Una de las ciudades con más historia de Portugal
El Templo romano de Évora y al fondo la catedral

El Templo romano de Évora y al fondo la catedral

Situada a mitad camino entre Lisboa y Mérida, la capital del Alentejo portugués es principalmente conocida por tres excelsos monumentos de épocas muy diferentes. Por un lado, un templo romano del siglo I d.C., la catedral gótica y un tétrico osario del siglo XVI.

Vistas de Évora desde la terraza de la catedral

Vistas de Évora desde la terraza de la catedral

Sin embargo, Évora ofrece mucho más al visitante avezado, no en vano, su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986. Siendo uno de los primeros sitios de Portugal que consiguió esa distinción.

Évora desprende un aroma al Portugal tradicional, plagado de callejuelas pintorescas, balcones floridos y casas encaladas enmarcadas con ocres o azules pastel.

La capital del Alentejo es uno de esos lugares en los que perderse no supone un problema, sino un placer. Eso permite descubrir iglesias que esconden en su interior hermosas paredes de azulejos o acabar en tabernas saboreando una gastronomía alentejana tan sencilla como apetitosa.

Évora no es una ciudad de paso, ya que merece al menos dos o tres días para disfrutar con calma de su rebosante encanto, además puede servir de base para visitar otras interesantes localidades cercanas como Elvas o Monsaraz.

Una de las muchas bonitas calles de Évora. Rua do Fradique

Una de las muchas bonitas calles de Évora. Rua do Fradique

Breve historia de Évora

Évora romana

Durante la dominación de Roma, esta próspera ciudad fue bautizada como Ebora Liberalitas Julia, en honor al dictador Julio César.
La huella romana es aquí todavía visible gracias en especial a su espléndido templo, probablemente similar a la Maison Carrée de Nimes. También se conservan vestigios de la antigua muralla, un arco y unas termas en la Praça do Sertório (un famoso militar romano). A unos 10km encontramos también las ruinas de la Villa Romana de Nossa Senhora da Tourega.

Edad Media

Tras la conquista árabe de la península ibérica, Évora se convirtió en un importante centro agrícola y comercial protegida por unas murallas y un alcázar. Aunque ello no pudo evitar que la ciudad fuera tomada en 1165 por los cristianos capitaneados por el legendario caballero Geraldo Sempavor (Gerardo sin miedo). Este caballero portugués no sólo da nombre a la plaza principal de Évora, sino que también aparece a caballo en el escudo de la ciudad.

Escudo de Évora (Mármol siglo XIV, Museo de Évora)

Escudo de Évora (Mármol siglo XIV, Museo de Évora)

Gerardo Geráldez lucho incansablemente contra los árabes y tomó otras plazas en la actual Extremadura como Cáceres y Trujillo.
La catedral de Évora se erigió entre los siglos XII y XIV, convirtiéndose en uno de los edificios medievales más significativos del reino de Portugal. La ciudad creció y los reyes portugueses construyeron un nuevo cinturón de murallas.

Siglos XV y XVI

En el siglo XV los soberanos portugueses eligieron Évora como residencia real, lo que provocó un enorme desarrollo de la ciudad en todos los aspectos.

La corte atrajo a nobles, artistas y pensadores y en Évora se levantaron numerosos palacios, conventos, iglesias y el imponente Acueducto Agua de Plata. En 1559 el cardenal Don Enrique fundó la Universidad de Évora, inicialmente llamada Universidade do Espírito Santo y dirigida por la Compañía de Jesús.

A finales del siglo XVI, la época dorada de Évora y Portugal llegó a su fin drásticamente tras la derrota contra los moros en la batalla de Alcazarquivir. En ella murió el rey y tras una breve regencia del cardenal Don Enrique, el rey Felipe II de España, tío del anterior rey, reclamó su derecho al trono e invadió Portugal.

Acueducto Agua de Plata (Aqueduto da Água de Prata)

Acueducto Agua de Plata (Aqueduto da Água de Prata)

Decadencia y resurgimiento

Tras una prolongada guerra contra España y el posterior Tratado de Lisboa de 1668, Portugal recuperó su independencia. Sin embargo, la ciudad de Évora prosiguió su declive, que se acentuó con la expulsión en 1759 de los jesuitas y la clausura de su Universidad.

En noviembre de 1807 las tropas de Napoleón invadieron el país luso. Sin embargo, tras el levantamiento español del 2 de mayo, en Portugal se produjeron numerosas revueltas contra los invasores. Una de las batallas más importantes tuvo lugar en julio de 1808 en Évora dónde los defensores portugueses y españoles fueron masacrados por el bando francés.

Capilla de los huesos en la iglesia de San Francisco

Capilla de los huesos en la iglesia de San Francisco

Poco a poco Évora ha ido recobrando su pasado esplendor. Tras dos siglos cerrada, la Universidad fue reabierta en 1973 y en la actualidad cuenta con más de 10.000 alumnos.

Pocos años después su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y hoy Évora es una de las visitas ineludibles del interior de Portugal. No solamente por su inmenso y bien conservado patrimonio histórico sino también por su ambiente agradable y gran encanto. Además, se encuentra solamente a unos 130 km de la capital Lisboa.

Qué ver en Évora

La ciudad conserva en gran parte su perímetro amurallado medieval que delimita perfectamente su apacible casco antiguo en forma de óvalo. Todos los monumentos destacables están intramuros, salvo el Acueducto de Agua de Plata, que nace a unos 18km y penetra en la ciudad por el noroeste.

Terraza y cimborrio de la catedral o Sé de Évora

Terraza y cimborrio de la catedral o Sé de Évora

La catedral

La catedral de Évora, llamada aquí , fue erigida entre los siglos XII y XIII sobre la antigua mezquita árabe, quizá por ello es una de las más grandes de Portugal.
Fue construida en su mayor parte en estilo gótico y posee una adusta fachada principal de granito, coronada por dos robustas torres. Aunque, ciertamente, los frondosos árboles y la cercanía de otros edificios le restan parte de su magnificencia.

El cabildo ha dividido la visita en cuatro partes (La Sé, el museo, la vista panorámica y el claustro) y permite comprar entradas con las distintas combinaciones.

El interior de la catedral destaca por su gran amplitud, la cúpula octogonal, así como los dos rosetones en cada uno de los brazos del crucero. En un edificio anexo se encuentra el Museo de arte sacro con una interesante colección de relicarios, objetos litúrgicos, orfebrería y pintura religiosa.

El bello claustro gótico de la catedral de Évora

El bello claustro gótico de la catedral de Évora

Pero son las otras dos visitas las que son especialmente atractivas y que justifican por sí solas la entrada a la catedral.
Subiendo a la torre del reloj se accede a la terraza de la catedral, que ofrece una vista excepcional de Évora. De hecho, es el punto más elevado de la ciudad.

Desde esta perspectiva resulta más que evidente el porqué de su designación como Patrimonio de la Humanidad. Y es que Évora posee un conjunto urbano bien conservado propio de los siglos XVI al XVIII. El centro histórico tiene una gran armonía arquitectónica, cubierto de un mar de tejados rojos sobre casas blancas de apenas dos o tres plantas.

Desde la terraza de la Sé también pueden verse de cerca elementos que normalmente quedan lejos de la vista, como el bonito cimborrio, las torres o la preciosa balaustrada cubierta de líquenes amarillentos.

Abajo se encuentra el claustro, finalizado en 1340 y uno de los más bellos del gótico final en la península Ibérica. En el claustro destacan sus galerías con altas bóvedas de crucería y en las esquinas cuatro columnas con esculturas de los cuatro evangelistas. En un costado encontramos la Capela do Fundador, con el sarcófago del obispo Don Pedro.

Templo romano e iglesia de Loios

Templo romano e iglesia de Loios

El templo romano

El soberbio templo romano del siglo I d. C. es uno de los símbolos de la ciudad. Durante años se pensó que estaba dedicado a la diosa Diana, sin embargo, hoy se cree mucho más probable que fuera erigido en honor a César Augusto, que era venerado como un dios.

El templo estaba integrado en el fórum de Ebora Liberalitas Julia, centro político, religioso y comercial de esta importante ciudad de la Lusitania romana.

En época medieval fue desmantelado y sus piedras usadas para la construcción del castillo de Évora. Después, durante varios siglos el templo se utilizó como carnicería, razón por la cual probablemente pudo preservarse. Hacia 1872 se retiraron los añadidos medievales y se restauró el templo tal y como lo vemos hoy.

Arco romano de Santa Isabel

Arco romano de Santa Isabel

El templo conserva integra su base de granito (pódium) que mide 15 metros de ancho por 25 de largo, así como 14 columnas de orden corintio en su lado norte.

A dos calles, en la Câmara Municipal de Évora (Ayuntamiento) se muestra una maqueta con la reconstrucción hipotética del templo evorense. Precisamente en el interior del consistorio encontramos otra joya de aquella época: unas termas romanas en las que destaca el laconicum, una piscina circular de 9 metros de diámetro destinada a baños calientes.
Fueron redescubiertas hace apenas 50 años en el curso de unas obras en el Ayuntamiento.

Muy cerca encontramos otro vestigio de Roma, el Arco de Santa Isabel, una de las antiguas puertas de Ebora Liberalitas Julia.

Capela dos ossos (Évora)

Capela dos ossos (Évora)

Capilla de los Huesos

La Capela dos ossos fue levantada en el siglo XVI integrada en la iglesia de San Francisco. Los muros y los pilares de esta macabra capilla se cubrieron con cráneos, vértebras y fémures de 5000 personas de cementerios cercanos.

La finalidad de este osario era que los frailes franciscanos meditaran sobre la brevedad de la vida terrenal. Este es precisamente el tema central de las pinturas que cubren las bóvedas laterales, mientras que la nave central trata la pasión de Cristo. En el siglo XVII se añadieron diversos elementos como los azulejos del zócalo.

A pesar de ser un lugar bastante turístico y frecuentado, la capilla puede producir una honda impresión por la gran concentración de calaveras a corta distancia del visitante. Los huesos están dispuestos formando arcos y las calaveras siguen los nervios de las bóvedas creando un conjunto de una funesta belleza.

En época barroca no fue del todo infrecuente la construcción de estas tétricas capillas y osarios en otros lugares de Europa. A parte del de Évora, uno de los más impresionantes es el Osario de Sedlec, en la República Checa, no muy lejos de Praga.

Iglesia de San Francisco

Aunque eclipsada, un tanto, por la fama de la Capela dos ossos, la iglesia de San Francisco (Igreja de São Francisco) es uno de los templos más bellos de Évora. En especial por las bóvedas de estilo gótico manuelino de más de 24 metros de altura. No en vano esta grandiosa iglesia fue construida en el siglo XVI, el momento de mayor esplendor de Portugal.

La concurrida Plaza de Giraldo (Praça do Giraldo)

La concurrida Plaza de Giraldo (Praça do Giraldo)

Plaza de Giraldo

La alargada Praça do Giraldo situada en mitad del casco antiguo es el lugar de reunión y centro de la vida social de los evorenses. Se halla repleta de tiendas, cafés con terrazas y ha sido testigo de los grandes acontecimientos de la ciudad.

Uno de sus costados lo ocupan casas con soportales, al estilo de las plazas mayores castellanas. Pero son su elegante fuente monumental y la bonita fachada de la Colegiata de Santo Antão las que suelen atraer todas las miradas.

La fuente de mármol posee ocho caños en su chafariz que simbolizan las ocho calles que confluyen en la plaza. Al otro lado de la plaza, enfrentada a la Colegiata de Santo Antão, se levanta el otro edificio ilustre de la plaza: la sede del Banco de Portugal.

Un bonito rincón del centro de Évora

Un bonito rincón del centro de Évora

Callejear por Évora

Muchos visitantes pasan apenas unas pocas horas en Évora y se contentan con ver los principales ‘puntos de interés’ de la ciudad. Y se pierden uno de los mayores deleites que ofrece Évora: simplemente pasear por ella, apartándose de los lugares más emblemáticos y transitados.

Algunas de sus callejas más humildes resultan muy pintorescas y en las plazuelas abundan las tabernas donde mezclarse con la gente local.

Si tomamos un plano de la ciudad, aproximadamente entre la Igreja de São Francisco y la plaza Largo da Porta de Moura se suceden un puñado de bonitas callejuelas, tan estrechas y empinadas que apenas permiten el paso de un coche. La mayoría de sus casitas blancas están decoradas con un marco ocre o amarillo pálido en torno a sus puertas y ventanas.
De hecho, algunas de las estampas más bonitas de Évora se pueden encontrar en estos anónimos rincones.

También merece la pena recorrer el extremo norte del centro histórico, donde encontramos la Porta de Aviz, quizá la más bonita que queda en Évora. Aunque la puerta original data del siglo XIV, su aspecto actual, entre religioso y militar, se debe a la restauración realizada en 1804.

Muy cerca encontramos el Largo do Chão das Covas, una plazuela muy pintoresca, aunque lamentablemente repleta de coches. Este es un barrio popular alejado de los circuitos turísticos y está permitido estacionar en cualquier hueco.

En un extremo de la plaza unos grandes arcos llevan a la Rua do Cano. Los arcos no son otra cosa que la parte final y rebajada del acueducto de Água de Prata.

Las casas encastradas bajo el acueducto en la Rua do Cano

Las casas encastradas bajo el acueducto en la Rua do Cano

Acueducto Agua de Plata

Esta faraónica construcción se inauguró con gran ceremonia en 1537 para abastecer de agua a la ciudad. El Aqueduto da Água de Prata conectaba los manantiales situados al norte con el centro de Évora.

Aunque el acueducto fue declarado Monumento nacional en 1910, lamentablemente la carretera de circunvalación pasa por debajo de sus arcos y en las inmediaciones hay grandes aparcamientos.

En todo caso, resulta imprescindible recorrer la Rua do Cano, la calle por donde el acueducto penetra al centro histórico de Évora. Allí nos sorprenden una hilera de casas encastradas bajo los arcos del acueducto.

Si en otros lugares se aprovecharon las murallas de una ciudad para construir viviendas a su abrigo, aquí se hizo lo mismo, pero con el acueducto. Y el resultado es una de las calles más atractivas y singulares de Portugal.

La bella decoración de azulejos de la Igreja da Misericórdia

La bella decoración de azulejos de la Igreja da Misericórdia

Qué más ver en Évora

Si se dispone de más tiempo en la ciudad es muy recomendable visitar algunas bonitas iglesias y el Museo de Évora.

Iglesias de azulejos

Durante los siglos XVII y XVIII numerosas iglesias portuguesas fueron decoradas con azulejos, fundamentalmente en azul y blanco por la influencia de la porcelana china.
En Évora encontramos varias de estas preciosas iglesias barrocas y la más destacada es probablemente la Igreja da Misericórdia.

Su modesto aspecto exterior no hace presagiar su espectacular interior cubierto con paneles de azulejos creados en un taller lisboeta en 1715 y un altar mayor refulgente.
No hay que olvidar subir al coro alto de la Igreja da Misericórdia desde el que se tiene una vista preciosa del conjunto.

Hay algunas otras pequeñas joyas decoradas con azulejos en su interior, entre ellas la Igreja do Salvador y la Igreja de dos Lóios (o São João). Esta última situada frente al templo romano y perteneciente al convento del mismo nombre, luce una preciosa portada con cinco arquivoltas en arco ojival.

Óleos de Baltazar Gomes Figueira (Museo de Évora)

Óleos de Baltazar Gomes Figueira (Museo de Évora)

Museo de Évora

El antiguo Palacio Arzobispal, situado junto a la catedral y con vistas al templo romano alberga desde hace un siglo el Museo de Évora.

Posee una colección tan impresionante como ecléctica que va desde estelas romanas, capiteles islámicos, mobiliario episcopal y pintura barroca. De esta última destacan los lienzos de Baltazar Gomes Figueira que estudió en Sevilla, de ahí la clara influencia que recibió de pintores españoles como Zurbarán o Sanchez Cotán.

El museo de Évora, además, conserva parte de los muros puertas y ventanas góticas del antiguo palacio medieval.

Otras visitas

Lo cierto es que el casco antiguo de Évora rebosa encanto e historia a partes iguales. Y resulta imposible citar todos los monumentos y lugares que merece conocer.
Un par más de recomendaciones:

El Largo Porta de Moura, una irregular plazuela situada junto a una de las puertas de la ciudad y rodeada de edificios singulares como la Casa Cordovil de estilo manuelino-morisco y la inmensa iglesia Igreja do Carmo.

La Universidade de Évora que posee varios patios y claustros renacentistas y barrocos.

El Acueducto a su paso por el Largo do Chão das Covas

El Acueducto a su paso por el Largo do Chão das Covas

Dónde dormir

Una magnífica opción para dormir en el mismo centro de Évora es el Templo Boutique Hotel, llamado así por su cercanía al templo romano. Ofrece habitaciones lujosas, espaciosas y acogedoras. Las de los pisos supeiores son más tranquilas.

El desayuno tiene una variedad y calidad realmente sobresaliente. Todo ello por un precio más que asequible.

Enlaces de interés:
Turismo de Alentejo
Turismo de Évora

Mapa: Qué ver en Évora

Imagen de San Juan evangelista en el claustro de la catedral

Imagen de San Juan evangelista en el claustro de la catedral

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