La provincia de Soria se encuentra en el extremo oriental de Castilla y León, cobijada al norte por altas montañas y atravesada por la mitad por un joven río Duero.
Soria esconde verdaderos tesoros naturales como el Cañón de Río Lobos, encantadores pueblos como Vinuesa o joyas arquitectónicas como la catedral de Burgo de Osma y la ermita mozárabe de San Baudelio.
El turismo rural está ayudando a fijar la población en algunos pueblos, que de otro modo estarían abocados a desaparecer. Y es que en pocos sitios podemos ver castillos tan espléndidos como en Berlanga de Duero o pueblos detenidos en el tiempo como Calatañazor.
Algunas aldeas sorianas poseen incluso un patrimonio histórico y artístico de mayor enjundia que otras grandes ciudades. Soria, de hecho, es un paraíso para los amantes del arte románico, las fortalezas medievales y la arquitectura tradicional.
Como corresponde a un terruño de clima tan riguroso la gastronomía soriana es recia, apetitosa y contundente. Destacan guisos como la caldereta, habitualmente con carne de cordero, las migas del pastor o los famosos (y con razón) torreznos sorianos.
La selección que hemos hecho de pueblos bonitos de Soria está evidentemente incompleta, pero confiamos en visitar pronto esta maravillosa provincia y añadir nuevos lugares.
Historia y patrimonio de Soria
Celtíberos y romanos
Los pueblos celtiberos se extendieron por una amplia franja de la Península Ibérica. Precisamente en la provincia de Soria tuvieron algunos de sus enclaves más significativos: Uxama, Tiermes o Numancia. Esta última se hizo célebre por su tenaz defensa frente al asedio de los romanos (año 133 a. C.), que ha dado lugar incluso al adjetivo “numantino”.
Tras la conquista romana muchos de estos asentamientos celtiberos fueron reaprovechados convirtiéndose en importantes ciudades romanas. En todo caso el mayor exponente de la grandeza de Roma lo encontramos en Occilis, actual Medinaceli. También pueden encontrarse todavía tramos de las antiguas calzadas romanas, uno de ellos junto a la localidad de Vinuesa.
Edad Media
La Península Ibérica cayó en manos musulmanas a principios del siglo VIII. Pero a medida que los incipientes reinos cristianos conquistaban nuevos territorios la frontera se desplazó hacia el sur.
Las tierras sorianas surcadas por el río Duero fueron durante siglos una región fronteriza, casi deshabitada, por el temor de los ataques de uno y otro bando. Por ello se levantaron numerosas construcciones defensivas.
De hecho, algunos de los castillos más espléndidos de Soria son de origen árabe, como la fortaleza de Gormaz, o los castillos de Berlanga de Duero y Magaña.
En la primera mitad del siglo XII Soria pasó definitivamente a manos del Reino de Castilla. Se trajeron colonos cristianos del norte del Duero para repoblar la región y se levantaron numerosas iglesias para evangelizarlos. El estilo predominante en aquellos tiempos era el románico y en la región se construyeron docenas de preciosas iglesias románicas.
Varias de ellas cuentan con una preciosa galería porticada como la iglesia de San Miguel en San Esteban de Gormaz, una característica muy típica del románico en esta parte de Soria y también en algunos pueblos de Segovia.
Actualidad
Las agrestes tierras sorianas soportan un clima extremo, ardiente en verano y helador en invierno. Esto añadido al habitual olvido de los gobiernos regionales y estatales, sobre todo en cuanto a infraestructuras se refiere, ha provocado el éxodo de muchos sorianos en las últimas décadas.
Soria, en efecto, es la provincia con menor población de España, con una densidad de tan solo 8,6 habitantes por km².
La economía soriana se fundamenta en el sector agrícola, especialmente el trigo y la cebada y también el ganado ovino, aunque este conoció mejores tiempos. También hay que tener en cuenta la industria agroalimentaria, la madera y un cada vez más pujante turismo rural.
Gastronomía
Una de las maneras en que Soria conquista a sus visitantes es a través de su excelente gastronomía.
La mejor cocina castellana está representada en Soria con unos platos basados en productos locales de calidad. Son muy apreciadas las setas y trufas de los montes sorianos, las carnes de cerdo y cordero, así como los vinos de Ribera del Duero y la mantequilla.
De hecho, en Soria se celebran anualmente diversas jornadas y eventos gastronómicos en torno a sus productos más apreciados: los torreznos, la trufa negra y la micología.
Esta fue siempre una región donde la ganadería ovina tuvo gran importancia económica. Por ello varios de los platos estrella sorianos tienen como ingrediente principal el cordero. Nos referimos a la caldereta de cordero (un guiso con verduras) y el cordero asado.
En cuanto a los platos de cuchara más tradicionales podemos destacar las alubias de Burgo de Osma con oreja y chorizo, las migas del pastor y la típica sopa castellana.
Por lo que respecta a los postres, quizá el más tradicional es la costrada, una tarta milhojas rellena de crema pastelera y nata.
Medinaceli
Subido en lo alto de una loma, en mitad de la solitaria meseta soriana, aparece el bonito pueblo de Medinaceli. Abajo aprovechando la cercanía de la autovía (N-II) y la estación de tren surgió, no hace tanto, la zona nueva, donde se apelotonan bares y hostales de carretera.
Desde ahí asciende la carretera que lleva al recinto monumental. Antiguo castro celta, más tarde la ciudad romana de Occilis y luego estratégica plaza fuerte en época medieval.
Según parece, el temido caudillo musulmán Almanzor se instaló en Medinaceli desde donde atacaba más allá de las líneas enemigas. Y aquí volvió para morir, allá por el año 1002.
Más tarde, el Reino de Castilla conquistó estas tierras y Medinaceli tuvo su momento de mayor esplendor entre los siglos XII y XVI. Aquí se instalaron familias de noble abolengo y los Reyes Católicos instauraron el renombrado Ducado de Medinaceli.
Que ver en Medinaceli
El casco viejo de Medinaceli ocupa casi por completo una colina, que domina el curso del río Jalón. Resulta agradable dar un paseo por esta localidad soriana de callejas cuidadas, con casas de piedra a menudo engalanadas con flores.
Arco romano
El imponente arco romano del siglo I d.C., el único que se conserva de tres vanos en la península, servía de entrada al recinto amurallado. Su tamaño de más de 8 metros de altura y su posición, bien a la vista, en lo alto del cerro sin duda pretendía demostrar el poderío de Roma.
No es, sin embargo, el único vestigio romano en Medinaceli, junto al castillo queda algún tramo de murallas y en la Plaza de San Pedro un bonito mosaico. Aunque la estructura de cristal y hormigón que lo protege no sea la más indicada para admirarlo.
Colegiata
En el siglo XV debía haber hasta una docena de parroquias en la villa. El Duque de Medinaceli pidió permiso para agruparlas en una y para ello se construyó la bonita Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción. Lamentablemente el resto de iglesias, que debían ser románicas fueron derruidas.
El interior de la colegiata posee una sola nave, con altas bóvedas de estilo gótico. Merece la pena curiosear entre los enrejados y descubrir las tallas que se sacan en las procesiones de Semana Santa, así como las tumbas de los Duques y un gran órgano junto al coro.
Plaza Mayor
La porticada Plaza Mayor de Medinaceli sorprende por su gran tamaño en un pueblo tan exiguo. En ella se hallan algunos de los edificios más relevantes de la villa, entre los que están la Alhóndiga y el Palacio Ducal.
La Alhóndiga es la construcción más antigua de la plaza y data del siglo XVI. La planta baja se usaba como almacén de grano y en la parte de arriba se situaba la Casa del Concejo.
Qué más ver en Medinaceli
El castillo se encuentra a unos cuantos metros de las últimas casas, muy cerca del borde del precipicio. El castillo, muy reformado, fue en origen una alcazaba árabe. En su interior se cobija el cementerio del pueblo, algo que suele sorprender a los forasteros. Aunque no sea algo tan raro en los pueblos castellanos, sucede también, por ejemplo, en la localidad alcarreña de Brihuega.
Donde dormir en Medinaceli
Uno de los mejores sitios donde alojarse es sin duda Ana de las Tejas Azules.
Alrededores: Santa María de Huerta
A apenas 30 kilómetros de Medinaceli se ubica el Monasterio de Santa María de Huerta, un interesante complejo cisterciense construido entre los siglos XII y XVI. Merece la pena llegar hasta aquí solo por ver el (probablemente) refectorio gótico más espléndido de España y la evocadora Sala de los Conversos con sus columnas y capiteles repletos de piñas y frutos.
Almazán
Esta importante localidad soriana, la segunda de mayor tamaño por detrás de la propia ciudad de Soria, conserva todavía parte de sus murallas de origen árabe y tres de las antiguas puertas. La más imponente de todas es la Puerta de los Herreros, con aspecto casi de castillo. Pero es la estrecha Puerta de la Villa y su esbelta torre la que dan acceso al corazón de la villa, su admirable Plaza Mayor.
Iglesia de San Miguel
En ella encontramos a la singular iglesia románica de San Miguel, en la que se adivinan múltiples influencias, entre las que destaca su campanario de estilo califal.
Su interior es especialmente interesante por su rareza, ya que la cabecera no está alineada con respecto a las naves. Y el crucero lo cubre una impresionante bóveda con nervios que forman una estrella de ocho puntas.
Palacio de los Hurtado Mendoza
Junto a la iglesia se sitúa el otro gran edificio de la ciudad, el Palacio de los Hurtado Mendoza, que exhibe a la plaza una larga y austera fachada de estilo renacentista. En su interior una pequeña exposición muestra una de las joyas de Almazán: Unas tablas pintadas por el pintor flamenco Hans Memling.
Se conservan muy pocos cuadros de este maestro del siglo XV, por lo que las tablas de Almazán tienen un gran valor. En Brujas ciudad, donde se instaló el pintor, encontramos el Museo Memling que posee únicamente seis de sus obras.
A espaldas de la iglesia, un mirador en forma de saledizo ofrece una bonita vista del río Duero y también de la preciosa galería gótica del Palacio de los Hurtado Mendoza.
Donde dormir en Almazán
Recomendamos el Hostal Plaza Mayor de Almazán.
Alrededores: Morón de Almazán
A unos 10 kilómetros en dirección sur encontramos Morón de Almazán, un humilde pueblecito de apenas 200 almas. Morón de Almazán con sus casitas bajas de ladrillo o adobe no se distingue demasiado de otras aldeas sorianas, si no fuera porque inesperadamente posee la que podría ser la plaza más hermosa de la provincia.
La Plaza Mayor de Morón de Almazán es un precioso conjunto renacentista, en el que de forma escalonada se sitúa el edificio del Concejo y algo más elevado el Palacio mandado construir por Juan Hurtado de Mendoza. Finalmente, en lo alto aparece la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en la que descolla su altiva torre.
Junto al palacio de estilo plateresco encontramos el Rollo de la justicia. El Palacio ha sido reformado recientemente y hoy acoge el Museo Provincial del traje popular.
Berlanga de Duero
A unos 30 kilómetros al Oeste de Almazán, Berlanga de Duero es uno de los pueblos más atractivos del Sur de la provincia. Posee una enorme concentración de patrimonio histórico para una localidad que apenas supera los 800 habitantes. Y además es el mejor punto de partida para visitar la singular ermita de San Baudelio.
Castillo de Berlanga de Duero
Su monumento más emblemático es indudablemente su impresionante castillo de origen islámico. Posee dos recintos perfectamente diferenciados, un castillo señorial del siglo XV y en torno a él una fortaleza del siglo XVI, que con sus gruesos muros de más de 5 metros podía soportar el fuego de la artillería enemiga.
La entrada se adquiere en la Oficina de turismo y permite curiosear libremente por todos los recovecos del castillo. Se puede pasear por su patio de armas, asomarse a su aljibe o subir a las torres cilíndricas (o cubos), desde las que se tienen unas vistas esplendidas del pueblo.
Qué más ver en Berlanga
A los pies del castillo se encuentra el Palacio de los Marqueses, llamado así porque fue mandado construir por los primeros Marqueses de Berlanga.
En su día debió de ser un precioso edificio renacentista, pero tras ser incendiado por las tropas napoleónicas en 1811 apenas queda en pie la larga fachada y una de las torres, que se ha habilitado como Oficina de turismo.
Si atravesamos la Plaza del Mercado llegamos a la Calle Real, la más noble de toda la villa, con varias casonas nobiliarias en las que todavía pueden verse los blasones de las poderosas familias que moraban en ellas.
Muy cerca, presidiendo la Plaza de San Andrés, está la imponente Colegiata de Santa María del Mercado, una mole de estilo gótico-renacentista del siglo XVI. Las obras no pudieron terminarse debido a la falta de fondos, por lo que no se llegaron a levantar ni el claustro ni otra torre que estaban proyectadas.
Las capillas laterales cobijan distintas tallas de santos, pero es la capilla de los Bravo Laguna la que merece más atención por su precioso sepulcro tallado en alabastro. También es muy conocido un caimán disecado traído por el influyente Fray Tomás en el siglo XVI desde Panamá donde fue obispo.
Casi en las afueras del pueblo se conserva la Puerta de Aguilera (XIV-XVI), reminiscencia del casi desaparecido segundo recinto amurallado de Berlanga.
Donde dormir en Berlanga de Duero
Nuestra recomendación es el acogedor Hotel Fray Tomás situado en un antiguo palacio del siglo XV.
Alrededores: Ermita de San Baudelio
A unos 10 km de Berlanga se halla la singular ermita de San Baudelio, probablemente el mejor exponente del arte mozárabe que se ha conservado en España. Se trata de una construcción de extrema humildad en su exterior pero que refulge con maravillosas pinturas del siglo XI en su interior. Y ello a pesar de las tremendas tribulaciones que ha sufrido la ermita cuyas pinturas fueron arrancadas, vendidas y actualmente parte de ellas siguen desperdigadas por varios museos del mundo.
Las pinturas siguen un discurso bíblico, pero con claras influencias orientales, así vemos camellos, elefantes, arcos de herradura y un pilar central que semeja una palmera.
El Burgo de Osma
La localidad de mayor importancia del occidente soriano, es una visita obligada para todo viajero que pase cerca, aunque solo sea por admirar su excelsa catedral y su Plaza Mayor.
El municipio está compuesto por dos localidades históricas distintas que han terminado por fundirse: El Burgo de Osma y Ciudad de Osma.
A apenas medio kilómetro de la segunda se encuentran las ruinas de Uxama, enclave celta y ciudad romana después. A principios del siglo XII Pedro de Bourges (San Pedro de Osma) restauró la diócesis en la villa e hizo levantar una catedral románica que un siglo después se reconstruiría ya en estilo gótico.
Burgo de Osma se convirtió en propiedad eclesiástica durante siglos y en ella los obispos promovieron la construcción de multitud de edificios destacables: una universidad, hospitales, conventos…
Catedral de la Asunción
La catedral de Burgo de Osma es probablemente el edificio gótico más sobresaliente de la provincia de Soria. De su exterior destaca una espléndida portada sobre la que se sitúa una balconada y un gran rosetón.
A su lado, de construcción muy posterior, una torre barroca que se eleva por encima de todas las casas del centro histórico.
Para visitar su interior conviene reservar al menos 1:30h, si se desea visitar plácidamente y sin prisas la iglesia y sus capillas, el claustro, la sala capitular y el museo.
La iglesia posee unas naves con esbeltas bóvedas de crucería y más de una docena de capillas. Entre ellas, la singular capilla del tesoro con un muro cubierto de relicarios que guardan el fémur, la calavera, la falange y demás restos de santos.
Junto a la iglesia se encuentra un claustro del siglo XVI de estilo gótico tardío que sustituyó al original románico. Sí que se conservó sin embargo la maravillosa sala capitular románica que cuenta con capiteles con escenas del Nuevo testamento mientras que las arquivoltas están plagadas de seres fantásticos: grifos, centauros, dragones y arpías. La sala capitular aún conserva, aunque muy desvaída, la decoración pictorica y puede dar una idea de la gran belleza original.
Por último, el museo expone pinturas y esculturas religiosas, retablos y preciosos libros de coro.
Plaza Mayor
La concurrida Plaza Mayor de Burgo de Osma llena de cafeterías y y tiendas es una obra barroca de planta cuadrada de casi 50×50 metros. A los lados se sitúa una larga hilera de casas porticadas y presidiendo la plaza dos de los edificios más preminentes de la villa: El Ayuntamiento y el Hospital.
La fachada de la Casa Consistorial imita la estructura de dos torres con chapiteles del edificio situado al otro lado de la plaza. De hecho, el Hospital de San Agustín es una construcción de principios del siglo XVIII con una espléndida fachada barroca decorada con blasones y santos en sus hornacinas.
La Calle Mayor y las Murallas
La artería más importante del pueblo, la Calle Mayor, nace en un extremo de la plaza. Esta calle suele estar rebosante de actividad todo el día, llena de tiendas de todo tipo, restaurantes y bares de copas. Aquí también se conservan varias casas con soportales y la preciosa puerta gótica de la Residencia Episcopal.
Atravesando la Plaza de la catedral se llega hasta la Puerta de San Miguel, una de los antiguos accesos de la ciudad medieval. Algo más allá el Puente Viejo o de La Matilla, de origen medieval, ofrece una de las vistas más espléndidas de El Burgo de Osma, con las murallas y la torre de la catedral asomando tras ellas.
Muy cerca, junto al foso de las murallas se ha habilitado un sendero muy agradable de unos 200 metros, tremendamente fotogénico.
Donde dormir en El Burgo de Osma
Recomendamos el Hotel II Virrey que posee una interesante decoración barroca.
Alrededores: San Esteban de Gormaz
A unos 12 kilómetros se encuentra el pueblo de San Esteban de Gormaz, que puede presumir de poseer dos de las iglesias románicas más bellas de Soria.
La iglesia de San Miguel del siglo XI está considerada el primer templo que se construyó con una galería porticada y por tanto sirvió de modelo a muchas otras iglesias castellanas. La galería posee una docena de columnas con bonitos capiteles tallados con animales, castillos y caballeros.
Por su parte la iglesia de Santa María del Rivero, situada a apenas cinco minutos a pie de la primera, muestra unas características similares, aunque los relieves de sus capiteles están mejor conservados. Entre ellos destaca una sirena con dos colas símbolo de pecado y lujuria y numeroso bestiario.
Calatañazor
Esta aldea situada en mitad del páramo soriano y de apenas medio centenar de habitantes es posiblemente el mejor exponente de la arquitectura popular soriana.
Las casas están perfectamente adaptadas a los rigores del clima soriano y construidas con los materiales que proporciona la zona, fundamentalmente piedra, madera y adobe.
Unas casas rusticas y toscas que son pintorescas a ojos de los urbanitas que merodean por el pueblo especialmente en Semana Santa y verano. No en vano está considerado el pueblo más bonito de Soria. Calatañazor es también conocido gracias a la tradición que dice que aquí perdió su última batalla el temible caudillo musulmán Almanzor.
Castillo
Las ruinas del castillo de Calatañazor mandado construir por el rey Sancho III en el siglo XIV no carecen de interés. En especial por su estratégica posición en el extremo de la colina desde donde se controlaba todos los alrededores.
La torre del homenaje muy restaurada ofrece en lo alto unas vistas excepcionales del pueblo y el cañón del río Milanos.
Iglesias
El templo más importante de Calatañazor es la iglesia Santa María del Castillo situada junto a la Calle Real en el mismo centro de la villa. La iglesia posee una fachada románica con una portada con un arco de medio punto y unos arquillos ciegos pero el resto es fundamentalmente de estilo gótico.
A las afueras del pueblo encontramos la ermita de la Soledad, netamente románica y en la que destacan los canecillos que decoran la parte alta de la cabecera. Un poco más allá las ruinas ermita de San Juan Bautista de la que apenas queda la portada y unos pocos muros en pie.
Calle Real
El pueblo apenas tiene unas pocas calles y la principal como puede deducirse por su nombre es la Calle Real. En ella encontramos las casas más destacables, incluso algunas con soportales y grandes chimeneas cónicas muy típicas de la zona.
En el siguiente enlace puede leer un extenso artículo sobre Calatañazor.
Donde dormir en Calatañazor
Una buena opción es la Casa Rural de la Villa.
Vinuesa
Una de las localidades más atractivas del norte de la provincia es, sin duda, Vinuesa rodeada de bosques de pinos, montañas y el embalse de la Cuerda del Pozo. El pueblo por su parte conserva su trazado medieval de callejas empedradas y numerosas casonas nobiliarias con los blasones de antiguas familias nobles todavía en sus fachadas.
Los romanos establecieron aquí la ciudad de Visontium, y buena prueba de ello son los restos de la calzada romana que encontramos bordeando el río antes de llegar al cercano pueblo de Molinos de Duero.
Pero fue en época medieval cuando Vinuesa conoció su momento de mayor esplendor, con la creación del Honrado Concejo de la Mesta que proporcionó grandes privilegios a los pastores.
Qué ver en Vinuesa
La Plaza Juan Carlos I la más importante de la villa está presidida por la imponente mole de la iglesia de Nuestra Señora del Pino. Su construcción se dilató durante mucho tiempo, razón por la cual posee elementos góticos y barrocos.
En Vinuesa hay numerosos palacetes y casonas nobles, pero lamentablemente no son visitables en su interior. La mayoría son privados y otros se han habilitado para diversos usos locales.
Los edificios más destacados son la Casa Ramos con su preciosa fachada encalada y larga balconada y el Palacio de los Marqueses de Vilueña hoy residencia de ancianos.
En el siguiente enlace puede leer un artículo más completo de Vinuesa.
Donde dormir en Vinuesa
Uno de los mejores sitios donde alojarse es sin duda la Posada Rural La Piñorra.
Alrededores: Molinos de Duero
A tan solo 4 kilómetros de Vinuesa encontramos el pueblecito de Molinos de Duero. El trayecto entre ambos pueblos se puede hacer perfectamente a pie por un bonito sendero paralelo al río.
Molinos de Duero tuvo su momento de mayor prosperidad allá por los siglos XVII y XVIII gracias al gremio de los carreteros y el comercio de la lana de la Mesta. De hecho, aún se conserva la Real Posada De La Mesta hoy convertida en un agradable hotel rural.
Muchos otros edificios del pueblo tienen interés, como la iglesia gótica de San Martín de Tours o el Ayuntamiento, antiguo pósito municipal.
Mapa: Pueblos bonitos de Soria
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