lados, pero es definitivamente austera en comparación con su exuberante interior.
Los muros del interior de la iglesia están cubiertos de pinturas y retablos, pero destacan sobre todo las recargadas yeserías que cubren las bóvedas del templo. Un magnífico ejemplo de fusión entre la artesanía indígena y la arquitectura religiosa cristiana.
Justo enfrente se encuentra el parque Municipal, la agradable plazuela donde se encuentra el consistorio.
Los días de mercado, bajo las arcadas del propio Palacio Municipal, es posible ver a un puñado de peluqueros cortando el cabello gratis a quien lo desee.
San Pablo Villa de Mitla
Al contrario de la mayoría, los grandes atractivos de Mitla no hay que buscarlos en el centro del pueblo, sino en las afueras. Allí se encuentran las ruinas de la antigua Mitla perteneciente a la cultura zapoteca y la bonita iglesia de San Pablo.
Este es uno de los seis Pueblos Mágicos del estado de Oaxaca (junto a, por ejemplo, Mazunte o Huautla de Jiménez) una distinción que designa las localidades con más encanto del país.
La civilización Zapoteca
La cultura zapoteca fue una de las más antiguas e importantes de las civilizaciones precolombinas. Se desarrolló y extendió durante unos dos milenios al menos, entre el V a. C. y el XVI d.C. cuando llegaron los conquistadores españoles.
Los zapotecos lograron dominar un territorio similar al actual estado de Oaxaca y otras zonas limítrofes. Gracias entre otras cosas a sus vínculos con otros pueblos como los olmecas, de los que algunos estudiosos creen que procedían los primeros zapotecas.
En Villahermosa (Tabasco) puede visitarse el interesante Parque Museo La Venta con más de medio centenar de grandes cabezas y monolitos olmecas.
La capital zapoteca fue durante siglos Monte Albán, un sitio arqueológico espectacular situado a tan solo 10 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.
Entre los siglos VIII y IX la importancia de Monte Albán fue declinando en favor de Mitla que pasó a ser el núcleo de la civilización zapoteca.
La Antigua Mitla
La zona arqueológica de Mitla posee un conjunto de edificaciones de gran interés pertenecientes fundamentalmente a los siglos del XIII-XVI.
Esta ciudad zapoteca fue un gran centro religioso y militar que debió tener, en el momento de mayor auge, más de 10.000 habitantes.
El sitio arqueológico se divide en cinco grupos entre los que destaca el llamado Grupo de las columnas. En su interior se encuentra una sala con seis grandes pilares que le da nombre y el antiguo palacio, probablemente la construcción más imponente y suntuosa que existía en la ciudad.
El palacio tiene cuatro estancias cerradas, con muros interiores cubiertos de frisos de grecas con bellos diseños geométricos.
La otra zona visitable es el Grupo Norte (o de la Iglesia) que conserva también preciosos muros ornamentados con mosaicos de roca caliza en torno a dos patios.
Se han contabilizado hasta 14 motivos distintos que simbolizarían el cielo, la tierra y demás animales fantásticos que debieron estar pintados en su día de vivos colores.
No es extraño quedarse embelesado mirando la belleza de estos frisos, donde uno puede dejar volar su imaginación viendo centenares de olas, laberintos o serpientes.
A tan sólo 13 kilómetros en Yagul, encontramos otra zona arqueológica zapoteca de menor entidad, pero en la que todavía se conservan interesantes vestigios de pinturas murales.
La iglesia de San Pablo
Los españoles construyeron el templo católico de San Pablo sobre una pirámide dedicada al Dios Sol a finales del siglo XVI. De esta manera los europeos intentaban imponer su religión a los zapotecos.
Algo que ya habían hecho al otro lado del Atlántico construyendo iglesias cristianas sobre las antiguas mezquitas musulmanas, por ejemplo, en la ciudad de Toledo.
Pese a todo San Pablo es un bonito templo barroco en el que sobresalen sus cuatro cúpulas rojizas sobre el cielo azul de Mitla.
San Pablo Villa de Mitla es también famosa por su artesanía, en especial sus talleres textiles en los que se elaboran telas en las que se replican las grecas geométricas de los frisos zapotecas.
Santiago de Matatlán
El mezcal
El mezcal es una bebida alcohólica tradicional mexicana que se extrae de la destilación del corazón del maguey mezcalero.
El tequila es, de hecho, también un tipo de mezcal, pero para su elaboración se utiliza únicamente la variedad azul del agave tequilana y se elabora principalmente en el estado de Jalisco.
Para el mezcal pueden emplearse otras variedades de agave (o maguey) siempre y cuando sean las que certifica la Denominación de Origen Mezcal. Este licor se elabora en ocho estados mexicanos, sin embargo, más del 80% de la producción del país proviene de Oaxaca.
Sólo las plantas más resistentes son capaces de prosperar en estas tierras resecas del sur de México. Por ello, es muy común aquí contemplar, desde la carretera, largas hileras de agaves, con sus puntiagudos brazos apuntando en todas direcciones.
Destilerías de mezcal
La pequeña localidad de Matatlán pese a su aspecto anodino y su población de apenas 3000 habitantes está considerada como la «capital mundial del mezcal».
La carretera 190 divide el pueblo en dos partes y a ella se asoman numerosas tiendas y unas cuantas destilerías. Hay más de una docena de ellas en Santiago de Matatlán y sus alrededores. Y algunas de ellas ofrecen una pequeña visita guiada si se realiza una reserva previa.
La visita permite ver algunas dependencias de la destilería donde se aprende un poco más sobre la elaboración artesanal de esta apreciada bebida alcohólica.
Resultan sorprendentes los grandes hornos construidos con tierra y piedras y apuntalados con grandes maderos donde se cuecen las piñas del maguey. Posteriormente el agave cocido se tritura con una gran piedra circular en un molino conocido como tahona chilena. La piña macerada se deja fermentar entre 8 y 10 días en grandes tinas de madera.
Más tarde el mosto pasa a los alambiques para su destilación, se refina y finalmente se envasa. Por supuesto, estas destilerías cuentan con una tienda bien surtida donde ofrecen numerosas variedades entre las que destacan: añejo, reposado, licor de nuez, gusano.
Este último por la peculiaridad de contener un gusano de maguey suele ser muy apreciado por los turistas de gustos excéntricos.
Una de las destilerías más renombradas de la localidad y que ofrece unas visitas guiadas muy recomendables es El Rey Zapoteco.
Hierve el Agua
A unos 70 kilómetros al este de la ciudad de Oaxaca, entre montañas cubiertas de matorrales, encontramos las cascadas petrificadas de Hierve el agua.
Estas preciosas pozas naturales fueron creadas por el incesante goteo del agua con un elevado nivel de carbonato de calcio, a lo largo de millones de años.
Las dos cascadas la Chica y la Grande se sitúan al borde de un acantilado ofreciendo unas vistas panorámicas excepcionales de las últimas estribaciones de la Sierra Madre del Sur.
Hierve el agua pudo ser un lugar sagrado para los Zapotecas que construyeron aquí un conjunto de terrazas y un complejo sistema de irrigación.
Este lugar también funciona como balneario natural gracias a sus aguas termales. Por lo que es uno de los destinos turísticos más visitados del estado de Oaxaca.
Mapa del Valle de Tlacolula
Enlaces de interés:
Turismo Oaxaca
Mezcal el Rey Zapoteco
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