La zona arqueológica de Bonampak se encuentra en la selva Lacandona, en el estado mexicano de Chiapas
Vista de la antigua ciudad maya de Bonampak

Vista de la antigua ciudad maya de Bonampak


Bonampak es una de las numerosas zonas arqueológicas mayas que salpican los estados orientales de México. Bonampak nunca alcanzó la importancia de otras grandes ciudades de la zona como Palenque, Yaxchilán, o Tikal, en la actual Guatemala. Sin embargo, posee los más bellos y mejor preservados murales del mundo maya.

De hecho, Bonampak es una palabra maya que significa precisamente ‘muros pintados’. Estos murales conservan, a pesar del tiempo y las ‘limpiezas’ agresivas, una colorida policromía y muestran el arte de la guerra e incluso los sacrificios humanos de la época de esplendor de la cultura maya.

Además del intrínseco interés del sitio arqueológico de Bonampak, en sus inmediaciones viven los últimos lacandones. Un pueblo indígena considerado descendiente directo de los mayas y que se encargan de gestionar las visitas a Bonampak y a otros lugares cercanos.

Grupo ceremonial (Murales de Bonampak)

Grupo ceremonial (Murales de Bonampak)

Para las personas curiosas, interesadas en otras culturas, resulta una experiencia maravillosa conocer este rincón de México de la mano de un indígena. Puesto que un guía lacandón no solo cuenta lo que ha leído en un libro o en internet, sino que transmite el legado de sus propios antepasados.

Caminar con los lacandones por la jungla o charlar con ellos en lo alto de la acrópolis de Bonampak no tiene precio.

Cómo llegar a Bonampak

La mayoría de turistas reserva una excursión de un día, con transporte incluido, en alguna de las numerosas empresas turísticas de la ciudad de Palenque. La excursión suele incluir la visita a las antiguas ciudades mayas de Bonampak y Yaxchilán.

Sin embargo, conviene reservar directamente con alguna agencia lacandona, para evitar los intermediarios y asegurarnos de que el dinero repercute en esta comunidad a menudo desdeñada. Una de las mejores opciones es Aventuras Chankin, gestionada por el guía oficial Daniel Chankin.

El guía lacandón Daniel Chankín con dos de sus hijos

El guía lacandón Daniel Chankín con dos de sus hijos

La zona arqueológica de Bonampak se encuentra en el oriente del estado mexicano de Chiapas. En el interior de una espesa selva, a apenas 20 kilómetros del caudaloso río Usumacinta que delimita la frontera con Guatemala.

Esta es una zona apenas poblada y lo más habitual es llegar en coche desde la localidad turística de Palenque situada a unos 140 kilómetros más al norte.

A pocos kilómetros de Palenque se ha tomar la carretera federal 307, también llamada fronteriza, ya que casi todo su recorrido marcha en paralelo a la frontera guatemalteca.

La carretera es estrecha, no siempre en buen estado y con numerosos badenes (o topes) junto a las aldeas, por lo que se tarda al menos unas dos horas en coche hasta Crucero San Miguel. Este es un cruce de caminos con unas cuantas chozas y un puesto de la policía del que parte el desvío hacia Bonampak y la aldea lacandona de Lacanjá Chansayab.

Un par de kilómetros más allá se encuentra una pequeña oficina de información turística con el ostentoso nombre de Jaguar Ojo Anudado II.
A partir de este punto la gestión pertenece a los lacandones. Una furgoneta o combi puede llevar a los visitantes ya sea a la zona arqueológica o a los diversos alojamientos ecoturísticos de la zona.

En el interior de la Reserva de la Biosfera de los Montes Azules hay numerosas rutas y lugares de interés, en especial varias cascadas y cenotes.

Cascadas del Corcho Negro (Chiapas) © Cuaderno de Viaje

Los lacandones y el legado maya

Un poco de historia

Los lacandones son un grupo indígena descendiente de los pueblos mayas, originarios de la península del Yucatán y el Petén guatemalteco.

En los siglos XVII y XVIII muchos de ellos emigraron a las selvas del este de Chiapas para escapar de la ocupación española que pretendía agruparlos y controlarlos en pueblos ya establecidos.

La palabra lacandón proviene del idioma chortí que significa ‘gran peñón’ o ‘piedra erecta’ y se aplicó a los pueblos que se establecieron en la zona oriental de Chiapas conocida como selva Lacandona.

Sin embargo, los propios lacandones se denominan a sí mismos como ‘hach winik’: verdaderos hombres. Su lengua se considera un dialecto del maya yucateco, un idioma que todavía hablan miles de indígenas en sus múltiples variantes en toda la región del Yucatán mexicano, Bélice y norte de Guatemala.

Templo de las inscripciones de la ciudad maya de Palenque

Templo de las inscripciones de la ciudad maya de Palenque

En los siglos XVIII y XIX hubo diversos intentos de catequizar al pueblo lacandón, pero fracasaron. Y siguen siendo uno de los pueblos indígenas más esquivos y abandonados por las administraciones mexicanas.

Se calcula que en la actualidad subsisten entre 900 y 1000 lacandones divididos en dos comunidades que habitan el entorno de la Reserva de la Biosfera de los Montes Azules. El grupo del sur vive apenas a unos kilómetros de la zona arqueológica de Bonampak que se ha convertido en una de sus mayores fuentes de ingresos.

La selva Lacandona en Chiapas se hizo célebre por ser el lugar donde surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), una guerrilla indígena y marxista que se levantó en armas contra el gobierno mexicano en 1994. Doce años después, este grupo armado abandonó las armas y se convirtió en un movimiento político que todavía cuenta con numerosa influencia en el entorno de San Cristóbal de las Casas y Ocosingo.

El guía junto a una de las estelas de Bonampak

El guía explicando una de las estelas de Bonampak (Foto: Patricia)

Costumbres y religión

Los lacandones se distinguen de otros pueblos indígenas por su vestimenta muy reconocible. Las mujeres suelen portar huipiles (blusas) y faldas muy coloridas. Sin embargo, los hombres visten largas túnicas blancas de algodón, que llegan hasta los tobillos en los lacandones del sur y que contrastan con sus melenas negro azabache.

La única concesión a la modernidad suele ser el uso de sandalias de plástico, muy prácticas en los terrenos selváticos donde se mueven. Y también a veces se les puede ver con bandoleras o chalecos, ya que sus túnicas carecen de bolsillos.

Su alimentación se basa en el maíz que complementan con otros vegetales como fríjoles, chile o calabazas y eventualmente algún pescado o pieza de caza.

Como otros pueblos influidos por la cultura maya, los lacandones practican el culto a los dioses del Sol y la Luna, pero también tienen deidades menores con un claro ordenamiento jerárquico.
También llevan a cabo rituales de agradecimiento y apaciguamiento de los dioses en los que les ofrecen copal (una valiosa resina), comida y bebida.

En el corazón de Chiapas, los tzotziles de San Juan Chamula, una etnia afín, realizan quizá los rituales prehispánicos más singulares de México.

Un indígena lacandón en la escalinata de Bonampak

Un indígena lacandón en la escalinata de Bonampak

Zona arqueológica de Bonampak

Este sitio arqueológico es relativamente pequeño en comparación con otras grandes ciudades mayas cercanas como Palenque o Yaxchilán a la que según parece estaba subordinada.
Pero la importancia de Bonampak no radica en la arquitectura, sino en sus maravillosas pinturas murales y los delicados relieves de sus estelas.

Bonampak tuvo su auge durante el periodo clásico de la cultura maya, aproximadamente entre los años 650 y 850 d. C.
A lo largo de muchos siglos la selva se tragó literalmente este lugar y no fue hasta 1946 que fue redescubierto.

Pocos años después otra expedición se encargó de fotografiar los murales y utilizaron queroseno para ‘limpiar’ la suciedad que se había acumulado sobre ellos. Esto lamentablemente los dañó irreparablemente.

Murales de las paredes y el techo (Bonampak, Chiapas)

Murales de las paredes y el techo (Bonampak, Chiapas)

Visita a Bonampak

Se accede al yacimiento arqueológico de Bonampak entrando a la llamada Gran Plaza, un enorme espacio casi cuadrado de 110 por 90 metros. En sus costados quedan los cimientos de edificios, casi devorados por la jungla.

La estela 1, se sitúa en el centro de la plaza, se trata de una de las más relevantes y de mayores dimensiones conservadas de la cultura maya. En ella se muestra en un elaborado bajo relieve a un importante gobernante llamado Chan Muwan II.

Ocupando todo el costado suroeste de la Gran Plaza se alza imponente la Acrópolis, una majestuosa escalinata construida sobre una colina y que alcanza los 46 metros de altura.

La escalera posee cinco tramos en los que se disponen distintos edificios. Entre los que destaca, sobre todo, una estructura cubierta y poco atractiva en su exterior, pero que alberga los murales más espectaculares de la cultura maya.

Vistas de la selva desde la acrópolis de Bonampak

Vistas de la selva desde la acrópolis de Bonampak

El conocido como Templo de los murales o Estructura 1 data de finales del siglo VIII y pudo estar pintada de vivos colores y tener una bonita crestería.

Las paredes de sus tres estancias interiores están cubiertas de pinturas murales que narran distintos acontecimientos de la historia de Bonampak durante el gobierno de Chan Muwan II.

Los murales muestran escenarios con ceremonias rituales, músicos y danzantes, pero también escenas bélicas y sacrificios humanos.
En los tres cuartos se han contabilizado hasta 272 figuras humanas, de los que un tercio tienen un nombre, lo que ha proporcionado una valiosa información.

Entrar al Templo de los murales es sobrecogedor, de algún modo, es como entrar en la tumba de un faraón de Egipto. El visitante se ve rodeado de pinturas milenarias que todavía conservan gran parte de sus vivos colores con reyes, guerreros, músicos y danzantes.

No hay que irse de Bonampak sin subir hasta la cima de la escalinata, desde donde se tiene una panorámica espectacular del sitio arqueológico y de las selvas circundantes. Y con un poco de suerte se pueden oir los gritos de los saraguatos (o monos aulladores) que resuenan por todo el bosque.

Una de las curiosas plantas de la selva

Una de las curiosas plantas de la selva

Reserva de los Montes Azules

Tanto la zona arqueológica de Bonampak, como la más de una docena de alojamientos ecoturísticos cercanos se encuentran en el interior de la Reserva de la Biosfera de los Montes Azules. Esta podría considerarse la zona protegida de una zona de mayor tamaño conocida como Selva Lacandona.

Se trata de la reserva más extensa de Chiapas y una de las más importantes de México desde el punto de vista de su biodiversidad, con más de 340 especies de aves y 116 de mamíferos. La zona además es rica en ríos y arroyos que van a desaguar al río Usumacinta, en la frontera con Guatemala.

La Reserva de los Montes Azules está casi completamente cubierta de bosques, excepto en torno a la localidad de Nueva Palestina donde han sido talados para dedicarlas a la agricultura.

Dos niños lacandones junto a un cenote natural

Dos niños lacandones junto a un cenote natural

Los lacandones llevan siglos viviendo en estas tierras, por lo que son los mejores guías para penetrar en los bosques. Ellos han trazado senderos en la selva y pueden mostrarnos los árboles más inmensos y también plantas de aspecto anodino que poseen propiedades y usos medicinales.

Cascadas y cenotes

La reserva de la Biosfera de los Montes Azules protege enclaves de indudable belleza, entre los que destacan varias cascadas y cenotes naturales.
La cascada de las Golondrinas de Nueva Palestina (o Ch´en Ulich en lengua autóctona) son por su espectacular salto de agua las más visitadas. De hecho, cuenta incluso con un restaurante en las inmediaciones y no están lejos de Nueva Palestina, la localidad más populosa de la zona.

Las cascadas del Corcho negro pueden ser más humildes en altura. Sin embargo, encontrarse frente a este conjunto de pequeñas cascadas en mitad de la soledad de la selva es una experiencia abrumadora. El ruido ensordecedor de cientos de litros de agua cayendo es sólo comparable a su belleza.
Merece la pena detenerse ante las cascadas del Corcho negro y contemplar los distintos escalones y saltos que ha ido formando el agua a su paso.

No muy lejos, puede encontrase un cenote natural en mitad de la jungla. Se trata de una pequeña hondonada que ha embalsado el agua de un riachuelo creando una laguna. Un lugar perfecto para descansar y tomar incluso un pequeño baño después de la caminata.

Cascadas del corcho negro

Cascadas del corcho negro

Enlaces de interés:

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