El precioso y bien conservado casco antiguo de Cáceres serviría de ejemplo perfecto para definir lo que es un sitio Patrimonio de la Humanidad.
Ciertamente hay pocas ciudades en el mundo que posean un conjunto arquitectónico y monumental de tal entidad, concentrado en tan poco espacio.
En el interior de las murallas cacereñas se agolpan palacios medievales, iglesias góticas, mansiones nobiliarias, arcos, torres y todo un laberinto de callejas empedradas que nos transportan a los siglos XV y XVI.
En la Ciudad Monumental de Cáceres (su nombre oficial) no encontraremos construcciones modernas, ni farolas, semáforos o carteles luminosos. Además, el tráfico está restringido a los vehículos autorizados (vecinos, reparto…), lo que es toda invitación a recorrerla a pie.
No es casual, por tanto, que innumerables películas y series de época hayan utilizado las plazas y calles de Cáceres como escenario, sin necesidad de retocar nada en la postproducción. Entre ellas podemos citar algunas series españolas como “Isabel” o “La Peste” y otras internacionales de renombre como “Juego de Tronos” y su secuela “La Casa del Dragón”.
En el plano que ofrece la Oficina de turismo se destacan casi un centenar de edificios históricos de interés. Más de una docena, los más relevantes, son visitables, por lo que necesitaremos al menos dos o tres días para disfrutar, con cierta holgura, de la Ciudad Vieja de Cáceres.
Para tener un primer contacto con la capital cacereña, es buena idea hacer una visita guiada con Civitatis, que ofrece además tours con distintas temáticas.
Breve historia de Cáceres
El procónsul romano Cayo Norbano Flaco fundó en el 35 a. C. muy cerca de la Vía de la Plata la colonia de Norba Caesarina. Ésta se convirtió en una de las urbes más prosperas de la provincia romana de Lusitania junto con otras como Emerita Augusta (Mérida) o Ebora (Évora, Portugal).
Edad Media
Tras el colapso del imperio romano, los visigodos arrasaron la ciudad y quedó abandonada. No fue hasta mediados del siglo XII cuando los almohades la refundaron, aprovechando la situación estratégica de la colina que ocupaba el antiguo asentamiento romano. De hecho, gran parte del recinto amurallado que se conserva pertenece al periodo almohade.
Fueron unos tiempos convulsos en los que Hizn Qazris cambió de manos repetidamente, hasta que finalmente fue conquistada por Alfonso IX rey de León en 1229.
Durante los siglos XIII al XV convivieron en Cáceres las tres comunidades (cristiana, árabe y judía) esta última contó con dos barrios: la Judería Vieja en actual barrio de San Antonio y la Judería Nueva, extramuros, junto a la Plaza Mayor.
En la Guerra civil que se produjo por el trono de Castilla entre Isabel la Católica y su sobrina Juana “la Beltraneja”, gran parte de la nobleza cacereña apoyó a la segunda. Razón por la cual la reina Isabel como escarmiento hizo desmochar casi todas las torres de los palacios nobles de Cáceres en 1477. Por ello la mayoría de las torres carecen de almenas y tienen un aspecto romo y poco esbelto. Únicamente se salvó el torreón del Palacio de las Cigüeñas de los Cáceres-Ovando, la única familia que respaldo a Isabel.
Siglos XVI-XIX
Muchos cacereños participaron activamente en la conquista de América. Algunos de ellos volvieron enriquecidos de las Indias y levantaron suntuosos palacios, mansiones e iglesias. Todo ello provocó que el siglo XVI fuera muy próspero para la villa, que todavía conserva gran parte del patrimonio arquitectónico de aquella época.
Tuvo gran relevancia la designación de Cáceres como sede de la Real Audiencia de Extremadura en 1790, que trajo a numerosos funcionarios y trabajadores a la ciudad. Años más tarde, en 1822, se convirtió en la capital de la recién creada provincia de Cáceres.
Cáceres hoy
La Ciudad Vieja de Cáceres fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986, siendo uno de los primeros sitios de España en conseguir esta distinción.
Hoy Cáceres es un importante centro universitario, comercial y turístico en Extremadura.
Cáceres es con casi 100.000 habitantes, la segunda población extremeña, sin embargo, en la Ciudad Monumental apenas viven unas 300 personas, ya que la mayoría son edificios administrativos, históricos, museos y templos.
Qué ver en Cáceres
El inmenso patrimonio histórico de Cáceres puede disfrutarse simplemente paseando por sus callejuelas empedradas y sus plazas rodeadas de palacetes. Pero hay algunos monumentos que resulta imprescindible visitar también en su interior, como la Concatedral, el Palacio de los Golfines o subir a las murallas para admirar las preciosas vistas.
En este sentido la página de turismo del Ayuntamiento de Cáceres nos parece poco práctica y de escasa ayuda. Anticuada y caótica, la web institucional recoge cientos de entradas dedicadas a cada edificio histórico, museo, mercado o estatua, sin resaltar los principales monumentos.
Curiosamente tampoco muestra las virtudes de su propia tarjeta turística, la Cáceres Card. Si se desea información sobre ella recomendamos hacerlo personalmente en alguna de las oficinas de turismo de la ciudad.
Concatedral de Santa María
El principal templo católico de la ciudad es la Concatedral de Santa María, que comparte con la catedral de Coria la sede episcopal del noroeste extremeño.
La Concatedral de Cáceres se construyó entre los siglos XV y XVI en estilo gótico, pero conserva elementos románicos, por lo que se tiene por un buen ejemplo de transición entre ambos estilos.
Se levantó sobre los cimientos de una antigua iglesia románica y es, de hecho, el templo más antiguo de la ciudad.
De su exterior destaca su robusta torre a la que se puede subir para admirar las vistas y también sus dos portadas. Éstas son muy abocinadas (una característica propia del románico) y al mismo tiempo poseen arcos apuntados góticos.
El edificio posee tres naves con hermosas y altas bóvedas de crucería que lucen en sus claves los escudos de las familias más nobles de Cáceres.
Destaca el hermoso retablo realizado en madera de cedro sin policromar, que está considerado una de las grandes obras del Renacimiento español en su género. A su lado encontramos la pequeña capilla del Cristo negro, una venerada talla del siglo XIV que se saca en procesión en la Semana Santa Cacereña.
Muy cerca la preciosa puerta renacentista de la Sacristía da acceso al Museo Catedralicio, que acoge piezas realmente interesantes, entre ellas valiosos libros de coro, cálices y tallas de santos.
En el exterior, junto a la torre se haya la estatua de San Pedro de Alcántara, un fraile franciscano extremeño canonizado en el siglo XVII muy querido en la ciudad. El monumento fue obra de Enrique Pérez Comendador (1900-1981) un gran escultor nacido en el pueblo cacereño de Hervás donde puede visitarse su museo.
Palacio de los Golfines de Abajo
El más espléndido edificio civil que se conserva en la ciudad es probablemente el palacio de los Golfines de Abajo.
Lo comenzó Alonso Golfín en tiempos de los Reyes Católicos, pero fue su hijo Sancho quien culminó la preciosa fachada plateresca, bien entrado el siglo XVI. Sancho de Paredes Golfín fue camarero y hombre de confianza de Isabel la Católica. De hecho, los monarcas se hospedaron en el palacio en varias ocasiones y por ello se esculpió el escudo de los Reyes Católicos sobre una de las ventanas de la fachada.
Es un edificio que integra varios estilos (gótico, plateresco, renacentista), así como las funciones de casa fortificada y palacio.
En su interior un elegante patio columnado da acceso a las distintas estancias decoradas con mobiliario de muy diversas épocas.
El Salón de Baile es la más amplia de todas y está ricamente decorado con bronces, espejos y mobiliario Luis XVI.
Pero son las espléndidas pinturas murales de la Sala de Armas las que son una joya, ya que constituyen un ejemplo único en España de pintura mural del siglo XVI.
Sobre las paredes de esta estancia rectangular vemos representados a los primeros ocho miembros de la dinastía Golfín y sus escudos de armas.
También, a modo de friso, hay una increíble sucesión de seres fantásticos: arqueros mitad hombre, mitad caballo, fieras con las fauces abiertas y extraños reptiles. Pero entre todos destacan unos personajes con largos penachos que parecen representar a jefes indígenas de la recién descubierta América.
Iglesia de San Francisco Javier
Si se llega a la Plaza de San Jorge desde el Palacio de los Golfines la estampa de la Iglesia de San Francisco Javier resulta imponente. Una doble escalinata lleva hasta la portada de este templo barroco flanqueado por dos robustas torres encaladas. Es posiblemente el lugar más fotografiado de Cáceres, debido al poderoso contraste de la piedra con el blanco níveo de las torres.
La iglesia, junto con el convento contiguo, fue construida en el siglo XVIII en estilo barroco tardío y se diferencia notablemente del resto de grandes edificaciones de intramuros que suelen ser anteriores.
En el interior de esta iglesia de nave única hay algunos elementos de gran interés, en especial el retablo mayor y un antiguo aljibe. No hay que olvidar subir a las torres que ofrecen unas vistas magníficas de las plazas más ilustres de la ciudad: La plaza de San Jorge, la de los Golfines y algo más allá, la de Santa María dominada por la Concatedral.
La Muralla y las torres
La Ciudad Vieja de Cáceres se protegió con un largo cinturón amurallado de casi un kilómetro y medio de largo y vigilado por numerosas torres de las que se conservan más de una veintena.
El Arco de la Estrella es la puerta principal y conecta la villa medieval y la ciudad moderna que expande más allá de la Plaza Mayor. El Arco tiene la singularidad de que fue construido en forma oblicua a la muralla para facilitar el paso de los carruajes ya que las calles intramuros son extremadamente estrechas.
Junto al Arco de la Estrella encontramos la torre más imponente de la ciudad, la Torre Bujaco. Se trata de una construcción típica del periodo almohade (XII) robusta y cuadrada y en la que se aprovecharon sillares romanos que son perfectamente visibles.
En su interior puede visitarse un pequeño Centro de Interpretación sobre la historia local. Aunque lo realmente atractivo es que da acceso a una parte del adarve de la muralla y también al mirador de la propia Torre de Bujaco. Desde este se puede admirar a un lado la Ciudad Monumental y al otro la Plaza Mayor y la villa extramuros.
En el extremo opuesto de las murallas, junto al barrio de San Antonio se encuentra la Torre de los Pozos. Su aspecto exterior muy reconstruido no resulta tan atractivo pero la maqueta, el video y las breves explicaciones que se proporcionan resultan de interés. Además, las vistas desde lo alto de la Torre de los Pozos ofrecen una panorámica muy distinta de la parte oriental de Cáceres, dominada por la mole del Convento de la Compañía de Jesús.
Qué más ver en Cáceres
Si se dispone de más tiempo merece la pena recorrer las calles menos transitadas del conjunto monumental intramuros, aunque también hay lugares de gran interés fuera de él. Sin ir más lejos la Plaza Mayor, la antigua Plaza del mercado que sirve de nexo de unión entre la Ciudad Vieja y la más moderna.
Plaza Mayor
Esta alargada plaza, habitual punto de reunión de los cacereños, es una de las más pintorescas y vibrantes plazas de España.
A un lado las torres de Bujaco y la Yerba dominando esa parte de las murallas y al otro, una larga fila de casas con soportales en los que se agolpan uno tras otros restaurantes, hoteles y tiendas variopintas. Y presidiendo la plaza, desde uno de sus extremos, el sobrio pero elegante edificio del Ayuntamiento, de mediados del siglo XIX.
La Plaza Mayor de Cáceres es escenario frecuente de todo tipo de espectáculos, conciertos y mercadillos.
Barrio de San Antonio
Una visita a Cáceres no sería completa sin dejarse perder por el encantador Barrio de San Antonio, donde se instaló la comunidad judía durante siglos. La antigua Judería Vieja conserva sus casitas bajas encaladas, sus empinadas callejuelas y sus fachadas cubiertas de flores y plantas.
Si en torno a la Concatedral parece que nos encontremos en mitad del siglo XVI, aquí en el Barrio de San Antonio, a apenas unos metros de distancia, diríase que estamos en un pueblecito extremeño.
El Barrio de San Antonio, no posee grandes monumentos que visitar, ni falta que le hace. Pero si tenemos algunos puntos de interés como el Arco del Cristo, la puerta monumental más antigua de la villa, de origen romano. Así como la Ermita de San Antonio edificada sobre la antigua sinagoga sefardí y donde puede verse la placa instalada por la asociación Red de Juderías.
Museo de Cáceres
Este museo provincial reúne múltiples atractivos. Se haya instalado en el Palacio de las Veletas, un austero edificio de estilo renacentista construido sobre el antiguo alcázar almohade.
El palacio oculta en su subsuelo el vestigio islámico más interesante que se ha conservado en Cáceres: un aljibe andalusí datado entre los siglos XI y XII.
El agua acumulada de la lluvia se aprovechó hasta bien entrado el siglo pasado, quizá por ello su estado de conservación es excelente.
Su planta es de aproximadamente 15 metros de largo por 10 de ancho, con bóvedas de cañón y cinco naves formadas por columnas romanas y visigodas reaprovechadas y arcos de herradura islámicos.
El aljibe posee una atmosfera casi mística. La luz tenue que ilumina la estancia, el reflejo de los arcos sobre la superficie de las aguas oscuras, las columnas corroídas por la humedad…
El museo, por su parte, muestra piezas arqueológicas entre las que destacan varias estelas de la Edad de Bronce y mosaicos romanos. Junto al jardín trasero, un puentecillo da acceso al Museo de Bellas Artes, donde se muestran pinturas de los principales pintores españoles del siglo XX como Fernando Zóbel o Antoni Tàpies.
Palacios cacereños
La mayoría de los palacios de la Ciudad Vieja son de estilo renacentista y albergan instituciones administrativas o entidades privadas y no son visitables.
En el palacio de Carvajal, junto a la Concatedral, se ubica la Diputación de Cáceres y la Oficina de Turismo, sus interiores modernos no tienen demasiado interés. Pero si su portada, su torre desmochada y su encantador jardín al que se puede acceder libremente.
El palacio de las Cigüeñas es famoso por poseer la única torre no desmochada de la ciudad. Se levantó a finales del siglo XV y su aspecto es ciertamente más defensivo que palaciego, salvo por las dos elegantes ventanas bíforas del primer piso con arcos de herradura.
En principio, la torre es visitable, aunque hay que ponerse en contacto con la Comandancia Militar, ya que el palacio es su sede en Cáceres.
El palacio de la Cigüeñas se abre a la plaza de San Mateo, una de las más hermosas de Cáceres. Esta plaza posee planta irregular similar a dos rombos y se encuentra flanqueada por el Convento de San Pablo, la Escuela de Bellas Artes, el famoso Restaurante Atrio, la imponente iglesia de San Mateo y el citado Palacio de las Cigüeñas.
El palacio de Toledo-Moctezuma es otro de los edificios civiles más significativos de la ciudad. Destaca la cúpula que corona su torre y que se ve perfectamente desde el mirador de la Torre Bujaco. Hoy este palacio alberga el Archivo Histórico Provincial.
Fue Juan Cano de Saavedra quien acometió las obras más importantes del Palacio de Toledo-Moctezuma en el siglo XVI. Este noble sirvió a las órdenes de Hernán Cortes y se casó con Isabel de Moctezuma, una de las hijas del emperador azteca.
Algo parecido sucedió con los hermanos Pizarro que también se desposaron con descendientes del emperador inca del Perú. El impresionante Palacio de la Conquista de Trujillo es buena prueba de esta estrategia de casamientos.
Dónde dormir en Cáceres
Dormir en la preciosa Ciudad Vieja es lógicamente algo más caro que hacerlo en las zonas más modernas de la ciudad, pero merece la pena alojarse en lugares como el Parador de Cáceres. Este antiguo palacio del siglo XIV se ha reformado con mimo para ofrecer habitaciones lujosas a un precio más que competitivo.
Si se prefiere la libertad que proporcionan los apartamentos, nada mejor que el Apartamento Torre Redonda situado junto a la muralla cacereña y decorado con mucho gusto.
Artículo escrito por David.
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