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Tradicionalmente los visitantes que llegan a Lituania se han centrado en el sur del país, donde se encuentran algunos de sus principales atractivos. Aquí está su hermosa capital Vilnius, la otra gran ciudad lituana, Kaunas y otros lugares turísticos como el castillo de Trakai o Druskininkai.
Sin embargo el norte ofrece la celebre Colina de las Cruces y algunos otros parajes secretos que merece la pena descubrir, en especial el muy interesante Museo de la Guerra Fría.
La mayor ciudad del norte de Lituania es Šiauliai, un buen sitio donde alojarse para visitar el norte del país.
La colina de las Cruces, símbolo de Lituania
En mitad de la planicie lituana, no muy lejos de la frontera con Letonia y a apenas 10 kilómetros de la ciudad de Šiauliai se haya la conocida como Colina de la Cruces (Kryžių kalnas). Un nombre que describe perfectamente este cerro azotado por los vientos y cubierto por miles de cruces.
Lo cierto es que, la aparición de este singular monumento hunde sus raíces en lo más profundo de la identidad lituana.
La talla de madera
Una de las tradiciones más ancestrales de Lituania es la talla de la madera para esculpir iconos y figuras religiosas. En su origen, probablemente, surgió como ofrenda a dioses paganos y las tallas se acompañaban de otros elementos como pañuelos de colores y alimentos.
Más tarde esta costumbre pagana fue asimilada por el cristianismo que se asentó en estas tierras muy tarde. Ya que no fue hasta mediados del siglo XIII que el rey Mindaugas (considerado el fundador del estado lituano) se bautizó. Y finalmente en 1387 el cristianismo se adoptó como religión oficial del país.
En Lituania la talla de cruces e iconos religiosos se convirtió en todo un símbolo de identidad religiosa y nacional que incluso ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio cultural intangible.
Hay algunas tallas tradicionales lituanas como el Rūpintojėlis (o Cristo pensativo) y el Koplytstulpis una especie de poste coronado por un tejadito que guarece a Cristo o un santo. En la colina de Šiauliai pueden verse muchas versiones de estas cruces con tejado. (ver la primera foto)
Historia de la colina
El origen de este simbólico cerro es incierto. Algunas fuentes aseguran que este enclave era un lugar de culto pagano, antes incluso de que el cristianismo se extendiera por el país. Y que más tarde se cubrió de símbolos cristianos.
Otras versiones aseguran que las primeras cruces surgieron a mediados del siglo XIX, cuando se clavaron en honor a los caídos por las represión zarista. En 1831 y 1863 se produjeron sendos levantamientos contra la ocupación de la Rusia zarista que fueron duramente aplastados. Y quizá ésta fue la causa de que algunos familiares de los muertos colocaran cruces para recordarlos en este emplazamiento.
Posteriormente bajo la dominación comunista se prohibió la colocación de cruces en la colina. La Unión Soviética impuso por la fuerza un estado aconfesional a una población como la lituana que era profundamente católica.
Las cruces fueron arrasadas en 1961, se cortaron los caminos de acceso y se cavaron incluso zanjas. Sin embargo al día siguiente aparecieron de nuevo algunas cruces colocadas. El cerro era un símbolo no solo religioso sino también de identidad nacional y resistencia.
Hasta la disolución de la URSS la colina fue barrida por las autoridades soviéticas en diversas ocasiones, pero las cruces volvían a aparecer al poco tiempo.
Desde la independencia de Lituania en 1991, el número de cruces se multiplicó, y en la actualidad se calcula que puede haber cerca de medio millón.
Cómo llegar
La colina está situada muy cerca de Šiauliai, la cuarta ciudad más importante del estado báltico tras Vilnius, Kaunas y Klaipėda.
Kryžių kalnas como se la conoce en lituano, se ha convertido en el centro de peregrinación católico más importante de las repúblicas bálticas. Y uno de los más santuarios católicos más visitados de Europa oriental junto a Kalwaria Zebrzydowska en Polonia. El papa Juan Pablo II había nacido muy cerca de este conjunto monástico del Sur de Polonia.
El propio Juan Pablo II visitó la colina de las Cruces, en 1993 y en la cima puede verse una aparatosa cruz conmemorando este hecho. La cercana ermita fue construida tras la petición del papa de levantar un espacio de oración en las inmediaciones.
La capital Vilnius está a 220 kilómetros de distancia, unas 2,30h si se recorre en automóvil.
Si se quiere utilizar el transporte público hay que llegar primero hasta Šiauliai. Desde esta ciudad cercana parten hasta ocho autobuses diarios. Desde Šiauliai y si las fuerzas acompañan, también es posible llegar en bicicleta de alquiler. Si se coincide con alguna excursión organizada, pronto es bastante evidente que el aparcamiento se ha quedado pequeño. Y los coches se desbordan por los arcenes de la carretera adyacente.
Junto al parking, las tiendas de recuerdos ofrecen todo tipo de objetos tallados, en especial cruces católicas de todos los tipos y materiales que los peregrinos y creyentes compran masivamente para depositarlas como ofrenda.
Afortunadamente toda esta algarabía de coches y comercios queda algo apartado y todavía resta un trecho que ha de hacerse a pie. Esto permite contemplar la colina desde la distancia. Aunque desde este lado apenas parece una simple ondulación del horizonte. Si se evitan los fines de semana probablemente se podrá visitar sin grandes aglomeraciones.
Visita a la Colina de las Cruces
Según uno se acerca, se va haciendo más nítida la selva de cruces que cubre la loma. El paraje sorprende al visitante por su curioso y adorable caos. Miles de cruces clavadas desordenadamente en la tierra seca, desde las más enormes y ostentosas hasta las más humildes y pequeñas, apenas dos palitos cruzados.
Al principio hay una pequeña explanada en forma de media luna, como si de alguna manera las cruces abrazaran al peregrino.
En la parte central una modesta escalera de madera trepa hacia lo alto de la colina. Y es entonces cuando uno se ve rodeado por las cruces.
La mayoría son cruces de pequeño y mediano tamaño realizadas de manera industrial, pero merece la pena detenerse a buscar las hechas a mano. Algunas pueden ser verdaderas obras de arte.
En la cúspide el camino se bifurca por estrechos senderos que serpentean entre bosques de crucifijos. Y no es difícil sentir el deseo de perderse por ellos. Y aunque uno no sea creyente es evidente que el lugar posee una energía especial.
No se trata de una descomunal e impresionante catedral gótica que costó enormes cantidades de dinero. Solamente es un cerro pelado en mitad del campo lituano que unos humildes aldeanos cubrieron de palos en forma de cruz.
Museo de la Guerra Fría
Una base sovietica de misiles
El Museo de la Guerra Fría (Cold War Museum en inglés o Šaltojo karo muziejus en lituano) se encuentra ubicado en un antigua base subterránea soviética para el lanzamiento de misiles termo-nucleares.
El Ejército soviético comenzó a construir esta infraestructura en 1960, en plena Guerra Fría contra EEUU y el bloque capitalista. El emplazamiento elegido fue una zona poco habitada, cerca del lago Plateliai y cubierta de bosques del Oeste de Lituania. A tan solo 75km de la importante ciudad portuaria de Klaipėda.
En la base de Plokstine se excavaron cuatro silos subterraneos que albegaron otros tantos misiles nucleares. En el centro, a modo de bunker se construyeron también las distintas salas de control y cámaras eléctricas y de radio.
Estas instalaciones estuvieron operativas en los años 60 y 70. Y tuvieron una intervención destacada en la crisis de los misiles de Cuba en 1962, entre las potencias de EEUU y la URSS.
Desde aquí los misiles balísticos SS-4 sovieticos podían alcanzar cualquier ciudad de Europa Occidental. Y aunque nunca se lanzó ningún misil si que supusieron una amenaza real para los países occidentales.
En la actualidad la antigua base de misiles se haya en el corazón del Parque Nacional de Žemaitija. Una reserva cubierta de bosques y que incluye el enorme lago de Plateliai, el segundo más profundo del país.
Visita al Museo de la Guerra Fría
La desintegración de la Unión soviética y la independencia de las repúblicas bálticas ocurrió en apenas unos pocos meses convulsos entre 1990 y 1991. Y todo indica que muchas de las instalaciones militares sovieticas se abandonaron precipitadamente. Esto sucedió en el sobrecogedor Museo del Genocidio de Vilnius, la antigua sede de la KGB (la policia secreta soviética) en Lituania.
Aparentemente algo parecido sucedió en la base de Plokstine, ya que una vez retiradas las armas nucleares, el resto de las infraestructuras permanecen y pueden ser visitadas. De hecho se trata de la única base de misiles soviética que puede ser visitada en el mundo.
La visita al Museo de la Guerra Fría se realiza con un guía (en lituano o inglés), por lo que conviene informarse con antelación de los horarios.
Los silos apenas sobresalen unos metros sobre la superficie, con su estructura totalmente oxidada por el tiempo y su grisácea cúpula que al abrirse permitía el disparo del misil.
El interior del bunker
Bajar al bunker de esta antigua base de misiles nucleares resulta de algún modo emocionante para todo aquel interesado en la historia del siglo pasado.
Durante la Guerra Fría se estableció un frágil equilibrio de fuerzas entre las dos potencias y bases militares como esta de Plokstine tuvieron un papel muy relevante.
Las salas expositivas del Museo de la Guerra Fría conservan con acierto una cierta apariencia de base secreta de los años 60.
La primera estancia ha sido habilitada para mostrar una interesante exposición que describe el contexto histórico de la Guerra Fría. Apoyada en numerosas fotografías en blanco y negro, textos explicativos y videos. En otra sala se incide en la propaganda política y la enorme cantidad de carteles que se confeccionaron para manipular a los ciudadanos.
Aunque quizá la parte más llamativa de la exposición, es la que describe la evolución de la tecnología de misiles. Que muestra diversos componentes, fotografías, maquetas y una réplica exacta del misil SS-4.
El recorrido continúa en la zona donde se producía la energía eléctrica necesaria para el funcionamiento de todo el complejo. Donde destaca un enorme generador de casi 10 metros de longitud.
Para finalmente visitar uno de los silos de unos 30 metros de profundidad, donde se alojaba uno de los cuatro misiles balísticos que se guardaban en la base.
Parque Nacional Aukštaitija
A unos 120 kilómetros al norte de la capital lituana encontramos uno de los Parques Nacionales más hermosos de toda la región báltica. El Parque Nacional Aukštaitija, el más antiguo de Lituania, cubre una extensión de más de 400 km 2.
La reserva está cubierta de coníferas en su mayoría, con algunas manchas de robles y salpicado por 126 lagos. De entre ellos el lago Tauragnas, el más profundo del país con más 60 metros de distancia entre el fondo y su superficie.
En Aukštaitija exísten numerosos senderos que permiten disfrutar de este paisaje bucólico de bosques y lagos. Uno de ellos sube hasta Ledakalnis (o Colina de Hielo) desde la que se tiene un panorama excepcional.
Diseminadas aquí y allá exísten un centenar de pequeñas aldeas que cuentan con un gran valor etnográfico por sus construcciones centenarias. La más importante de estas poblaciones es probablemente Palūšė que posee una preciosa iglesia de madera construida en 1750 y donde también se ubica el centro administrativo del parque. Palūšė no llega siquiera a los 100 habitantes, pero resulta un buen punto de partida para adentrarse en Aukštaitija, ya que cuenta con el centro de Información del parque y algunas empresas turísticas.
Kėdainiai
Perdida en mitad del mapa de Lituania, lejos de las carreteras principales, se alza la pequeña ciudad de Kėdainiai. Tranquila y algo somnolienta esta población al norte de Kaunas todavía no aparece en muchas guías por lo que parece olvidada por los turistas.
Sin embargo, Kėdainiai es una de las ciudades más antiguas de Lituania (su primera cita es de 1372) y conserva un patrimonio histórico y artístico de cierta entidad. Y puede presumir de conservar construcciones de varias confesiones religiosas distintas: iglesias católicas, luteranas, ortodoxas, sinagogas y hasta un minarete.
La mayoría de monumentos significativos se hayan en la Ciudad Vieja (Senamiestis) en especial en la Plaza del Gran Mercado. En ella hay varios lujosas casas de comerciantes y su elegante Ayuntamiento renacentista de tonos azulados. A espaldas de la plaza, la Iglesia Evangélica Reformada destaca por su robusta torre de tres alturas. Junto a ella está el Mausoleo de los Duques Radvilas, con unos valiosos sarcófagos decorados del siglo XVII.
La calle Didžioji peatonal y repleta de restaurantes, cafeterías y tiendas ofrece un paseo agradable y distraído a los visitantes. Esta calle conecta la plaza del Mercado con una concurrida zona de servicios, en torno a un centro comercial y la oficina de Correos de la calle Basanavičiaus.
A dos pasos de la calle Didžioji se descubre una de las joyas de Kėdainiai, la iglesia de San José construida en 1766. Destaca por las formas rectas y angulosas de la madera y las dos torrecillas de su portada.
Su interior pintado de un blanco pulcro contrasta con su exterior de oscura y cobija valiosos retablos, pinturas y frescos.
Mapa del Norte de Lituania
Enlaces de interés:
Hill of Crosses (Lithuania official tourism office)
Museo de la Guerra Fría (Cold War Museum)
Cold War sites
Aukstaitija National Park
Kėdainiai
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