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El istmo de Curlandia es una estrecha franja de arena de 100 kilómetros de largo que separa la enorme laguna de Curlandia del mar Báltico. Al norte de esta península, un delgado canal frente a la ciudad de Klaipėda permite el trasiego incesante de buques entre el Báltico y la laguna.
La excepcional longitud del istmo contrasta con su raquítica anchura que normalmente ronda los dos kilómetros. Apenas 400 metros de ancho en la aldea rusa de Lesnoy, mientras que el ancho máximo se encuentra a la altura del pueblo lituano de Nida con 3,8km.
Este enclave único lo comparten la región rusa de Kaliningrado y Lituania casi a partes iguales. Aunque es la zona lituana, al norte, la que posee mejores infraestructuras y también atrae a bastantes más visitantes.
Esta región administrativa se conoce como Neringa y agrupa dos pueblos grandes (Nida y Juodkrante) y un par de aldeas, para un total de 3000 residentes estables.
Tanto la zona lituana como la rusa están protegidas por la figura de un parque nacional. De hecho, la Unesco declaró todo el istmo como Patrimonio de la Humanidad por su alto valor ecológico.
Qué hacer en Neringa
Neringa es un destino fundamentalmente vacacional que ofrece diversas opciones turísticas, la más evidente son sus hermosas y kilométricas playas.
Incluso en temporada alta es posible encontrar tramos sin apenas gente y en un estado de conservación extraordinario.
Además, al ser el Báltico un mar casi cerrado sus aguas se mantienen a una temperatura más templada de lo que cabría esperar por su latitud.
También es posible realizar diversas rutas por la naturaleza. El istmo de Curlandia está cubierto en gran medida de bosques de píceas y también pueden encontrarse enormes y bien conservadas dunas. Pero hay que tener en cuenta que existen zonas protegidas de acceso restringido, principalmente por la presencia de fauna y flora singular.
Por ello lo más conveniente es informarse antes en alguna de las oficinas de turismo ya sea en Klaipėda, Nida o Juodkrante.
En este enlace de la Oficina de turismo de Neringa pueden consultarse las distintas restricciones dentro del Parque Nacional.
Neringa también posee interesantes muestras de arquitectura tradicional. Muchas de estas antiguas casas de pescadores se encuentran protegidas como monumentos arquitectónicos por su alto valor etnográfico. Por último, no hay que marcharse sin visitar la pintoresca Colina de las brujas en Juodkrante, plagada de inquietantes esculturas en madera.
Un poco de Historia
La estrecha península de Curlandia se formó hace 5000 años por la acción del mar y el viento que fue acumulando arena en aguas poco profundas.
Sin embargo, debido a su fisonomía siempre ha sido un ecosistema terriblemente sensible a la actividad humana. Las talas masivas de sus bosques en los siglos XVII y XVIII modificaron su débil equilibrio y las dunas se tragaron varios asentamientos. Por lo que a partir de 1825 se volvió a reforestar la zona principalmente con pinos.
Toda la región formaba parte de la Prusia alemana, por ello no es de extrañar que numerosos artistas alemanes tuvieran su residencia de verano aquí a principios del siglo XX.
Pintores expresionistas como Max Pechstein o Karl Schmidt-Rottluff pasaron temporadas aquí y al famoso escritor Thomas Mann incluso se le ha dedicado un museo en la localidad de Nida.
En 1939 Hitler invadió Klaipėda y toda esta región (perdidas tras la 1ª Guerra Mundial) ya que la consideraba parte del Imperio alemán. Esta ciudad había sido germana durante siglos bajo el nombre de Memel.
Tras la 2ª Guerra Mundial, Alemania perdió de nuevo todos estos territorios del Báltico oriental que pasaron a manos de la Unión Soviética.
Tras la independencia de Lituania en 1991, el istmo de Curlandia quedó dividido en dos. Una parte en territorio lituano y la otra en el enclave ruso de Kaliningrado.
Información práctica
Desde Lituania la única manera de visitar la zona es tomando un ferry desde la ciudad de Klaipėda, éste recorre el apenas medio kilómetro que separa una orilla de la otra.
El antiguo muelle de ferris (Senoji perkėla), situado muy cerca del centro de Klaipėda, está reservado para las personas a pie y ciclistas. Mientras que más recientemente se construyó la Nueva Terminal (Naujoji perkėla) dirigido al transporte de vehículos.
El servicio de ferris lo gestiona la empresa Smiltynės Perkėla.
Las tarifas varían sensiblemente dependiendo del modo en que se desee acceder a la península, desde 1€ por un pasajero o los 12,30€ de un turismo.
En julio y agosto numerosos autobuses recorren el istmo de punta a punta, pero fuera de temporada alta no resulta recomendable usar el transporte público. Lo cierto es que la mejor manera de visitar este lugar en cualquier época es con automóvil, o bicicleta si el buen tiempo acompaña.
Para acceder al Parque nacional (Kuršių Nerijos nacionalinio parko) en vehículo de motor es necesario abonar una tarifa (5€ por adulto). La caseta del peaje se halla 7km al sur del muelle por lo que se puede visitar la zona norte del parque (Smiltyne) de manera gratuita.
Esto permite que la administración recaude ingresos para la conservación del istmo de Curlandia. Y también disuade a muchos turistas de venir hasta aquí, evitando la masificación que sufren otros lugares turísticos como la localidad de Palanga apenas 25 kilómetros más al norte.
Visita a Neringa- Istmo de Curlandia
Smiltyne
El extremo norte de la península, situado frente a la ciudad de Klaipėda, recibe el nombre de Smiltyne. No es realmente un pueblo (aunque existen unas pocas casas) sino más bien una zona de paso con numerosos servicios y algunos museos.
Aquí se encuentran los dos muelles de transbordadores que llegan desde Klaipėda, un pequeño puerto deportivo, algunos restaurantes y hoteles.
Aunque su mayor atractivo son los museos: uno naturalmente dedicado al Parque Nacional y otro etnográfico que reúne distintos edificios y embarcaciones tradicionales. Aunque el más concurrido es el Museo lituano del Mar, en realidad un acuario y un delfinario que atrae a miles de turistas todos los años.
Juodkrantė
La segunda localidad en tamaño de Neringa es también probablemente la más interesante y agradable. La carretera circula a unos metros de la orilla de la laguna de Curlandia. Mientras que las casas se dispersan al otro lado de la carretera, creando un pueblo alargado y pintoresco repleto de casitas tradicionales de madera.
Juodkrantė posee numerosas zonas verdes y también un largo camino embaldosado junto a la laguna, a modo de paseo marítimo.
A mitad de este paseo, un muelle cuadrado suele congregar a algunos pescadores y justo detrás está la parada del autobús. Muy cerca encontramos una bonita casa de ladrillo que alberga la Oficina de Turismo y el centro cultural.
Al otro lado del parque el Restaurante Flora ofrece una terraza a la sombra muy acogedora y una comida más que aceptable. Todo este modesto y agradable lugar podría considerarse el centro del pueblo.
Sin embargo, las mayores atracciones de Juodkrantė se ocultan a las afueras.
Varios senderos, bien señalizados, recorren paisajes espléndidos plagados de dunas y matorrales, tanto al norte como al sur de Juodkrantė. Además, los amantes de la fauna pueden deleitarse con una colonia de garzas y cormoranes de las más importantes de esta parte del Báltico.
Aunque la visita más curiosa es, sin duda, la Colina de las brujas o Raganų kalnas en lituano.
Esta colina aparece cubierta por un frondoso bosque de pinos y en la cima antiguamente los lugareños celebraban la noche de San Juan.
Para ellos este lugar posee una aura mística especial y decenas de artistas lituanos poblaron el bosque de más de 80 esculturas talladas en madera. Son en su mayoría personajes salidos de cuentos y leyendas: duendes, dragones, brujas y demonios.
La Colina de las Brujas es un lugar extravagante y peculiar, que merece la pena recorrer para ir descubriendo los distintos personajes que esperan junto a las lindes del camino que serpentea a través del bosque.
Pervalka y Preila
Treinta kilómetros separan los dos pueblos de mayor tamaño del istmo: Juodkrantė y Nida. En este tramo se asientan las aldeas de Pervalka y Preila y también los enclaves naturales más bellos.
Estas dos aldeas son el destino ideal si se desea una estancia tranquila. Ya que apenas cuentan con un puñado de casas, unos pocos alojamientos y algunos restaurantes. Pervalka y Preila también poseen espléndidos ejemplos de arquitectura tradicional que lucen estupendamente.
Quizá el paisaje más espectacular del istmo sea la reserva de Nagliai, también conocido como las Dunas Grises, situado unos pocos kilómetros al norte de Pervalka. El mejor lugar para explorar esta zona está hacia el kilómetro 31 de la carretera Smiltynė – Nida. Existe bonito un sendero hecho con tablones de madera que surca las dunas de gran altura con la laguna de fondo.
Nida
Finalmente, Nida es la localidad más grande y turística del istmo de Curlandia. Lo que fuera de temporada es un agradable pueblo costero, se convierte en los meses de julio y agosto en un centro turístico que recuerda mucho a cualquier otro del Mediterráneo. Calles atestadas de tráfico, aparcamientos saturados y supermercados llenos de gente.
Nida goza de muchos atractivos, sin embargo, no está adaptada al aluvión de turistas que la masifican todos los veranos. Mayoritariamente lituanos y alemanes atraídos por la belleza del Neringa.
En todo caso merece la pena pasear por sus calles más antiguas con algunas encantadoras casas de pescadores. Existe incluso un Museo-granja que muestra los valores etnográficos de esta zona.
También en una de estas preciosas casitas tuvo su residencia de verano Thomas Mann, el célebre autor de la novela ‘La montaña mágica’. Ahora convertida en museo.
En todo caso, el mayor atractivo de Nida son sus playas, a las que se puede llegar incluso a pie desde el pueblo.
Mientras que Nida y las demás localidades del istmo se asientan frente a las tranquilas aguas de la laguna, sus playas se extienden frente al extenso mar Báltico.
Afortunadamente las bellas playas de arena blanca cercanas son tan largas que incluso en verano es posible disfrutarlas casi en soledad. Antes de llegar a ellas se atraviesa una franja de bosque y otra de dunas, bien conservadas, cubiertas de matorrales.
También encontramos en los alrededores de Nida la Duna Parnidis, uno de los puntos más altos de Neringa y que ofrece unas vistas preciosas del entorno.
A sólo 4 kilómetros de Nida se encuentra la frontera rusa del territorio de Kaliningrado. Habitualmente los turistas suelen eludir traspasar la frontera.
Al otro lado encontraremos aldeas más humildes y cierto contraste en comparación con la prosperidad del lado lituano.
Mapa de Neringa- Istmo Curlandia
Enlaces de interés:
Turismo de Neringa
Parque Nacional del Istmo de Curlandia
Reserva de Nagliai. Dunas grises
Restaurante Flora
Thomas Mann Museum
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