La sinuosa costa del sur de Irlanda está salpicada de encantadores pueblos de larga tradición marinera. Kinsale, probablemente es el más pintoresco e interesante de todos, por lo que se ha convertido en un frecuentado centro turístico en verano.
Kinsale cuenta con un encantador centro histórico lleno de casitas de colores llamativos y callejuelas sinuosas herencia de su pasado medieval.
Conserva algunos edificios históricos de gran interés, entre los que sobresale el magnífico Charles Fort, una fortaleza que domina toda la costa. Y además se ha convertido en un lugar de interés gastronómico gracias a sus numerosos restaurantes que sirven pescados y mariscos de gran calidad.
Kinsale se asienta en la desembocadura del río Bandon, formando un profundo estuario que lo convierte en un magnífico puerto natural. Un enclave estratégico en otros tiempos, que en la actualidad alberga un puerto deportivo de renombre. Y es que esta pequeña, pero próspera localidad atrae a miles de turistas en temporada alta.
No en vano se encuentra a tan sólo 25 kilómetros de Cork, la segunda ciudad más populosa del país. Y es quizá junto con Kilkenny y Cashel una de las localidades más bonitas del sur de Irlanda.
Historia de Kinsale
La invasión anglonormanda
En 1171 el rey Enrique II de Inglaterra desembarcó con una gran flota invasora en la costa meridional de la isla y dio comienzo a más de 8 siglos de dominación inglesa sobre Irlanda. Kinsale, como la mayor parte de la isla fue ocupada por los anglonormandos y de esa época, precisamente, data la iglesia de Saint Multose (1190), uno de los edificios religiosos más antiguos del condado de Cork.
Tiempo después en 1333, el rey Eduardo III le otorgó a la ciudad una carta de privilegios, permitiéndole la creación de un gobierno local. Y a finales de ese mismo siglo XIV, la ciudad fue completamente amurallada, sin embargo, apenas quedan vestigios de ello.
En 3 Market Street, pueden verse varios paneles informativos y una maqueta sobre la desaparecida muralla.
Pero fue siglos más tarde cuando Kinsale cobró verdadera relevancia.
Guerras y rebeliones (XVI-XVII)
Ante los desmanes de los ingleses, durante el siglo XVI se sucedieron diversas rebeliones de independentistas irlandeses. Quizá la más importante de ellas fue la conocida como Guerra de los Nueve Años (1594-1603).
Hugh O’Neill, un terrateniente gaélico consiguió unir a varios clanes para oponerse al poder inglés y a la difusión de la religión protestante en una isla profundamente católica. La mayor parte de las hostilidades tuvieron lugar en el Ulster, la región más norteña, de donde era oriundo O’Neill.
Tras varios años de guerra, el dominio inglés no había podido imponerse a los rebeldes, de manera que en 1599 desembarcaron 17.000 soldados en la isla, un número ciertamente elevado para la época.
En aquel tiempo Inglaterra y España dos de las mayores potencias de la época estaban inmersas en varios conflictos. No sólo en la conocida como Guerra anglo-española cuyo lance más conocido fue la derrota de la Armada invencible española (1588) sino también en la Guerra de Flandes.
La batalla de Kinsale
Las escaramuzas entre los clanes rebeldes del norte y las tropas inglesas se dilataron durante muchos meses, dando tiempo a que llegara la ayuda de los aliados irlandeses.
El rey Felipe III de España, histórico enemigo de Inglaterra, envió desde La Coruña una flota de 33 navíos, aunque algunos regresaron debido a terribles tempestades durante la travesía.
El 22 de septiembre de 1601 más de 3000 soldados españoles ocuparon el puerto de Kinsale y sus fortalezas. Su objetivo era tomar la importante ciudad de Cork, sin embargo, las tropas inglesas que les doblaban en número les sitiaron en Kinsale.
Por su lado, los líderes locales Hugh O’Neill y Red Hugh O’Donnel y sus hombres recorrieron más de 400 km ya entrado el invierno para auxiliar a sus aliados. Mientras las tropas españolas capitaneadas por Juan del Águila resistían durante semanas de escaramuzas la superioridad inglesa.
Los rebeldes irlandeses llegaron por fin a principios de enero, pero fueron derrotados por las tropas inglesas, que estaban sobre aviso, en la conocida como batalla de Kinsale.
Finalmente, Juan del Águila firmó una capitulación honrosa pocos días después y las tropas supervivientes volvieron a España. También Red Hugh O’Donnel, uno de los líderes rebeldes se dirigió a España. Su intención era intentar convencer al rey español de emprender una nueva invasión, pero murió ese mismo año en Valladolid antes de lograrlo.
La derrota en Kinsale supuso el último gran enfrentamiento de la guerra anglo irlandesa. En 1603 el rey Jacobo I de Inglaterra firmó con los irlandeses un acuerdo de paz, aunque gran parte de los nobles rebeldes se exiliaron.
El hundimiento del Lusitania
Siglos después otro importante acontecimiento tuvo lugar muy cerca de las costas de Kinsale.
La Primera Guerra Mundial había estallado hacía meses y la batalla entre Inglaterra y Alemania se había trasladado al Atlántico.
El 7 de mayo de 1915 un submarino alemán hundió el transatlántico RMS Lusitania que realizaba la travesía Nueva York-Liverpool. De los casi 2000 pasajeros que iban a bordo, murieron 1198 de los que más de un centenar eran norteamericanos. Lo que contribuyó decisivamente, tiempo más tarde, a la entrada de Estados Unidos en la Gran Guerra.
La investigación posterior se llevó a cabo en Kinsale y de hecho algunas de las victimas están enterradas en la iglesia de St Multose.
El transatlántico se hundió frente a las costas de la escarpada península de Old Head a unos 12 km al sur de Kinsale. Aquí se levanta el Lusitania Museum & Signal Tower, el mejor lugar para aquellos que deseen saber más sobre aquel hecho histórico.
Qué ver en Kinsale
La localidad de Kinsale tiene poco más de 5000 habitantes censados, sin embargo, en temporada alta su población se multiplica y lo convierte en un pueblo con mucha animación. Y es que este bonito pueblo costero posee numerosos alicientes para que los forasteros se queden unos cuantos días.
El centro de la ciudad se articula en torno a un gran grupo de casas enclavadas entre las calles Market St, Pearse St, Main St y la propia orilla del río (ver mapa). Esta zona comercial es en la práctica, de paso obligado para ir de un lado a otro del pueblo.
En estas calles y las adyacentes se apelotonan muchos de los edificios públicos (Correos, la Oficina de Turismo, el Temperance Hall…), decenas de restaurantes, pubs, supermercados, hoteles y todas las tiendas inimaginables.
Y es precisamente pasear por sus calles uno de los mayores atractivos de Kinsale. Algunas callejuelas descienden de las colinas hasta el río, flanqueadas de casitas pintadas primorosamente. Otras como la curvada Market St esconde rincones pintorescos que deben ser explorados. Mientras que la Pier Road (la Carretera del muelle) está habitualmente atascada de tráfico y bordea el estuario repleto de barcos anclados.
Pero Kinsale ofrece otras visitas de gran interés, en especial la fortaleza situada en la misma desembocadura del río Bandon.
El Charles Fort se encuentra a unos 3 kilómetros del centro de la localidad. Lo habitual es recorrer esa distancia en coche, pero también se puede llegar a pie, a través de un agradable camino que bordea el estuario conocido como Scilly Walk.
Charles Fort
Esta espléndida fortaleza en forma de estrella se construyó a finales del siglo XVII sobre los cimientos del Ringcurram Castle. Precisamente una de las fortificaciones que los españoles habían tomado décadas antes en la batalla de Kinsale. Parece ser, que para evitar que volviera a ser tomado los ingleses levantaron esta nueva fortaleza.
La construcción del Charles Fort se basó en la conocida como traza italiana, un ingenioso diseño militar que por su forma estrellada permitía al defensor el fuego cruzado sobre el ejército atacante.
A pesar del paso del tiempo, el Charles Fort conserva en buen estado todos sus muros exteriores y también los terraplenes que le rodeaban por tierra y que le convertían en una fortaleza casi inexpugnable.
En el fuerte destacan dos enormes bastiones con vistas al estuario que dominan la entrada al puerto. Mientras que hacia el interior hay otros tres bastiones que impedían un ataque terrestre.
Aunque no se esté especialmente interesado en la historia militar del lugar, el Charles Fort merece una visita pausada. Porque igualmente, resulta muy atractivo desde el punto de vista arquitectónico y paisajístico.
Junto a la entrada hay un pequeño museo que explica las distintas batallas y el armamento de la época. Y después merece la pena pasearse y curiosear entre los barracones y almacenes del fuerte, aunque la mayoría hayan perdido su techumbre.
Aunque, lo que resulta espectacular son las hermosas vistas que se tienen desde los muros, tanto del mar y el estuario como del puerto de Kinsale.
Justo enfrente, el James Fort completaba la protección del puerto de Kinsale. Este otro fuerte de un tamaño mucho menor, se encuentra casi en ruinas, aunque las vistas desde aquí son igualmente bonitas.
Iglesia de San Multose
Situada en el corazón de la ciudad, esta iglesia es el edificio más antiguo y quizá el más emblemático de Kinsale. Ya desde cierta distancia es visible su imponente torre normanda, que sobresale por encima de los muros y los árboles que la rodean.
St. Multose Church data de finales del siglo XII, aunque ha sufrido múltiples alteraciones posteriores y es precisamente su campanario la parte más bella y original del conjunto.
Entre los elementos más destacados de la iglesia destacan una inscripción en francés normando y una pila bautismal. El interior impoluto y muy reformado no reviste demasiado interés, ya que al ser un templo protestante puede resultar algo sobrio.
La iglesia de San Multose es uno templos anglicanos más antiguos del país, aquí conocida como Church of Ireland.
No hay que marcharse sin rodear la iglesia visitando su caótico y tenebroso cementerio, repleto de lápidas mohosas y cubiertas de hiedra.
Si descubre alguna lápida con la fecha de 1917 quizá sea de alguna de las víctimas del hundimiento del Lusitania.
Museos de Kinsale
Aparte del ya citado Lusitania Museum que se encuentra fuera del casco urbano, a unos 20 minutos en coche, Kinsale tiene un par de pequeños museos que pueden resultar interesantes.
El Museo Regional de Kinsale se halla instalado en un edificio muy singular de los siglos XVII-XVIII que fue mercado y luego Palacio de justicia. Por eso encontrarlo puede llegar a ser algo confuso ya que se le conoce como Market House, Courthouse o Regional Museum o todo a la vez.
Se halla en mitad de la Market Square y su fachada tiene un frontón holandés realmente poco común en Irlanda, mientras que el resto se muestra pintado de un blanco pulcro.
Su colección muestra un heterogéneo recorrido por la historia local, en particular por su pasado marítimo, la batalla de Kinsale y el hundimiento del Lusitania.
Bajo la ostentosa denominación de Desmond Castle se oculta una humilde torre de tres pisos oculta entre las callejuelas de la colina. El robusto torreón data del siglo XV y es un edificio de gran valor histórico ya que es de los pocos vestigios que se conservan de aquella época.
Originalmente se construyó como edificio de Aduanas y posteriormente se utilizó como prisión, de ahí su apelativo de French prison. Hoy en día acoge el Museo del Vino que documenta la producción de esta bebida en Irlanda.
Dónde comer y dormir
Cada octubre desde hace más de 40 años se celebra aquí el Kinsale Gourmet Festival, una de las grandes citas gastronómicas en la isla. Durante tres días los visitantes pueden degustar los platos más exquisitos con los productos de la región en varios de los restaurantes más reputados de la ciudad. Sin embargo, hay que reservar con tiempo, las entradas se agotan varios meses antes.
La más alta cocina se puede degustar en el afamado Bastion, en la esquina de Main st con Market St, un restaurante con una merecida estrella Michelín.
Como curiosidad, pueden pasarse por dos de los restaurantes más conocidos de la ciudad que hacen referencia al paso de las tropas españolas por aquí: The Spaniard Inn & Restaurant y el Armada Bar.
No faltan en el centro de Kinsale buenos restaurantes ni pubs, sobre todo en calles como las citadas Main St o Pearse St donde casi se suceden uno tras otro.
Si se desea comer lejos del bullicio de esta zona, basta con alejarse un poco. Un sitio recomendable con una buena calidad/precio sería el The White Lady Restaurant. Un pub agradable que ofrece una cocina sencilla y sabrosa.
En cambio, si lo que se desea es tomar una cerveza o una copa en las noches de verano lo ideal es acercarse al Hamlets of Kinsale. Un bar con terraza lleno de mesas de madera, recovecos y más grande de lo que parece. Algunas noches incluso amenizan las veladas con música en directo.
Muy cerca está el White House bar también muy aceptable. Aunque más conocido por ser uno de los mejores hoteles de la ciudad. Sin duda el White House hotel es una buena opción para alojarse en Kinsale.
Enlaces de interés:
Turismo Kinsale
Charles Fort
La batalla de Kinsale
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