Khao Yai es famoso por albergar una gran variedad de fauna, incluido el elefante
Selva del Parque nacional de Khao Yai

Selva del Parque nacional de Khao Yai

Cuando planeamos nuestro viaje a Tailandia nos apetecía realizar una ruta por la selva tropical. Los parques nacionales suelen ser la mejor opción para visitar, ya que al disfrutar de cierta protección, sus bosques y su fauna se han conservado mejor y normalmente cuentan con mayor infraestructura para los visitantes. Pero conviene tomar precauciones, por ejemplo, tener en cuenta las necesarias vacunas de Tailandia.

Excursión a Khao Yai desde Bangkok

Las grandes ciudades y centros turísticos tailandeses tienen interesantes parques nacionales a una distancia asequible:
El Doi Inthanon National Park se encuentra a poco más de 100km de Chiang Mai, la gran ciudad del norte. Desde los centros vacacionales de Phuket y Krabi se puede acceder al de Khao Sok. Y desde la capital Bangkok se pueden visitar los parques nacionales de Khao Yai y Kaeng Krachan.

Nosotros elegimos visitar el de Khao Yai, que además era Patrimonio de la Humanidad por su gran importancia y variedad de ecosistemas. Este parque nacional, además, resultaba ser muy accesible desde Bangkok, apenas a unas 3 horas en coche.

Arbustos de la altura de un hombre, Khao Yai

Arbustos de la altura de un hombre, Khao Yai

Existen multitud de agencias de Bangkok que ofrecen la visita a Khao Yai y vuelta a Bangkok todo en el mismo día. Pero no deja de ser una visita fugaz al parque, de apenas 4 o 5 horas en las que resulta muy complicado ver algún animal y en la que los turistas se pasan el día entero en un autobús.

Finalmente nos decidimos por alquilar un coche para llegar hasta el parque nacional y elegimos el aeropuerto de Don Mueang para alquilarlo. Por varias razones: estaba fuera de la ciudad de Bangkok por lo que nos ahorrábamos la locura del tráfico de la capital tailandesa. Estaba al Norte, de camino a las visitas que queríamos hacer: la ciudad de Ayutthaya y el parque nacional de Khao Yai. Y por último, al devolverlo cogeríamos un vuelo a nuestro próximo destino que era Angkor en Camboya.
El día anterior, con nuestro coche de alquiler, habíamos visitado los preciosos templos de Ayutthaya y después, por la tarde, en apenas dos horas nos plantamos en nuestro alojamiento. Un magnífico resort asombrosamente barato para lo lujoso que era. Lleno de pequeños adosados y cabañas tradicionales en torno a dos piscinas y rodeados de un jardín tropical bien cuidado. Lo cierto es que al ser temporada baja, el resort estaba totalmente vacío, excepto por algún trabajador del hotel y nosotros mismos. Después de haber pasado un calor tremendo en Ayutthaya, donde el sol caía a plomo, teníamos la refrescante piscina toda para nosotros, y allí estuvimos chapoteando hasta tarde.

Ruta por Khao Yai con guía

Aunque Khao Yai se podía visitar por libre (existen varias rutas recomendadas por la Oficina de turismo) nosotros preferimos hacerlo con un guía ya que nos parecía esencial movernos con alguien que conociera el entorno para lograr ver elefantes u otros animales.
Habíamos reservado un tour de un día completo con Greenleaf Guesthouse & Tour, un alojamiento modesto junto a la carretera que también organizaba visitas al parque nacional.

Desayunamos en el Lilawalai Resort , nuestro mejor desayuno en Tailandia, el típico desayuno continental, más una variedad ingente de frutas, zumos, cereales y ensaladas riquísimas, aunque no pudimos explayarnos demasiado. A las 7.45am debíamos estar frente a la Greenleaf Guesthouse dispuestos para salir hacia la selva.

Macacos de cola de cerdo junto a la carretera (Khao Yai)

Macacos de cola de cerdo junto a la carretera (Khao Yai)

La empresa había fletado tres songthaew (pick ups con pasajeros en la parte trasera, muy habituales en Tailandia) y nos metimos en la parte trasera de uno, mientras el guía iba delante conduciendo. Con nosotros tres iban dos parejas de alemanes sonrientes con los que conversamos un poco en inglés, todos estábamos extrañamente excitados.

En apenas unos minutos llegamos al acceso del parque nacional. El paisaje a ambos lados de la carretera había quedado cubierto por una tupida selva, un centímetro más allá del arcén.

Nos detuvimos unos minutos en un bonito mirador con una absurda valla de hormigón simulando madera, y poco después llegamos al centro de visitantes, un lugar bien habilitado para recibir un montón de autobuses de turistas. El centro tenía una tienda, restaurante, oficina de información, aseos y demás comodidades en mitad de la selva.

Gibón de manos blancas de pelaje negro (Hylobates lar)

Gibón de manos blancas de pelaje negro

La fauna de Khao Yai

Salimos de nuevo a la carretera y nuestro guía recibió un chivatazo de otro colega, un grupo de gibones estaba en un bosque no lejos de allí. Los gibones son unos estilizados primates de mediano tamaño perfectamente adaptados a la vida en los árboles ya que poseen unos brazos larguísimos y unas manos tremendamente fuertes para aferrarse a las ramas, con los que son capaces de salvar distancias de hasta 15 metros.

El guía aparcó junto a la carretera y nos metimos en lo que parecía un campo de hierbajos silvestres que nos llegaban hasta el pecho. Ya entre los árboles comenzamos a escuchar los sonidos de la selva y el guía nos llevó cerca de los gibones. Por un momento nos vimos dentro de un documental de David Attenborough para la BBC, nos mantuvimos en silencio para no sobresaltarlos, pero resultaba tremendamente excitante poder contemplar aquellos monos salvajes balancearse despreocupadamente a veinte metros de altura. Curiosamente esta especie, el gibón de manos blancas, puede presentar dos pelajes distintos: negro y un marrón rojizo claro y vimos ejemplares de ambos colores en el grupo.

Tomamos de nuevo la carretera y la pick up se detuvo poco después. Un grupo numeroso de macacos cola de cerdo (Macaca leonina) merodeaba junto a la carretera. Caminaban pausadamente sabiendo que no representábamos ningún peligro, regalándonos algunas buenas fotos. Se notaba que estaban habituados al hombre y probablemente de vez en cuando les caía alguna golosina.

Cartel de 'Precaución con los elefantes salvajes' (P.N. Khao Yai)

Cartel de «Precaución con los elefantes salvajes» (P.N. Khao Yai)

Por fin descendimos del coche, para hacer la ruta a pie, una de las partes que más me apetecía del día. Fuimos por un sendero estrecho que atravesaba la selva y curveaba entre árboles de gran tamaño y helechos de más de dos metros. Al ser la temporada seca aprovechamos para caminar por el lecho medio seco de un rio, viendo las curiosas formas creadas en la roca, por la erosión del agua. El guía conocía perfectamente aquella ruta, se salió unos metros del camino y en el interior de un enorme tronco hueco nos mostró un grupito de murciélagos, al otro lado del un rio nos enseño a lo lejos un cocodrilo sesteando y vimos en lo alto de las copas de los árboles una pareja de ardillas gigantes, del tamaño de gatos, juguetear durante un buen rato.
Llegó ante lo que parecía un termitero y después de 20 minutos hurgando en su interior sacó un escorpión de dimensiones espeluznantes. Lo estuvo manoseando, provocando y fotografiando durante un buen rato, mientras los demás guardábamos una distancia prudencial del peligroso aguijón con el que intentaba defenderse. Aunque el bicho fue devuelto a su cubil aparentemente incólume, no me pareció que montar aquel circo a costa de un animal fuera muy digno.

Cascada de Huai Sawat en la temporada seca

Cascada de Huai Sawat en la temporada seca

Las cascadas de Khao Yai

Volvimos a la pick up y nos llevaron a una cascada cercana y muy accesible llamada Huai Sawat falls, como estábamos en la temporada seca el hilo de agua que caía no resultaba muy espectacular pero el entorno sí que era muy bonito.

Después tuvimos la impresión de que el guía nos llevaba por carreteras estrechas, recónditas y poco transitadas en busca de los ansiados elefantes, pero no hubo suerte. El único elefante que vimos fue uno pintado en una señal. En Tailandia existen diversos shows con elefantes que se montan para disfrute de los turistas con menos escrúpulos, pero esos espectáculos deberían estar prohibidos y ninguna persona que visite el país deberíamos alentarlos. Por el contrario hay diversos santuarios de elefantes creados para rescatar a ejemplares del maltrato o la orfandad dónde podremos verlos de una manera responsable (ver enlaces abajo).

Para finalizar la visita al parque nacional fuimos a las alejadas Huai Narok falls, esta cascada era probablemente la más alta y espectacular de Khao Yai. Tuvimos que bajar un buen puñado de escaleras hasta el pequeño mirador que había frente a ellas, pero lo cierto es que resultaban impresionantes. Para despedirnos de Khao Yai vimos un grupo de calaos bicornes, un ave grande y colorida con un pico muy fuerte que se alimenta de frutas y semillas y que podría considerarse la versión asiática de los tucanes americanos.

Vistas de las selvas del Parque Nacional de Khao Yai

Vistas de las selvas del Parque Nacional de Khao Yai

Nos llevaron de vuelta hasta el punto de salida. Cogimos nuestro coche alquilado y pusimos rumbo hacia el aeropuerto.
Aunque en Khao Yai no vimos elefantes, lo cierto es que volvería a intentarlo en un parque nacional ya que me parece la opción más hermosa de verlos, en libertad y en su medio natural.

Enlaces de interés:
Parques nacionales de Tailandia
Mapa de los parques nacionales de Tailandia
Greenleaf Tour
Turismo responsable. Santuarios de elefantes
Donde ver Elefantes en Tailandia

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