Al norte de la Ciudad Vieja de Praga se extiende el antiguo Barrio judío, conocido como Josefov en honor al emperador José II.
Sus calles empedradas, sus sinagogas y su cementerio judío lo convierten en unos de los barrios más pintorescos e interesantes de la capital la la República checa y una de las juderías con mayor patrimonio histórico de Europa.
El barrio de Josefov arrastra una historia de más de 800 años tan apasionante como desgraciada, en la que merece la pena adentrarse. Aunque en la actualidad esté repleto de edificios elegantes modernistas y lujosas tiendas de ropa y joyerías.
Lo cierto es que los numerosos vehículos y turistas estivales desvirtúan un tanto el antiguo gueto judío de Praga. Por lo que es aconsejable visitarlo en temporada baja o al menos a primera hora de la mañana.
Breve historia del Barrio judío
El Origen
Los judíos han vivido desde hace, al menos, 1000 años en el actual territorio de la República Checa.
En Praga se instalaron a los pies del castillo, en el barrio de Mala Strana.
Pero tras un virulento incendio que destruyó gran parte del asentamiento, en el siglo XII se trasladaron al otro lado del río, al norte de la Ciudad Vieja de Praga.
La judería de Praga se amuralló en 1254 para proteger y segregar a sus habitantes, muchos de los cuales eran mercaderes, comerciantes o incluso prestamistas. La comunidad judía vivía bajo la protección real ya que suponía una importante fuente de ingresos para la Corona.
En la Edad Media se sucedieron largos periodos de convivencia pacífica con distintos episodios de ataques y persecución de los judíos, los conocidos pogromos. El peor de los ocurridos en Praga tuvo lugar en 1389 en el que fueron asesinadas más de 3000 personas.
Periodo de esplendor
Una de las figuras más destacadas del Barrio judío de Praga fue Judah Loew ben Bezalel que ejerció como rabino a mediados del siglo XVI. El rabino Loew (o Löw) además fue un erudito, filósofo y fundador de una Yeshivá (un centro donde se estudia la Torá y el Talmud).
Otro personaje relevante de aquel tiempo fue Mordechai Maisel un rico financiero que supo aprovechar su influencia y posición para recuperar los privilegios de la comunidad judía praguense. Maisel llegó a ser alcalde del Barrio judío, pavimentó las calles de la judería y construyó algunos de los edificios más destacados del gueto como el Ayuntamiento viejo.
Maisel financió las guerras del emperador Rodolfo II contra los turcos, razón por la que disfrutó del privilegio real para levantar la Sinagoga Maisel.
De hecho, podría existir cierto paralelismo con el sefardí Samuel ha Leví, tesorero del rey castellano Pedro I y del que consiguió la prerrogativa para construir la hermosa Sinagoga del Tránsito de Toledo.
En la primera mitad del siglo XVIII los judíos sufrieron nuevos pogromos y una nueva expulsión, aunque esta fue revocada pocos años después.
Pero con la subida al trono del emperador Jose II (1765) la situación de los judíos mejoró sensiblemente.
José II emprendió importantes reformas que devolvieron gran parte de los derechos a la comunidad judía, en especial gracias el Edicto de Tolerancia de 1782.
Se derribaron parte de los muros del gueto, se eliminó la obligación de portar las insignias que identificaban su origen y se facilitó su integración social. Algunos años más tarde el Barrio judío pasó a llamarse Josefov en honor al emperador Jose II.
La reforma de Josefov
El gueto judío de Praga era una amalgama de viviendas de madera, callejuelas estrechas y patios interiores. Josefov tenía una densidad enorme, reinaba la insalubridad y la esperanza de vida era muy baja.
A finales del siglo XIX se hizo imprescindible su reforma, se instalaron canalizaciones, se demolieron muchas casas y sólo se conservaron los edificios más relevantes y las calles principales. Esto explica que el Barrio judío de Praga no tenga el aspecto laberíntico lleno de calles estrechas de otras juderías europeas.
La reforma del gueto de Praga se inició en 1892 y no se dio por terminada hasta 20 años después. Esta hizo que las relaciones entre las distintas comunidades se intensificaran y facilitó la integración de la población judía.
El Barrio judío y las artes
En 1914 el escritor austriaco Gustav Meyrink publicó ‘El Golem’ inspirado en la leyenda de un gigante de barro creado por el rabino Löw en Praga. La novela describía el laberinto de callejuelas de Josefov y mostraba al rabino como un astuto hechicero que dominaba las ciencias ocultas.
‘El Golem’ fue uno libros más vendidos durante años en Europa central y se hicieron varias versiones cinematográficas. De hecho, la película dirigida por Paul Wegener y Carl Boese en 1920 se considera uno de los grandes clásicos del cine mudo.
Esta película alemana muestra una imagen estereotipada de la comunidad judía, pero posee unos maravillosos decorados expresionistas que nos acercan al antiguo Barrio judío del Praga.
Franz Kafka (1883-1924) es, sin duda, el escritor checo más célebre del siglo XX, autor de la célebre ‘La metamorfosis’. Perteneciente a una familia judía acomodada de Praga, Kafka, no llegó a tener un gran reconocimiento en vida ya que el grueso de su obra se publicó tras su prematura muerte con tan solo 40 años.
Libertad y ocupación nazi
En el periodo de entreguerras la comunidad judía checoslovaca vivió un momento de libertad e igualdad sin precedentes. Y a mediados de la década de 1930 en la antigua Checoslovaquia la población judía superaba las 350.000 personas.
Sin embargo, la Alemania de Hitler comenzó su expansión territorial precisamente en tierras checas. En 1938 se anexionó los Sudetes, una región con una importante minoría alemana, para posteriormente ocupar todo el territorio checoslovaco.
La invasión nazi encontró poca oposición, aunque hubo un tímido alzamiento en Eslovaquia Central. En la localidad eslovaca de Banská Bystrica existe un interesante museo que documenta esta heroica resistencia.
La población judía fue una de las más golpeadas. Gran parte de la comunidad judía de Josefov acabó en el campo de concentración de Terezín (a 60km al norte de Praga). Y se calcula que murieron casi 80.000 judíos en todo el país.
El Tercer Reich pretendía crear en Josefov una especie de Museo de la Raza Extinta por lo que paradójicamente se conservaron miles de objetos de la cultura judía y el barrio no sufrió graves daños.
En todo caso, la floreciente comunidad judía praguense se esfumó, bien asesinada en campos de exterminio, bien empujada al exilio.
En la actualidad la población hebrea registrada en la capital checa ronda los 1600 habitantes. Aunque, se estima que la población real judía estaría entre los 10.000 y 15.000 personas.
Qué ver en el Barrio judío
El barrio de Josefov concentra en unas pocas calles un buen número de sinagogas y monumentos cuya visita resulta imprescindible para acercarse a la historia de la comunidad judía de la República Checa.
La mayoría de estos lugares forman parte del Museo Judío de Praga (Židovské muzeum v Praze), una institución creada en 1906 para preservar el patrimonio y la historia judía del país.
Aunque es posible acceder a cada uno de los monumentos por separado, sale a cuenta adquirir el billete combinado que permite visitar la mayoría de ellos.
Sinagoga Pinkas
Esta sinagoga data del siglo XVI y fue construida en gótico tardío y a ese estilo pertenecen sus bonitas bóvedas. Aunque fue completamente restaurada en el siglo pasado y estuvo cerrada durante más de 20 años tras la invasión comunista de 1968.
La Sinagoga Pinkas acoge en la actualidad un Memorial a las víctimas del holocausto en tierras checas. De hecho, lo que más sorprende de su interior diáfano y casi vacío son los más de 77.000 nombres (con fecha de nacimiento y defunción) que cubren por completo sus paredes.
Este estremecedor listado fue escrito a mano por dos artistas checos Václav Boštík y Jiří John, en los años 50.
Unas excavaciones encontraron bajo la sinagoga una sala con un baño ritual que seguramente tuviera una función similar a la encontrada en la Sinagoga del Agua de Úbeda (España).
Cementerio judío
La necrópolis judía no sólo es única sino también uno de los lugares más visitados de Praga, por lo que es aconsejable presentarse a primera hora de la mañana para poder evitar en la medida de lo posible al gentío.
El antiguo cementerio judío de Praga es un lugar tremendamente evocador que puede llegar a sobrecoger.
La numerosa comunidad judía de Praga utilizó este cementerio entre los siglos XV al XVIII. Un lugar que pronto se evidenció muy limitado, ya que, según la tradición judía, al no poderse retirar ningún enterramiento, se tuvo que cubrir una y otra vez de tierra para dar cabida a nuevas tumbas.
Se cree que hay lugares del cementerio que tienen hasta 12 niveles de enterramientos, unos encima de otros hasta un total de al menos 100.000. Aunque las tumbas visibles son en torno a unas 12.000 en la actualidad.
Conviene hacerse con la audioguía que cuenta la historia de las tumbas más notorias y los personajes más insignes y que ayuda a comprender la importancia de este lugar. Entre los enterramientos más ilustres destacan los del rabino Löw y Mordechai Maisel.
Muchos se sorprenden al entrar en el recinto y ver un montón de lápidas y tumbas amontonadas y desperdigadas entre árboles, algunos de ellos centenarios, sobre un terreno totalmente irregular. Algunas estelas han sido, durante siglos, castigadas por el sol y otras por la umbría. El tiempo y la humedad han hecho estragos en muchas de ellas, pero también les confiere un encanto herrumbroso.
Lo habitual es dejarse llevar por el sendero que zigzaguea entre los campos de losas, deteniéndose ante alguna lápida con una inscripción hebrea tallada o admirar las losas enmohecidas y cubierta de musgo.
La Sala de Ceremonias y otras sinagogas
Junto a la salida del cementerio nos encontramos con el edificio de la Sala de Ceremonias, una especie de palacete neorrománico construido en 1911-12. En él pueden verse una pequeña exposición sobre tradiciones y costumbres judías. No hay que olvidar asomarse por alguna de sus ventanas ya que ofrece una excelente panorámica del caótico cementerio.
A dos pasos se encuentra la Sinagoga de Klaus, la más grande de la ciudad, que deslumbra por su interior blanco, impoluto y diáfano. Esta sinagoga se construyó en estilo barroco tras el desastroso incendio de 1689 que redujo a cenizas varios edificios. El interior de la sinagoga muestra una interesante exposición de manuscritos hebreos, lámparas de bronce y demás objetos relacionados con la fe judía.
La Sinagoga Maisel debe su nombre al alcalde que la construyó en 1591. Originalmente fue un templo renacentista, pero hoy lo encontramos muy restaurado y encajado entre edificios más altos. Presenta una elegante fachada, mientras que en su interior se exponen pinturas, tejidos, copas de plata, grabados…
Sinagoga Vieja-Nueva
La Sinanoga Vieja-Nueva se construyó alrededor de 1270, y está considerada la sinagoga en activo más antigua de Europa.
A pesar de su aspecto exterior sobrio es uno de los edificios históricos más relevantes del país y una de las escasas muestras de estilo gótico temprano que se conservan en la República Checa.
Según parece, durante el sangriento pogromo de 1389 cientos de judíos fueron asesinados junto a ella, razón por la cual la calle se llamó Červená, que significa ‘rojo’ en checo.
Cuando se construyó en el siglo XIII se la llamó Sinagoga Nueva, pero con el discurrir de los siglos, terminó convirtiéndose en la más antigua de la ciudad, de ahí su contradictorio nombre.
Es un edificio robusto, incluso esbelto, construido con materiales modestos. En el que destaca un tejado con hastiales de ladrillo que forma un triángulo dentado en su fachada oeste muy singular.
El interior posee dos amplias naves con bóveda de crucería y dos columnas centrales. Su rabino más famoso fue Judah Loew ben Bezalel del que todavía se conserva su silla y en la que nadie se ha sentado desde entonces por respeto.
Sinagoga Española
La Sinagoga Española se construyó entre 1867-68 sobre el emplazamiento de la Vieja Escuela, una de las más antiguas sinagogas que había sido demolida poco antes.
En esta zona, fuera del gueto, se había instalado la comunidad sefardí expulsada por Isabel la Católica y por ello esta sinagoga posee una indisimulada influencia del arte morisco y mudéjar español. Además, el romanticismo en la Europa del siglo XIX impregnó todas las artes de un gusto por lo oriental y exótico.
Probablemente las fuentes de inspiración para su decoración interior fueron no solamente la Alhambra de Granada sino también la Sinagoga del Tránsito de Toledo.
Viendo la fachada, de aspecto oriental pero ciertamente austera, nada presagia el enorme lujo, colorido y suntuosidad que alberga en su interior.
Otras sinagogas praguenses pueden parecer sobrias, con una decoración muy contenida, mientras que la Sinagoga Española es más bien todo lo contrario. La decoración se muestra rebosante en el interior: paredes y bóvedas repletas de motivos orientales, vidrieras llenas de color, barandillas, pilares, puertas con motivos dorados…
Una ornamentación tan excesiva como bella y elegante.
Otros lugares de interés
Anexo al antiguo Cementerio judío se halla el Museo de Artes Decorativas con una fastuosa colección de mobiliario, porcelanas, tapices y cristalería
Muy cerca del Barrio judío a orillas del río Moldava podemos encontrar el Convento de Santa Inés. Un enorme complejo eclesiástico fundado en 1234 y que cuenta con dos iglesias y dos monasterios. Hoy alberga el Museo de pintura checa del siglo XIX y la capilla una hermosa sala de conciertos.
Pero más que los museos son las calles de Josefov las que merecen ser recorridas con calma. Atrás quedaron las estrecheces y la insalubridad del antiguo Barrio Judío y ahora encontramos calles señoriales plagadas de preciosos edificios modernistas de estilo Secession como los de las calles Paris (Pařížská), Dlouhá, Vězeňská o Kaprova.
Hoteles en el Barrio judío de Praga
Una magnífica opción para alojarse en el mismo centro del Barrio judío es el Mordecai Twelve, un acogedor apartamento justo al lado de la Sinagoga Maisel.
Si preferimos un hotel situado en un precioso edificio modernista de 1908 podemos dormir en el Myo Hotel Caruso, frente al convento de Santa Inés.
(Totalmente reescrito Mayo de 2021)
Enlaces de interés:
Turismo República Checa
Patrimonio de la Humanidad en la República Checa
Artículos de República checa:
Plan de viaje a Praga y la República Checa
Castillo de Praga
Barrio Judío de Praga
Vyšehrad, Nové Město (Praga)
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Karst moravo, Trebic y Telc
Český Krumlov
Castillo de Karlštejn
13 marzo, 2017 at 6:20 pm
Muy buenos consejos y guía que me han servido mucho durante mi viaje a Praga del que acabo de llegar ?
13 marzo, 2017 at 8:03 pm
Muchas gracias Raquel. Me alegro de que te hayan servido para tu viaje a Praga.
Un abrazo. ?