Sobre un promontorio, a orillas del límpido Mar Adriático, Dubrovnik resplandece como una de las ciudades medievales más esplendidas del mundo.
Un centro histórico que ha conservado casi inalterado su robusto cinturón de murallas, que protege en su interior un mar de edificios de piedra y tejados rojos. Así como varios monasterios, iglesias, escalinatas y palacios de distintos estilos que sorprenden al visitante casi a cada paso.
Este auténtico museo al aire libre se ha convertido en una de las ciudades más visitadas del Mediterráneo y recibe, en temporada alta, hordas de turistas llegados de todo el planeta. Conviene por tanto evitar los meses de verano y escapar así también del calor y los altos precios.
A pesar de todos estos inconvenientes, Dubrovnik, conocida durante siglos como Ragusa, sigue siendo espectacularmente hermosa y una visita obligada en un viaje a Croacia.
Pasear por Placa, su animada calle principal, o explorar las callejas laterales que trepan a un lado y al otro de ella supone ya un verdadero placer. Sin embargo, hay algunas visitas que resultan imprescindibles hacer: recorrer las murallas y acceder al Palacio del Rector o los monasterios medievales de la ciudad. No es, por tanto, mala idea hacerse con la Dubrovnik Pass que permite entrar a muchos de los monumentos más interesantes.
Muy recomendable también es hacer una visita guiada a Dubrovnik en español para conocer su historia y unas cuantas anécdotas.
Es bien conocido que Dubrovnik sirvió de escenario de la célebre serie “Juego de tronos”, por ello también hay visitas guiadas temáticas y algunas tiendas con merchandising de la serie.
Breve historia
Fundación
Se cree que la ciudad de Rausa, o Ragusium fue fundada hacia el 614 por romanos huidos de Epidaurum (actual Cavtat) tras ser atacada y saqueada por ávaros y eslavos.
Ese mismo año los ávaros también arrasaron Salona, la capital de la Dalmacia romana, y los supervivientes se refugiaron en el antiguo palacio de Diocleciano que se convirtió más tarde en la ciudad de Split.
Otras teorías sobre la fundación de Dubrovnik aseguran, sin embargo, que sus orígenes son griegos, al igual que otras ciudades cercanas como Korčula.
Bizancio y Venecia
Ya en el siglo IX, la ciudad, ya bajo el nombre de Ragusa se convirtió en un importante puerto comercial bajo el dominio del Imperio Bizantino. Su situación estratégica hizo que fuera una plaza codiciada tanto por las potencias de Occidente y Oriente.
La pujanza de la República de Venecia hizo que invadiera Dalmacia y con ella también la ciudad de Ragusa en 1205, manteniéndola bajo su poder durante más de 150 años.
República de Ragusa
En 1358 Ragusa recuperó su independencia a través del tratado de Zadar. Comenzó así su momento de mayor esplendor, basado en gran parte en el comercio marítimo. Gracias en gran parte a una hábil diplomacia los navíos raguseos surcaban todo el Mediterráneo Oriental llevando y trayendo todo tipo de mercancías.
La República de Ragusa expandió sus exiguos territorios incorporando algunas islas y localidades del sur de Dalmacia. En el Museo Marítimo de Dubrovnik pueden verse detallados mapas de la época con los límites de la república.
Tras la caída de Constantinopla (actual Estambul) en 1453, a manos del Imperio Otomano, los gobernantes de Ragusa entendieron que debían mantener buenas relaciones con los turcos. Y poco después firmaron un tratado con el sultán otomano por el que la República de Ragusa debía pagar un tributo anual.
Cuando el Imperio Otomano invadió los Balcanes respetó su alianza con la República de Ragusa. Y aún hoy la frontera actual con Bosnia sigue siendo exactamente la misma que los límites de la expansión turca del siglo XV.
Posiblemente el punto álgido de la República de Ragusa tuvo lugar en el siglo XVI cuando la flota de Ragusa contaba con más de 200 barcos y se construyeron algunos de sus edificios más insignes como el Palacio Sponza.
Decadencia y auge
Un gran terremoto destruyó la ciudad el 1 de abril de 1667, provocando la muerte de en torno a 5000 personas, casi la mitad de la población de la ciudad.
La expansión napoleónica también afectó a la República de Ragusa que desapareció por decreto en 1808. Para pasar años más tarde a manos del de Austria.
En el convulso siglo XX, ya con el nombre oficial de Dubrovnik desde 1918, sufrió invasiones durante las dos Guerras Mundiales, formó parte de la extinta Yugoslavia y durante la Guerra de Independencia de Croacia de 1991 fue duramente bombardeada durante seis meses.
En 2019 la visitaron más de 1.400.000 de turistas, convirtiendo a Dubrovnik en una de las ciudades más turísticas y prósperas de Croacia. Tras el paso de la pandemia las cifras han vuelto a dispararse.
El centro histórico de Dubrovnik fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979, una de las primeros sitios de Europa Oriental en conseguir tal declaración.
Qué ver en Dubrovnik
Las murallas
Recorrer los dos kilómetros de murallas (Gradske cidine) que posee Dubrovnik es uno de los grandes atractivos de esta ciudad costera.
El camino de ronda envuelve por completo la ciudad antigua permitiendo disfrutar de una preciosa panorámica sobre el Mar Adriático por un lado y por el otro, de unas vistas privilegiadas sobre los tejados de Dubrovnik. Pocas veces se tiene la oportunidad de pasear a 25 metros de altura y poder atisbar de cerca las cúpulas y los campanarios de las iglesias, o los patios traseros de las casas.
La ciudad reforzó su fortificación entre los siglos XIV y XV, para defenderse de piratas e invasores, erigiendo cinco fuertes (dos de ellos fuera del cinturón de murallas) y dieciséis torres y bastiones.
En el costado de tierra, el lado más vulnerable, los muros se construyeron con más de seis metros de espesor, mientras que junto al mar tenían entre dos y tres metros.
La renacentista Puerta de Pile (Vrata od Pila) es el acceso principal al casco antiguo y su parte alta se haya coronada por una imagen de San Blas, patrón de Dubrovnik.
En el extremo opuesto se levanta el Fuerte de San Juan (Tvrđava Svetog Ivana) que protegía el vital puerto de incursiones enemigas. De hecho, en ocasiones se enganchaba una gran cadena a su torre para evitar que se pudiera acceder a él.
Al otro lado del puerto encontramos el Fuerte Revelin que protegía la Puerta Ploce, el acceso oriental de la antigua Ragusa.
En la parte norte de las murallas se levanta el imponente Fuerte Minceta (Tvrđava Minčeta), el lugar más alto de la ciudad vieja y en el que siempre ondea una bandera de Croacia.
Fuera del recinto amurallado queda el Fuerte de San Lorenzo (también visitable) que protegía desde un peñasco, la pequeña bahía que hay junto a la Puerta Pile.
A los pies de las murallas es muy popular el Bar Mala Buža que ha aprovechado cada resquicio entre las rocas para situar una mesa y alguna silla con vistas al mar.
Aunque hay tres accesos a las murallas es recomendable hacerlo junto a la Puerta Pile y hacer el recorrido en sentido contrario a las agujas del reloj. Así mismo, en verano se deben evitar las horas centrales del día, ya que apenas existen sombras en todo el adarve de las murallas.
Palacio del Rector
El edificio más notable es posiblemente el Palacio del Rector (Knežev dvor) que ocupa un lugar preminente en la ciudad, entre la catedral y la calle Placa, justo al lado del puerto. En él residía el gobernador de Ragusa durante su mandato.
Su elegante fachada muestra unos ventanales con arcos apuntados y bajo ellos una preciosa logia gótica con seis arcadas, un lugar muy apreciado para descansar a la sombra en los meses de estío. Los capiteles muestran escenas finamente talladas, entre las que destaca uno de ellos que representa al dios griego de la medicina Asklepios en su laboratorio.
El edificio quedó dañado en diversas ocasiones por lo que cuenta con diversos estilos, principalmente gótico y renacentista. Su interior alberga hoy el Museo de Historia Cultural, donde admirar algunos aposentos del palacio, así como una atractiva y variada colección de arte religioso, mobiliario, palanquines y demás objetos de la antigua Ragusa.
Monasterio Franciscano
A dos pasos de la Puerta Pile, se encuentra el conjunto monástico franciscano. Su iglesia está situada en Placa, la calle principal y muestra una portada tardo-gótica con una piedad en el tímpano. Mientras que su interior es mucho más recargado, en un estilo netamente barroco.
En un costado de la iglesia, un estrecho pasaje da acceso a un singular claustro del románico tardío, la joya del monasterio.
Sus finas columnas pareadas están coronadas por capiteles, todos distintos y con motivos muy variados. Así podemos encontrar motivos vegetales, cabezas humanas, bueyes, águilas, dragones o ángeles. En los muros de la galería del claustro se conservan, algo maltrechos, varios frescos con escenas de la vida de San Francisco.
También merece atención la farmacia del monasterio, una de las más antiguas de Europa, que expone su colección de instrumentos farmacéuticos, botes y medicamentos. Un pequeño museo religioso completa la visita.
Museo y Monasterio Dominico
El Monasterio Dominico se comenzó a construir en el siglo XIV y las altas naves de la iglesia y su campanario son especialmente visibles desde el puerto.
Situado junto a las murallas del lado norte, su adusto aspecto exterior se asemeja más a una fortaleza que a un monasterio, sin embargo, su interior es una maravilla.
El claustro destaca por su belleza y armonía y está considerado una de las obras cumbres de transición entre el gótico y el renacimiento en Croacia.
El bonito jardincito central con un pozo antiguo, palmeras y buganvillas es un rincón de quietud en mitad del ajetreo de la concurrida Dubrovnik.
El museo del monasterio resulta especialmente interesante ya que cuenta con algunas obras excepcionales, entre las que sobresalen un políptico del siglo XV con algunos santos torturados aparentemente indiferentes o un curioso relicario dedo hecho en plata.
Placa (Stradun)
La calle Placa también llamada Stradun es la arteria principal de la antigua Ragusa, y la cruza de parte a parte, desde la Puerta Pile hasta la Plaza Luža, a dos pasos del puerto.
Las dos denominaciones de la calle proceden del italiano: Placa deriva de piazza (plaza) y Stradun de stradone (calle grande o avenida).
Originalmente esta calle era un canal pantanoso que separaba la antigua Ragusa del asentamiento de Dubrava, que dio nombre a la actual Dubrovnik.
En Placa y sus inmediaciones se encuentran gran parte de los monumentos más preminentes de la ciudad, así como establecimientos de todo tipo (restaurantes, tiendas de ropa y souvenirs, joyerías, bancos…).
Todas las puertas y postigos de Placa son muy similares y están pintados de verde, manteniendo así una agradable uniformidad. De manera que las tiendas modernas están perfectamente integradas en edificios históricos, sin carteles, ni luminosos que desentonen del conjunto.
Junto a la Puerta Pile se encuentra la Gran fuente de Onofrio, una singular construcción de planta circular que abastecía de agua a la ciudad. La fuente toma el nombre de su constructor, el napolitano Onofrio della Cava que la realizó en 1438. Merece la pena rodearla y ver sus 16 curiosos mascarones en torno a los caños, con rostros de hombres barbudos, muchachos, monos y otros animales.
En la otra punta de Placa en torno a la Plaza Luža, quizá la más bonita de la ciudad, se apelotonan varios edificios de interés. Entre ellos sobresale, nunca mejor dicho, la altísima torre del reloj, que data del siglo XV y que es visible desde muchos puntos de la ciudad. A su lado el elegante Palacio Sponza, construido en 1522 como aduana y que muestra en su entrada una galería con preciosas columnas corintias.
Frente a él se alza la Iglesia de San Blas, patrón de la ciudad, con una bonita escalinata y una balaustrada. La imagen de este santo aparece también en la bandera de la ciudad y en muchas fachadas de los edificios más prominentes de Dubrovnik. San Blas aparece normalmente bendiciendo con una mano y en la otra porta la propia ciudad de la que es protector.
En mitad de la plaza se sitúa la Columna de Orlando, un antiguo héroe local. Mucho más desapercibida pasa la Fuente pequeña de Onofrio, situada en un rincón junto a la Torre del Reloj.
Algo más arriba, pero paralela a Placa se encuentra la estrecha calle Prijeco, atestada de restaurantes, que ofrece en uno de sus extremos la bonita fachada de la iglesia de San Nicolás.
Qué más ver en Dubrovnik
Una vez se han visto los principales monumentos y uno se aleja de las calles principales, Dubrovnik todavía tiene multitud de rincones pintorescos y callejuelas con mucho encanto.
Puerto Viejo
Uno de los lugares más fotogénicos de Dubrovnik es sin duda el Puerto viejo y especialmente bonito al atardecer. Merece la pena recorrerlo de punta a punta, de hecho, puede hacerse incluso rodeando el Fuerte de San Juan que lleva al embarcadero más externo del puerto, una zona muy apreciada por los enamorados.
En el interior del Fuerte de San Juan encontramos el pequeño pero interesante Museo Marítimo que hace un recorrido por la intensa relación de Ragusa con el mar. En él pueden verse piezas arqueológicas fenicias, griegas y romanas, maquetas de galeones, grandes cañones, retratos de grandes marinos y mapas de la época.
El Museo Marítimo puede visitarse con la entrada de acceso a las murallas de la ciudad.
Iglesias y plazas
Mirando de soslayo al Palacio del Rector se alza la imponente Catedral de la Asunción. Levantada de nuevo a principios del siglo XVIII tras derrumbarse el templo románico por el terremoto de 1667.
Su airosa cúpula azul es uno de los elementos más reconocibles del skyline de esta ciudad croata y quizá el mejor lugar desde dónde admirarla es desde las ventanas del Palacio del Rector.
Muy cerca encontramos la Plaza del poeta Gundulić, un lugar plagado de restaurantes, pero también (si hay mercado) de atractivos de puestos y tenderetes de productores locales. En el Mercado de la Ciudad Vieja podemos encontrar, frutas, verduras, artesanía, dulces…
Saliendo de la plaza por la calle de Los Jesuitas se llega hasta la escalera más famosa de Dubrovnik (y hay unas cuantas). La gran Escalinata de Los Jesuitas ya era uno de los lugares más fotografiados de la ciudad antes de la serie de “Juego de Tronos”. Pero tras aparecer en la famosa escena del “Paseo de la vergüenza de Cersei” se hizo mundialmente famosa y ahora no hay turista que no quiera retratarse en ella.
Arriba espera otra gran iglesia barroca, la iglesia de San Ignacio (Crkva sv. Ignacija) que se abre a una plaza algo desangelada.
Otros Museos
A espaldas de esta iglesia surge el Dubrovnik más auténtico, de callejuelas empinadas, escaleras tortuosas y viviendas de los habitantes locales.
Merece la pena perderse por estos callejones sinuosos y descubrir algún que otro rincón pintoresco. Entre estas casas se encuentra el Museo Etnográfico Rupe, ubicado en un antiguo granero del siglo XVI. Este museo expone en sus tres plantas una extensa colección etnográfica que va desde arados y material agrícola a trajes tradicionales dálmatas o utensilios de cocina antiguos.
Otro museo muy apreciado es el War Photo Limited a dos pasos de Placa. Una galería que expone magníficas fotos de los mejores reportes gráficos que han cubierto los conflictos armados recientes. Entre los que destacan por supuesto la Guerra de Yugoslavia en los años 90 y la actual invasión de Ucrania.
Dónde dormir
Dubrovnik tiene una oferta de hoteles y apartamentos realmente abrumadora y sus precios también pueden abrumar si el presupuesto no es holgado. Por ello conviene reservar con mucho tiempo en temporada alta y barajar distintas localizaciones.
En el interior de la ciudad amurallada los precios se disparan, pero van bajando según uno se aleja de ella.
Al norte del Fuerte/Torre Minceta y de la calle Zagrebačka hay numerosos apartamentos a precio asequible, pero conviene saber (que en los mapas no puede apreciarse) que toda esta zona se encuentra en la ladera de la montaña y las escaleras salvan una pendiente tremenda.
Una buena opción puede ser la zona frente a la Puerta Pile y en torno a la avenida llamada Branitelja Dubrovnika, más llana y con gran cantidad de servicios (líneas de autobús, tiendas…). Donde encontramos, por ejemplo
Los bonitos Apartments Benussi.
Pero si deseamos estar dentro de la histórica ciudad de Ragusa (Dubrovnik) quizá pueda encontrarse alguna habitación libre en la encantadora Guesthouse Rustico.
Un alojamiento con una relación calidad/precio insuperable. Se encuentra muy cerca del Museo Etnográfico y para llegar a esta ella las escaleras están aseguradas.
Si uno se ha ganado unas vacaciones como Dios manda, siempre puede reservar en un buen hotel. Uno de los mejores, sin ser obscenamente caro es el The Pucic Palace situado en la Plaza de Gundulić conocida también como Plaza del Mercado.
Mapa: Sitios qué ver en Dubrovnik
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