Santa Cruz de Tenerife es mundialmente famosa por sus carnavales, pero la orgullosa capital tinerfeña posee muchos más alicientes para disfrutar y pasear por ella el resto del año.
Después de visitar Santa Cruz de Tenerife, creo que la palabra que mejor la define, es que es una ciudad acogedora. Un lugar en el que uno se siente a gusto desde el primer momento, quizá porque sus gentes, los chicharreros, son en su mayoría amables, pausados y risueños. Mientras que su clima se muestra suave y casi constante durante todo el año (23° de media anual). Por no hablar de su centro histórico, hospitalario y pintoresco, con placitas pequeñas, salpicado de edificios coloniales y una agradable vegetación tropical, que uno supondría en un lugar mucho más meridional.
Una manera estupenda de conocer la ciudad es con una visita guiada por Santa Cruz de Tenerife con Civitatis.
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Qué ver en Santa Cruz de Tenerife
Rambla de Santa Cruz
La Rambla es una de las arterias principales de la ciudad y abraza en semi-círculo a Santa Cruz por su parte Oeste, dejando el casco antiguo enmarcado entre ella y el puerto.
Este bulevar tiene un paseo arbolado muy apetecible en su parte central, por el que uno va encontrándose un verdadero museo de esculturas al aire libre, entre ellas ‘el Guerrero de Gosslar’ del célebre Henry Moore.
Parque de García Sanabria
Junto a la Rambla Santa Cruz se encuentra la zona verde más grande y bonita de la ciudad, el Parque de García Sanabria, en honor a uno de los alcaldes más recordados de aquí.
El parque, lejos de estar guardado por altos muros, cómo en otros lugares, se encuentra abierto por sus cuatro costados y los santacruceros lo disfrutan paseando bajo sus monumentales árboles, tomando algo en sus cafeterías o también en eventos puntuales como la feria del libro.
El parque debe recorrerse sin prisa, para poder admirar su espectacular flora tropical. Al llegar a la otra punta, puede tomarse cualquier calle que baje hacia el centro, aunque quizá la principal y más distraída sea la calle del Pilar, que llega hasta la Plaza del Príncipe.
Plaza del Príncipe
En esta plaza se desparraman varias terracitas en torno a un curioso jardín elevado, al que se sube por varias escaleras, cuenta con árboles frondosos y un bonito quiosco para las orquestas en su centro.
Este jardín no es otra cosa que el antiguo huerto del Convento Franciscano de San Pedro de Alcántara, hoy desaparecido.
En su flanco Sur se asienta el coqueto edificio rojo de la Biblioteca, el Museo Municipal y otras dependencias del ayuntamiento todo ello en el solar dónde se levantaba el antiguo convento.
Muy cerca, en la calle Ruiz de Padrón se encuentra el Círculo de Amistad XII de Enero (una asociación cultural con más de 150 años) probablemente el edificio más bonito de la plaza, con su llamativa fachada en tonos cremas y azulados, repleto de relieves y banderas.
Plaza de San Francisco
Bajando esta misma calle, o la paralela, se llega a la hermosísima plaza de San Francisco que toma su nombre de la bonita iglesia barroca construida en 1680, superviviente del antiguo convento, al que pertenecía. En el interior pueden contemplarse varias capillas y numerosas tallas de gran valor artístico.
La plaza es estrecha, en pendiente y más bien pequeña y sin embargo posee un encanto innegable.
En la parte alta se encuentra la iglesia y el Tribunal de Justicia de Canarias con su alta torre.
En la franja central enraízan algunas estilizadas palmeras y unos pocos árboles del caucho o gomeros, una especie de ficus que retuerce sus raíces en la tierra y crea unas poderosas copas de muchos metros de diámetro. Sin duda los ejemplares de la plaza de San Francisco cuentan con varios siglos de antigüedad.
En la parte baja de la plaza de San Francisco y el corto lateral de la calle Ruiz de Padrón se suceden, casi ininterrumpidamente, edificios bajos de colores, reconvertidos en agradables restaurantes que reparten sus mesas bajo las copas de los gomeros.
Merece la pena cenar en alguno de ellos y si apetece probar la gastronomía canaria. Se pueden encontrar delicias como pulpo con papas arrugás o almogrote de atún.
Plaza de España
Una manzana más abajo nos encontramos con la Alameda del Duque Santa Elena, otra agradable zona verde y la Plaza de España, habitual punto de reunión de los chicharreros. En ella se encuentra un curioso estanque circular en torno al cual se ubican la oficina de turismo, el monumento a los Caídos y el fotogénico corpóreo de Santa Cruz, un híbrido de escultura y logotipo de la ciudad. Más allá queda el puerto y el muelle Sur.
Plaza de la Candelaria y Calle Castillo
Si damos la vuelta tornamos a la ciudad por su zona más concurrida. La alargada Plaza de la Candelaria se encuentra plagada de restaurantes, cafeterías y hoteles.
Parece paso obligado para visitantes y autóctonos ya que se encuentra entre la Plaza de España y la transitada calle del Castillo, la vía comercial por excelencia de Santa Cruz. Las mejores tiendas y almacenes se apretujan uno tras otro en la calle Castillo y se ha convertido en una visita ineludible, aunque sólo sea para curiosear en el ambiente comercial santacrucero.
Museos de Sta Cruz
Para llegar hasta los museos más interesantes de Santa Cruz, se puede recorrer la calle Valentín Sanz, una de las calles más importantes, y atravesar el puente sobre el barranco de Santos.
Desde aquí se tienen unas vistas inmejorables del TEA, un conjunto museístico y cultural que en sus más de 20.000 metros cuadrados engloba un museo de arte moderno, un centro de fotografía, una espectacular biblioteca de techos infinitos y lámparas colgantes, un impecable salón de actos, oficinas…
El diseño del complejo arquitectónico fue obra de los arquitectos suizos Herzog & de Meuron y sin duda merece una visita para admirarlo.Pese a tener una larga fachada plana que recuerda a antiguos edificios de tamaño avasallante, eso no es más que un espejismo, ya que contiene una plaza interior de forma triangular y en pendiente que incita como un embudo a meterse en su interior. Por el otro lado cuenta con una alta cristalera, varias puertas y una rampa tendida entre árboles.
Pese a sus formas rectas el TEA posee un tremendo dinamismo y sus interiores disfrutan de mucha luz natural. Inaugurado en el otoño del 2008, se trata sin duda del edificio contemporáneo más destacado de Santa Cruz de Tenerife.
A su lado el Antiguo Hospital civil queda un tanto empequeñecido. Este edificio neoclásico alberga el Museo de la Naturaleza y el Hombre con la mayor colección relacionada con la cultura guanche (los antiguos pobladores de las islas) que existe.
A espaldas de los museos, se encuentra el Mercado de Nuestra Señora de África La Recova, que no pueden perdérselo aquellos que disfruten paseándose entre frutas tropicales y pescados frescos recién traídos del puerto.
Iglesia de La Concepción y calle de La Noria
Enfrente del Museo de la Naturaleza y el Hombre, al otro lado del barranco se encuentra la iglesia más antigua de Santa Cruz y probablemente también la más bonita.
El edificio actual data de mediados del siglo XVII y la torre se construyó más de un siglo después. Precisamente es la torre la que llama poderosamente la atención, no sólo por su gran altura respecto a las naves sino por el profundo contraste de sus muros encalados con las piedras basálticas que destacan sus vértices y ventanas.
Después de diversas ampliaciones la iglesia acabó teniendo cinco naves, la única en todas las islas Canarias. Dando una vuelta en torno a la Iglesia de La Concepción se hacen muy evidentes estos añadidos, ya que hay varias naves y anexos de planta irregular y a distintas alturas. Sin embargo esto no resta nada de encanto a esta maravillosa muestra de barroco canario.
En su interior se custodian la Cruz que portaba el conquistador Fernández de Lugo y algunas de las imágenes más veneradas de la isla.
De un lateral de la iglesia de La Concepción surge la calle Antonio Domínguez Alfonso, aunque los chicharreros siguen llamándola de La Noria.
Esta calle peatonal a menudo tranquila se torna en una de las más bulliciosas en época de carnavales, ya que varias murgas y peñas tienen su sede en ella o en calles cercanas. El resto del año es un buen lugar para tomar un refresco o una copa en alguna de sus terrazas.
La playa de Las Teresitas
Si después de tanto paseo y ajetreo apetece descansar un poco, nada mejor que acercarse a la playa de Las Teresitas, una playa artificial creada con arena rojiza del Sahara que se encuentra a tan sólo 10 kilómetros de la capital.
Se puede llegar fácilmente en coche privado tomando la carretera de San Andrés o bien tomando el autobús 910 que tarda apenas 20 minutos. La parada más céntrica está en la Avenida Francisco la Roche muy cerca de la Plaza de España.
La playa de Las Teresitas se encuentra en un precioso entorno, acurrucada entre dos montañas que se asoman al mar, sólo enturbiado por alguna plataforma petrolífera situada a pocos kilómetros de la costa.
Las Teresitas es un lugar perfecto donde descansar entre las palmeras, tomando un refresco en alguno de los chiringuitos playeros o disfrutando del extraordinario dominio de los tinerfeños en un deporte tan desconocido como espectacular: el Ultimate Frisbee.
Enlaces de interés:
Turismo de Tenerife
Ayuntamiento Santa Cruz
TEA (Tenerife Espacio de las Artes)
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