Llegada a Praga y paseo por la Ciudad Vieja y Malá Strana. Día 1.
Ruta por lo mejor de la República checa

Ruta por lo mejor de la República checa

La República Checa es un pequeño país incrustado en Centroeuropa que apenas alcanza el tamaño de Castilla la Mancha. La mayoría de viajeros se contenta con hacer una rápida visita a la preciosa capital Praga y quizá una corta excursión a la ciudad balneario de Karlovy Vary o la ciudad medieval de Český Krumlov.

Plan de viaje por la República Checa

Pero la República Checa atesora múltiples atractivos menos conocidos, de hecho posee 12 monumentos Patrimonio de la Humanidad, casi todos al Sur del país en apenas un puñado de pequeñas provincias. De manera que no me fue muy complicado convencer a mis amigos para viajar a este país. El plan era comenzar por Praga para luego hacernos con un coche de alquiler y dirigirnos al Sureste hacia la región de Moravia y después recorrer el precioso Sur de Bohemia y volver a la capital.
Conseguimos un vuelo a buen precio a mediados de junio, nosotros siempre que podemos, intentamos evitar viajar en julio y agosto para no coincidir con el gran flujo de turistas del verano y porque el alojamiento y los vuelos suelen ser algo más baratos.

Iglesia de Nuestra Señora de Týn en la plaza de la Ciudad Vieja(Staroměstské náměstí)

Iglesia de Nuestra Señora de Týn en la plaza de la Ciudad Vieja

Civitatis Praga

Había diversas formas de llegar a Praga desde el aeropuerto, pero tomar el trasporte público nos obligaba a un largo paseo con maletas por el centro de la ciudad. En este otro artículo te contamos cómo ir del aeropuerto a Praga. Pero la mejor opción teniendo en cuenta la ubicación de nuestro hotel en Praga era contratar el traslado directamente a la puerta de nuestro alojamiento. Este servicio a través de Civitatis Praga cuesta 20€, así que nosotros tres, salíamos a poco más de 6,5€ por cabeza. Muy asequible ¿verdad?, es cierto que en otras ciudades como Berlín por ejemplo cuesta más del doble…

Nuestro taxista checo

Cuando llegamos al hall de llegadas del aeropuerto allí estaba nuestro taxista con un cartel con el nombre de mi amigo “Mr Pablo” (esto tenía su gracia) y en bermudas (esto era raro). A pesar de estar todavía en primavera, Praga sufría una asfixiante ola de calor. Como dijo Patricia: “Esto es el cambio climático, nos estamos cargando el mundo”. El conductor nos llevó rápidamente a dónde tenía aparcado el taxi, metimos las maletas y salió zumbando. El checo era simpático y chapurreaba algo de inglés con lo que tuvimos una conversación agradable e insustancial. Tomó la autopista y metió quinta. Como hacía calor se agradecía el aire que se colaba por las ventanillas, aunque nos pareció demasiada corriente, casi un vendaval en los asientos de atrás. Alguien se giró y descubrió que la puerta del maletero estaba abierta de par. ¡Dios mio! ¿Nadie la ha cerrado? El taxista, que ya no nos parecía tan simpático, se metió por la primera salida que encontró y se detuvo. Nuestras maletas no estaban desparramadas por toda la República Checa de puro milagro. Quizá ayudó que las llenáramos como si nos fuéramos un año fuera y aquello pesaba una tonelada. Llegamos al nuestro hotel sin más contratiempos, teníamos bastante con un ataque al corazón.

Edificio art nouveau en la calle Žatecká, esquina Kaprova

Edificio art nouveau en la calle Žatecká

Hotel en Praga

Nos alojábamos en el Hotel U Šuterů, un hotel céntrico, agradable y de cierto encanto, con una recepcionista joven y atractiva más bien hosca. Acarreamos las maletas escaleras arriba (es la manera sutil de decir que no tenía ascensor). La habitación triple era realmente una habitación doble con otra individual al lado, de manera que había espacio de sobra. La zona del hotel era agradable y nos fuimos a dar un paseo por el Centro de Praga.

Paseo por la Ciudad Vieja

Nuestra primera visita fue muy previsible, nos congregamos como mucha gente frente al reloj astronómico del Ayuntamiento (Pražský orloj) que se encuentra en la plaza de la Ciudad Vieja. Se trata de una verdadera obra de arte que data del siglo XV. Con figuras animadas en la parte superior. Una esfera astronómica más abajo y finalmente un bello calendario dorado del siglo XIX.
Dimos una vuelta por la amplia plaza, que era preciosa aún con cientos de personas. A un lado se encuentra la esbelta torre del ayuntamiento y al otro la elegante iglesia gótica de Nuestra Señora de Týn, mientras que flanqueando la plaza se distribuyen líneas de casas, la mayoría de los siglos XVII al XIX que pese a mantener su propia identidad, se atienen a una perfecta armonía del conjunto.

Cambio de moneda en Praga

Después de llenar el alma de tanta belleza nos ocupamos de menesteres más mundanos, fuimos a cambiar dinero a una oficina que recomendaban en varios foros: Exchange s.r.o (calle Plaza de Franz Kafka 2) muy cerquita de la catedral. El cambio era muy ajustado, no como otras oficinas de la capital que suelen colocar carteles engañosos, ya que se requiere cambiar grandes cantidades de dinero para acceder a la oferta.
Aquí te contamos todo lo que hay que saber para cambiar moneda en la República Checa
Un poco más abajo, en la intersección de las calles Kaprova y Žatecká nos tropezamos con un edificio modernista bastante austero para la exuberancia que suele desplegar el art nouveau, pero con un par de figuras estilizadas preciosas en su fachada.

Después de tomar la primera cerveza en tierras checas, nos dirigimos al rio Moldava y cruzamos por el puente Carlos (Karlův most). Se trata del puente más antiguo de la ciudad, su construcción se desarrolló entre 1357 y 1402.
Cada extremo del puente está custodiado por una bella torre gótica , cuyo interior puede ser visitado. Y a lo largo de sus más de 500 metros de longitud se encuentra flanqueado de 30 estatuas de la época barroca. Su fama está más que justificada ya que es sin duda uno de los puentes más bellos del mundo, por ello es preferible visitarlo en un horario que no esté demasiado concurrido.

Calle Hellichova en el barrio de Malá Strana

Calle Hellichova en el barrio de Malá Strana

Barrio de Malá Strana e isla de Kampa

Atravesamos la Torre de Malá Strana y nos adentramos en el Barrio pequeño (traducción aproximada de Malá Strana), justo al otro lado del caudaloso rio Moldava. Siguiendo esa misma calle llegamos a la plaza también llamada de Malá Strana ocupada en su zona central por la imponente estampa barroca de la iglesia de san Nicolás (Kostel sv. Mikuláše). Aunque lo más agradable fue apartarse de esta zona concurrida y perderse por sus preciosas calles. En particular por la zona situada entre la calle Karmelitská y el rio, plagada de palacetes barrocos, embajadas, calles tranquilas y adorables plazuelas como la de Malta.

Por fín callejeando llegamos a la isla de Kampa, aunque su separación del resto de Malá Strana es a través de un estrecho canal, por lo que su condición insular es más ficticia que real. En la isla se encuentra el Museo Kampa de arte moderno y un bonito parque que orilla el rio. Junto al barrio de Malá Strana se yergue el Monte de Petrín, un lugar cubierto de jardines y con maravillosas vistas de la ciudad.

La taberna más conocida de Praga es sin duda la preciosa U Fleků, pero preferimos cenar en un local algo menos turístico como U Medvidku, dónde casi toda la clientela era local. El hotel-restaurante es inmenso, con varios salones y patios y a pesar de ello estaba a rebosar de gente. Con los estómagos satisfechos volvimos a nuestro hotel.

Enlaces de interés:
Consejos para viajar a la República Checa
Civitatis Praga
Hotel U Šuterů
Oficina Nacional Checa de Turismo en España

Oficina de Cambio Exchange
Tabernas famosas de Praga:
U Fleků
U Medvidku

Artículos de República checa:

Todo sobre República Checa.

Plan de viaje a Praga y la República Checa

Castillo de Praga
Barrio Judío de Praga
Vyšehrad, Nové Město (Praga)

Kutná Hora
Olomouc
Kromeriz
Karst moravo, Trebic y Telc
Český Krumlov
Castillo de Karlštejn