Con este artículo comienzo el relato de nuestro viaje por libre de algo más de dos semanas a Japón.
Billete de avión a Japón
El billete de avión a Japón lo compramos 6 meses antes a través de Expedia por 564€, que no era un mal precio, para partir en la última semana de septiembre, con suerte veríamos el principio del maravilloso otoño japonés.
A la hora de escoger el vuelo lo segundo que miro (lo primero es el precio, soy así de materialista), es el número de horas. Cuando viajas a la otra punta del globo 3 o 4 horas más o menos puede ser la diferencia entre un vuelo aceptable y un “no puedo más, me he visto 5 películas seguidas, y tengo el culo cuadrado”.
Nuestros vuelos fueron (con Lufhtansa y ANA):
Madrid> Munich > Tokio (con una duración de 15,40h)
Osaka> Tokio> Munich> Madrid (de 18,45h)
Aeropuerto de Haneda, Tokio
Por fin llegamos al aeropuerto de Haneda, lo preferimos al de Narita, por su cercanía a Tokio. En el vestíbulo de llegadas teníamos mucho trabajo que hacer, de hecho estuvimos más de una hora allí.
Cambio de moneda en Haneda
En primer lugar debíamos cambiar divisa. Existe una oficina del Banco Mizuho justo al salir a mano izquierda. El cambio ese día estaba a 1€=112¥ y nos ofrecieron 108, correcto.
Tarjeta SIM de prepago
La siguiente parada era para comprar una tarjeta SIM de prepago que nos permitiera tener internet en todo momento. Era importante sobre todo porque no siempre es fácil orientarse en Japón, y la gran mayoría de japoneses no tienen ni remota idea de inglés, por lo que pretendíamos echar mano de Google maps, Tripadvisor o lo que fuera. Y desde luego nos fue tremendamente útil, muy recomendable.
Hay un par de tiendas de venta de distintas tarjetas para móviles. Pero el Bic Camera que hay en el extremo de la derecha es con diferencia el más barato, compramos una tarjeta especial para turistas, creo recordar por unos 2600¥ apenas 22€ por un mes de conexión a internet. Patricia, nuestra experta del departamento tecnológico logró configurar su Iphone para que funcionara con esa tarjeta, porque desde luego en la tienda no ofrecen soporte.
Compra del JRPass
Después en la oficina del JR East pudimos canjear nuestro resguardo por el JR Pass que nos daba acceso a los trenes de esta compañía durante 7 días. La compra la habíamos realizado en España en una agencia especializada ya que en Japón no estaba a la venta. En esta oficina de Haneda no se podían reservar los asientos de los trenes. Lo cierto es que nunca lo hicimos, ni tampoco nos hizo falta. En los trenes bala (shinkansen) los primeros tres vagones son para asientos no reservados y siempre encontramos sitios libres. Compramos una tarjeta Suica (una especie de tarjeta monedero), no para el transporte como todo el mundo sino para comprar en las máquinas de vending y los combini (supermercados del tipo 7-eleven, Family Mart…).
Tokyo Subway Ticket
En la Oficina de turismo nos hicimos con el Tokyo Subway Ticket de 72 horas para movernos por la ciudad. Y finalmente nos compramos el billete de Monorail y tren que necesitábamos para llegar a nuestro hotel. Justo enfrente están los trenes de la Keikyu line con los que también se puede llegar a Tokio.
Harajuku y Takeshita Dori
Después de hacer el check-in en nuestro hotel y dejar las maletas, cogimos el metro para dar un paseo por la ciudad. Algo que no requiriese demasiado esfuerzo mental ni físico por nuestra parte ya que estábamos cansados del viaje y con algo de jet lag.
Cómo ya era tarde tuvimos que renunciar a ver los jardines del Este del Palacio Imperial y nos fuimos directamente a la zona de Harajuku. Llama poderosamente la atención el contraste entre el bonito edificio de la estación construido en madera hacía 1924 y los modernos edificios acristalados que se alzan frente a él. Enfilamos la famosa callecita peatonal de Takeshita Dori atestada de adolescentes y grupos de colegialas con uniforme. Pero no vimos cómo esperábamos personajes con trajes estrafalarios ni lolitas de faldas cortas. Pero resulta curioso mezclarse con el gentío local, serpentear entre los turistas haciendo fotos, aunque las tiendas que se agolpan aquí son de interés limitado: restaurantes de comida rápida, tiendas de ropa adolescente, helados, golosinas etc.
Barrio o distrito de Shibuya
Atravesamos la flamante avenida de Omotesando y bajamos por Cat Street, una calle semi-peatonal adornada con arbolitos, cuidada, bonita y artificial como un centro comercial de alto nivel. Casi toda la calle está cubierta por los escaparates de tiendas de ropa. No nos acercamos a ver los precios pero prometían ser prohibitivos. Poco a poco nos íbamos acercando a Shibuya. Vimos el imponente edificio de Tower Records, nueve pisos repletos de música. ¿Todavía hay gente que compra discos? Espero que sí, en España una tienda de este tamaño hubiera cerrado hace ya 10 o 20 años.
Casi enfrente nos topamos con una Disney store, una tienda típicamente americana con el toque japonés más hortera que se pueda concebir. Tuvimos que entrar porque teníamos un encargo muy friki. Parece ser que ahora mismo triunfan los tsum tsum, una especie de peluchitos cilíndricos sin extremidades y con la cara de los personajes Disney. De lo que se entera uno.
Por fin llegamos al célebre cruce de Shibuya. Sorprende la enorme distancia que hay entre las aceras, y sobre todo el hecho de que el tráfico se detiene en cualquier sentido, lo que permite al peatón cruzar en diagonal, en forma de L o con la dirección que le dé la gana. Cientos de personas cruzando a la vez en un curioso y ordenado caos.
La calle más interesante de la zona es quizá Center Gai con sus llamativos carteles luminosos, restaurantes, tiendas de ropa y demás letreros ininteligibles para el visitante occidental, probablemente bulle de actividad casi a cualquier hora.
Artículos de Japón:
Organizar el viaje:
Qué hacer y qué ver en Japón
Cómo preparar un viaje a Japón
Hotel, ryokan. alojamientos en Japón
Itinerario por Japón
Tokio y Nikko:
Harajuku y Shibuya.
Asakusa, Yanaka y Ueno
Shinjuku
Nikko
Alpes Japoneses:
Shirakawa-go
Kamikochi
Takayama
Cine en Japón:
Tokio de cine.
31 octubre, 2016 at 11:32 am
Que bien te lo montas neneeeee.
3 noviembre, 2016 at 9:38 am
Se hace lo que se puede Bertus 😉